NEUROPLASTICIDAD

¿Las personas pueden cambiar? Dilema resuelto

Si las personas pueden cambiar o no es un gran dilema que muchas personas se plantean. Sin embargo, por suerte, tenemos una respuesta clara para ello.

Terapia psicológica

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Si las personas no pudieran cambiar, los psicólogos no existiríamos. Así de claro. Nuestro cerebro se caracteriza por su neuroplasticidad, es decir, por tener la capacidad para reestructurarse y adaptarse a nuevas situaciones. Nuestro cerebro es capaz de crear nuevas conexiones neuronales para optar por nuevos caminos y de esa forma modificar nuestra conducta. Es decir, que las personas tenemos la capacidad de cambiar perfectamente.

¿Todas las personas pueden cambiar?

, de hecho, inevitablemente todas las personas cambiamos a lo largo del tiempo porque evolucionamos con las experiencias que vivimos. Unas personas se adaptan mejor a los cambios consiguiendo un mayor bienestar emocional y otras se aferran a sus mecanismos de defensa para evitar enfrentarse a los momentos de crisis.

Por ejemplo: ante una ruptura, una persona puede hacer autocrítica para no repetir los mismos errores que ha cometido, puede identificar mejor líneas rojas en otras personas para no comenzar relaciones de forma impulsiva, puede aprender herramientas para protegerse, puede darse su tiempo durante el duelo.

Por otro lado, otra persona ante la misma situación puede "aprender" que la ruptura se originó por determinadas discusiones y en sus próximas relaciones evitar las discusiones al máximo, complaciendo siempre al otro, evitando decir "no" y sobrecargándose de tareas ajenas, desprotegiéndose y descuidándose.

En los dos ejemplos podemos observar cambios, aunque no necesariamente para mejor. Entonces puede surgirnos la duda de: ¿Qué diferencia el hecho de que una persona cambie para mejor o para peor?

Obstáculos para cambiar a mejor

Muchas personas no terminan de adaptarse adecuadamente a las situaciones vitales que experimentan. Veamos a continuación cuáles son los obstáculos que pueden tener:

- Que no quieran cambiar: es imposible cambiar si uno no quiere. Por ejemplo: si traen a una persona a terapia que no quiere venir, es mejor no perder el tiempo y no traerla porque para hacer terapia el paciente tiene que poner de su parte. Otro ejemplo puede ser el de la pareja que espera pacientemente a que el otro cambie dándole infinitas oportunidades, cuando el otro realmente no quiere cambiar y solo hace promesas sin fundamento.

- Que no encuentren los recursos necesarios para el cambio: muchas personas de verdad quieren cambiar sus hábitos, conductas o pensamientos, pero no son capaces por sí solas. Realmente la mayor parte de las veces necesitaremos ayuda externa para el cambio. Con frecuencia la ayuda externa necesaria es la psicoterapia y no todas las personas están dispuestas a pedir ese tipo de ayuda.

No olvidemos que todavía nos encontramos con cierto estigma. Esto también se relaciona con la motivación porque si estamos realmente motivados por cambiar, entonces haremos todo lo que sea posible.

- Contar únicamente con motivaciones extrínsecas: las motivaciones extrínsecas son aquellas que vienen de fuera de nosotros. Por ejemplo: quiero estudiar porque quiero no solo aprobar el examen si no aprender de la materia, ya que pienso que en el futuro ese conocimiento me va a aportar mucho.

En este caso hablamos de motivación intrínseca, es decir, una motivación que viene de dentro de nosotros mismos. Entonces, ¿cómo sería un ejemplo de motivación extrínseca?: querer estudiar para aprobar o para conseguir el premio que me ha dicho mi padre que me va a dar si apruebo. Este tipo de motivaciones son pan para hoy y hambre para mañana. También es cierto que el hábito de motivaciones extrínsecas puede causar que el niño o la persona se divierta y acabe generándole bienestar el hecho de estudiar, aunque no es lo habitual si esto no se realiza con acompañamiento psicológico.

Cómo hacer que alguien cambie

Lo mejor que podemos hacer para motivar a alguien al cambio es lo siguiente:

1. Concienciar a la persona sobre las consecuencias que tienen sus actos.

2. Apoyar a la persona transmitiéndole que, si no puede sola, nosotros estamos ahí para ayudarle.

3. Promover nuevos recursos, animarla a probar cosas nuevas, como por ejemplo a ir al psicólogo transmitiendo que no tiene nada que perder.

4. Aceptar si no quiere cambiar, ya está en su derecho de no hacerlo y tenemos que ser conscientes de que no podemos obligar a nadie a cambiar.

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