Que han faltado.. ¡hasta hoy!
11 posturas de sexo salvaje que han faltado en tu vida
Ya dominas el misionero y tienes un máster en el estilo perrito. Toca pasar de nivel.
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En lugar de recurrir a las posturas sexuales de siempre, ¿qué tal si esta noche apuestas por estos movimientos salvajes? Puede que acabes con dolores musculares o que te dé algún tirón intentando mantener la posición, pero nunca habrás experimentado orgasmos como estos.
La X
Túmbate boca arriba y haz que tu compañero se siente frente a ti (culete con culete) y entrelace sus piernas con las tuyas hasta formar una X. También conocida como "el cruce", esta locura de posición requiere un movimiento lento y profundo, una conexión muy íntima. Puedes ayudar a tu pareja a que penetre sosteniendo sus manos mientras empuja.
La batidora
Acuéstate de espaldas con las piernas dobladas y, con la ayuda de tu compañero, levanta el cuerpo hasta que los tobillos te queden a la altura de su cabeza. Pídele que sujete tus piernas y que te penetre agachándose un poco. Ten cuidado porque de esta guisa el cuello sufre y puedes tener un calambre, pero el orgasmo merecerá la pena. Además, esta posición aparentemente extraña permitirá a tu pareja empujar aún más profundo y que la sensación le resulte igualmente increíble.
La galleta salada
Tumbada boca abajo y con tu compañero de juegos arrodillado delante de ti, envuelve una pierna alrededor de su cintura mientras giras un poco y dejas la otra descansando debajo de su trasero. A pesar de lo que sugiere el nombre, no hay comida involucrada en esta extraña posición (aunque todo está permitido), pero se trata de un movimiento que favorece empujes profundos pero suaves en un ángulo lateral que os hará sudar en caliente, como galletas saladas.
La araña
Parecida a la postura del cangrejo, pero más sexy. Tu pelvis debe estar por encima de él, mientras tus piernas se doblan hacia un lado de su cuerpo. Aquí los dos controláis los movimientos, así que podréis ir hacia adelante y hacia atrás a vuestro gusto, hasta lograr un ritmo satisfactorio para ambos.
El eslabón perdido
Una especie de misionero invertido, para que nos entendamos. Apoya la espalda y pídele a tu chico que se coloque a horcajadas sobre ti pero mirando hacia el lado contrario. Levanta las piernas y ponlas sobre su espalda para elevar la cadera y dejar que entre en ti. Agárrale bien el trasero y ayúdale a deslizarse hacia arriba y hacia atrás. Unidos como los eslabones de una sugerente cadena sexual, esta postura es perfecta para acariciar las zonas erógenas del otro. Sin mencionar que la pelvis de tu compañero quedará a la altura perfecta para que tu clítoris no deje de estimularse.
La carretilla
Acuérdate de la clase de yoga y trata de ponerte en la posición del perro boca abajo. Él debe sentarse al final de la cama y agarrar tus piernas para que puedas envolverlas alrededor de su cintura. Ahí está la carretilla. ¡Atención! Esta postura no es para principiantes, y es posible que sólo consigas mantenerla un ratito porque te empiecen a temblar los brazos. Pero si lo consigues, no volverás a ver al profe de yoga con los mismos ojos.
La cascada
Para esta variación de la postura de la chica arriba, haz que tu compañero se tumbe con el torso fuera del borde de la cama mientras tú saltas sobre él. Desde aquí, ambos disfrutaréis de vuestros puntos de vista y del control total de los movimientos. Además, la sangre que correrá hacia la cabeza de él al tener medio cuerpo elevado, le aportará una alucinante sensación extra durante el clímax.
La mariposa voladora
Es la versión oral de la vaquera. De rodillas, apóyate en una pared o en el cabecero de la cama mientras te sientas sobre la cara de tu pareja. En esta posición puedes dejar que él haga lo que tiene hacer, o puedes tomar el control por completo moviendo tus caderas como te plazca mientras él mantiene la lengua firme.
El puente
¿Recuerdas cuando intentabas de pequeña hacer el pino puente? Pues de esa posición parte esta postura. Con las caderas en el aire dibujando un arco, tu chico puede penetrarte colocado de rodillas entre tus piernas. Los yogis les recordará a la asana del puente, pero incorporando una pareja sexual alcanzarán un nuevo nivel de iluminación. Es una forma divertida de cambiar el misionero estándar de manera que él tenga mejor acceso a tu clítoris y tus senos para una estimulación más erógena.
El anillo
Si Frodo hubiese conocido esta postura… Pídele a tu amante que se tumbe boca arriba con una rodilla doblada. Mirando hacia la pared contraria, monta a horcajadas sobre ese muslo levantado y baja suavemente hasta acoplar vuestros genitales. Puede que la primera vez te parezca una postura poco natural, pero una vez que la domines y encuentres el ajuste perfecto del anillo, no querrás hacerlo de otra manera. A él le encantarán sus vistas traseras y esa pierna doblada te permitirá una total estimulación del clítoris. De nada.
Nalgas cruzadas
Empieza por el misionero, que es más fácil. Con él penetrándote desde ahí, dile que deslice las piernas y el pecho hasta para que sus miembros formen una X con los tuyos. La propia naturaleza de esta postura hará que sientas más el cuerpo de tu compañero en movimiento. Además, podrás darle un masajito de glúteos mientras empuja.
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