Por qué no debes tirar el rabillo de las cerezas

La cereza es esa fruta roja y carnosa que tanto nos gusta comer en verano. Además de sabrosa, es ideal para acompañar a tus comidas, dándole ese toque dulce al final, en el postre. Sin embargo, cuando compras cerezas no solo puedes aprovechar su fruto, sino que también puedes sacar partido al rabillo que lo sujeta. Te lo explicamos en el vídeo superior.

Llega el buen tiempo y con él las nuevas frutas de temporada. Las mandarinas o peras se ven sustituidas en las estanterías de las fruterías o de los supermercados por otras variedades igual de ricas. Entre las frutas más apetecibles de la temporada veraniega están el albaricoque, la sandía, el melón o la cereza. Cargados de agua, estos productos te sacian a la vez que te quitan la sed. Y son 100% naturales.

El componente nutricional principal que aporta una cereza a quien la come son los hidratos de carbono. Además, esta fruta destaca por su alto contenido en fructosa, que es el azúcar natural que se encuentra en frutas y productos vegetales. En cuanto a sus vitaminas, las cerezas contienen del tipo A y C, además de antioxidantes naturales y minerales como el magnesio y el potasio.

Las cerezas tienen un valor calórico bajo, de 50 calorías por cada 100 gramos. Menos que otras frutas como la manzana, el plátano o la mandarina. Existen muchas clases de esta fruta, pero las más comunes son la Van, la Napoleón, que mezcla los colores rojo y amarillo en su piel y algunas típicas de determinadas zonas geográficas, como las cerezas del Valle del Jerte o del Valle de las Caderechas.

Si sueles comprar cerezas, ten en cuenta que no solo el fruto es aprovechable, sino que el rabillo que lo sujeta también lo es. En el vídeo superior te contamos cómo puedes sacar partido a esta parte de la fruta y para qué puedes utilizarlo.

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