EL PRECIO DE NO DORMIR
Privación del sueño en la maternidad: impacto y soluciones
Cuando una mujer acaba de dar a luz su ritmo vital cambia, sus horas de descanso se reducen y su calidad de sueño empeora. En este artículo explicamos cuál es el impacto de la privación del sueño y qué soluciones se pueden demandar al entorno cercano y a las instituciones.
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Cuando una mujer está embarazada es muy típico que la gente le diga "aprovecha ahora para dormir, que cuando nazca el bebé ya no podrás". Y nos lo creemos. Otros dicen que el embarazo dura 9 meses para que una mujer se vaya preparando física y mentalmente de lo que supone ser madre.
Muchas personas coinciden que se fundamenta en convertir las necesidades del recién nacido en la prioridad número uno y que el bienestar de la madre sea secundario. Y puede que tengan razón. El primer año de vida de un niño sano, las madres, por término medio, duermen 90 minutos menos cada noche en comparación con lo que dormían antes del embarazo y además lo hacen con interrupciones.
Los bebés durante los primeros meses se despiertan cada 3 horas y demandan cuidados. Tienen hambre, el pañal sucio, calor o, simplemente, sienten la necesidad de comprobar que hay cerca un adulto que cuida de ellos, vigila su bienestar y garantiza su supervivencia.
Pero esta dedicación no es baladí. Aunque el cuerpo humano es la máquina más perfecta que existe y sabe adaptarse a esta nueva situación, no le exime de sufrir las consecuencias de este cambio de rutinas.
El doctor Gonzalo Pin Arboledas, especialista en Pediatría y coordinador del grupo de sueño y cronobiología de la Asociación Española de Pediatría, explica cuáles son las consecuencias de la falta de sueño en las madres en una publicación de Instagram.
En NovaMás, nos hemos hecho eco del vídeo para contribuir a divulgar tales conocimientos.
La falta de sueño modifica el carácter y provoca enfermedades
Según el especialista, de entrada, la falta de sueño provoca una dificultad para controlar de nuestros impulsos. Cuando una persona no duerme las horas que su cuerpo requiere, puede estar más irascible, reaccionar de forma más impulsiva y responder de forma más ansiosa ante contestaciones o situaciones que cuando tiene esa necesidad cubierta se tomaría con mayor reflexión y calma.
Cuando la situación se perpetúa en el tiempo, una persona con falta de sueño prolongado puede mostrar síntomas de ansiedad, tristeza y, especialmente, de soledad. Esta sensación de aislamiento es causada por los periodos de tiempo nocturnos en los que estamos despiertas. Durante la noche la vida se para, la actividad se pausa y nos enfrentamos en la intimidad de nuestro hogar a situaciones que se nos escapan.
Está demostrado que el déficit de sueño crónico favorece el aumento de peso, la tendencia a la diabetes y el incremento de la tensión arterial, entre otras cosas.
El papel del entorno y las instituciones en el bienestar familiar
Cuidar de la familia y de la infancia es cuidar de la madre. Si se quiere velar por el bienestar físico y emocional de los más pequeños, se deben tomar medidas concretas para asegurar el equilibrio de los progenitores.
Para garantizar el cuidado de un tercero se debe priorizar el cuidado de uno mismo. Priorizar el tiempo libre para idear planes sin niños y buscar espacios para desconectar de las cargas profesionales y del hogar, disfrutar del aire libre, del reencuentro con uno mismo y del ocio es fundamental para la recuperación.
La pareja –si la hay-, los familiares, las amistades y todo el entorno más cercano supone un factor clave para sustentar la felicidad de las madres primerizas. No deben juzgar las decisiones y deben respetar sus maneras de hacer porque requieren de todo el apoyo emocional y físico que el entorno más cercano puede brindar.
Es fundamental que las instituciones, tanto municipales como estatales, trabajen para aprobar todas las ayudas, sociales y económicas posibles, que apoyen la maternidad sin culpas, que favorezcan la conciliación una vez ha habido la reincorporación laboral y que garanticen la libertad y la igualdad de las madres, ya sea en comparación con mujeres –u hombres- que no tienen descendencia.
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