La princesa Leonor y la infanta Sofía abandonan Zarzuela para estudiar lejos de casa: ¿Qué es el síndrome del nido vacío?

Como en la mayoría de hogares españoles, la diversión y festividad termina para la Casa Real después de un agitado verano donde han estado presentes en innumerables eventos y compromisos. Primero fue la princesa Leonor, quien volaba del nido para ingresar en la Academia General Militar de Zaragoza, y este martes 29 de agosto ha sido la infanta Sofía, quien ha emulado la marcha de su hermana mayor hace ya dos años.

El pasado 17 de agosto, a eso de las 12 horas de la mañana, la princesa de Asturias ingresaba en la AGM de la capital aragonesa junto a otros 612 cadetes. De esta forma, la primogénita tomaba el mismo camino que su padre Felipe y su abuelo Juan Carlos tomaron hace ya varias décadas. Pero no es la única que se ha ido de casa. También la infanta Sofía, quien este martes 29 de agosto ha comenzado una nueva etapa de su vida y seguirá los pasos que su hermana mayor Leonor hizo hace ya dos años.

De esta manera, la infanta vuela este martes a Gales (Reino Unido) para estudiar el Bachillerato Internacional en el UWC Atlantic College. La hija menor de los reyes Felipe VI y Letizia dirá adiós a España y dejará la Zarzuela vacía.

Leonor y Sofía dejan el nido vacío

Con el ingreso de la Dama Cadete Borbón en la academia, así es como ha pasado ahora a llamarse, y el inicio de esta nueva etapa para la Alteza Real en Gales, los reyes Felipe y Letizia se quedan solos en Zarzuela en un momento vital que todos los padres experimentan cuando sus hijos crecen y se marchan de casa para realizar sus estudios o seguir con su vida. Una situación con la que podrían pasar por el conocido síndrome del nido vacío.

Pero, ¿qué es este fenómeno que en psicología recibe el nombre de síndrome del nido vacío? Se trata del conjunto de pensamientos y emociones que los padres experimentan cuando sus hijos se van de casa. De esta manera, tanto papá como mamá tienen una respuesta o reacción emocional ante la ausencia de sus hijos adultos, aunque cada uno puede mostrarlo de distintas formas según sus características y personalidad.

En general, la mayoría de padres sienten que sus hijos ya no les necesitan y aparecen sentimiento de tristeza, sensación de soledad, vacío, aburrimiento o el continuo recuerdo de cuando aún eran pequeños. De hecho, este síndrome es un duelo e incluye las etapas de negación, ira, depresión y, finalmente, aceptación.

¿Cómo manejar la marcha de tus hijos?

La forma ideal de tomarte bien la partida de tus hijos hacia un nuevo hogar es teniendo la creencia de que vosotros, como padres, habéis sido parte fundamental y clave para que tus progenitores volaran. Se trata de la parte más importante y que más ayudó a construir el futuro para la supervivencia de ellos, lo que debe generar orgullo y tranquilidad en nuestra consciencia. Aun así, te damos algunas recomendaciones para pasar el duelo:

• Muestra alegría: Alégrate y muestra orgullo porque tus hijos tengan la autonomía y fuerza suficiente para comenzar una nueva etapa sin ti. Es fundamental que vean que les apoyas y pueden acudir a ti en un momento tan importante para ellos. Te ayudará a sentir que realmente siguen necesitándote como madre.
• Previene el momento: Se trata de una situación en la vida que llegará tarde o temprano, pero que, si educas a tus hijos en la independencia, la cultura del esfuerzo y la supervivencia, tendrás una mejor preparación emocional para el día de dicho acontecimiento.
• Acepta tu tristeza: No quites importancia a lo que sientes. Respeta y acepta la tristeza. Es normal que sientas dolor, abrázalo.
• Sigue en contacto: Continúa manteniendo la relación cercana con ella con visitas, llamadas o mensajes, entre otras muchas opciones. De hecho, muchos jóvenes refuerzan la relación con sus padres tras irse de casa.
• Aprovecha esta etapa: Utiliza este momento de tu vida para ti. Realiza todo aquello que te gusta y no habías hecho aún. Si dedicas tiempo para ti, te sentirás bien y evitarás sentimientos de soledad y abandono.
• Busca apoyo: Si nada de lo que haces funciona, siempre está bien acudir a un profesional para que nos ayude a gestionar nuestros sentimientos.

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