DÍA MUNDIAL
¿Qué caracteriza a las personas con Trastorno del Espectro Autista?
Existen muchos mitos sobre el Trastorno del Espectro Autista y es necesario acabar con ellos para evitar el estigma social de las personas que lo padecen.
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Este año la campaña del Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo se enfoca principalmente en la felicidad de las personas con TEA (Trastorno del Espectro Autista) y sus familiares. Los datos de este 2022 apuntan que alrededor de 7 millones de personas tienen TEA en Europa y, específicamente en España, más de 470.000.
La falta de concienciación social sobre el TEA es el principal factor de riesgo que influye en la falta de apoyo social que viven estas personas y también sus familiares. Para romper con ello, es importante eliminar los mitos o prejuicios relacionados con este trastorno, así como comprender sus necesidades para empatizar con el colectivo.
¿Qué es el TEA?
En 2013 la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) publicó la última versión de la clasificación internacional de trastornos mentales, el Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders-V (DSM-V).
En este manual se incluye el Autismo dentro de los trastornos del neurodesarrollo. Este tipo de trastornos tiene su origen en el periodo de gestación y se caracteriza por deficiencias en el desarrollo que producen limitaciones en áreas específicas de la vida del que lo padece.
El Autismo ha pasado a denominarse Trastorno del Espectro Autista (TEA) y se han eliminado los subtipos: Trastorno de Rett, Trastorno de Asperger, Trastorno Desintegrativo infantil y Trastorno generalizado del desarrollo no especificado.
Características de las personas con TEA
El TEA es uno de los trastornos más limitantes que existen en la actualidad debido a su sintomatología.
Los síntomas causan un deterioro clínicamente significativo en lo social, laboral y otras áreas importantes del funcionamiento habitual. Algunos de sus síntomas y características son los siguientes:
- Dificultades en el área social: se presentan déficits en la interacción y comunicación con los demás.
- Falta de reciprocidad socioemocional con el otro: el comportamiento no es coherente con la situación o la conducta de la otra persona. Por ejemplo: acercamiento social poco adecuado o aislamiento.
- Falta de entendimiento y compenetración de la comunicación no verbal: no se entiende la comunicación no verbal. Por ejemplo: anomalías en el contacto visual y falta de comprensión de los gestos.
- Falta de comprensión en el desarrollo y mantenimiento de relaciones sociales: dificultades para desarrollar y mantener relaciones debido a la falta de entendimiento. Por ejemplo: comportamientos inadecuados en diversos contextos sociales o desinterés por otras personas.
- Repertorio restringido de conductas e intereses como:
- Conductas repetitivas: movimientos, utilización de objetos o forma de hablar estereotipada o repetitiva. Por ejemplo: alinear los juguetes, cambiar de lugar los objetos o ecolalia (repetir involuntariamente una palabra o frase que se acaba de oír o pronunciar).
- Insistencia en la monotonía o invarianza: inflexibilidad de rutinas o patrones ritualizados de comportamiento. Por ejemplo: presentar angustia ante pequeños cambios o presentar patrones de comportamiento rígidos.
- Intereses restringidos: estas fuertes restricciones se presentan de forma llamativa en cuanto a la intensidad o el foco de interés. Por ejemplo: excesivo apego por determinados objetos o excesiva perseverancia en el interés por algo.
- Alteraciones sensoriales: hiper o hiporeactividad a estímulos sensoriales. Por ejemplo: indiferencia aparente hacia el dolor o la temperatura, tener una respuesta adversa a ciertos sonidos o texturas o palpación excesiva de objetos. Estas alteraciones producen mayor probabilidad de alteraciones en el sueño y la alimentación.
¿El TEA implica discapacidad intelectual?
Además, existen altas probabilidades de que aparezcan problemas de conducta y discapacidad intelectual. A la hora de establecer un diagnóstico, estas dos afectaciones se especificarían.
Cuestiones como estas influyen en el momento de detectar el nivel de gravedad de TEA en el que se encuentra la persona. Existen tres grados de gravedad, que van a depender de la sintomatología asociada a la comunicación social y a los comportamientos restringidos repetitivos:
Grado 1: necesita ayuda.
Grado 2: necesita ayuda notable.
Grado 3: necesita ayuda muy notable.
Cómo actuar ante el TEA
Guralnick ha señalado en sus publicaciones que las familias con niños TEA se presentan a situaciones potencialmente estresantes. Ante la posible presencia del TEA en un niño, la familia debe encargarse de los siguientes aspectos:
- Obtener información sobre el desarrollo de la salud de su hij@.
- Hacer frente a la angustia e incertidumbre del desarrollo del trastorno.
- Realizar mayor demanda de servicios y recursos, lo cual puede alterar y estresar las rutinas de la familia.
- Afrontar la disminución de la confianza de la familia en sus posibilidades educativas y también de su autoestima.
- Teniendo en cuenta este tipo de aspectos, se aportan algunas recomendaciones a las familias de hijos con TEA:
- Aceptar el diagnóstico: la negación del diagnóstico solo puede contribuir a ralentizar el proceso de adaptación. Es importante aceptarlo para establecer objetivos que permitan la mejor adaptación a la situación.
- Buscar apoyo profesional: debido a la complejidad de la sintomatología mencionada anteriormente es importante contar con ayuda profesional para adquirir herramientas que contribuyan a la mejora el desarrollo del niño.
- Autocuidado:es muy importante que, como progenitores, se mantenga un adecuado autocuidado y no olvidar que, aunque las demandas del niño sean importantes, quienes le cuidan también tienen necesidades en las que poner el foco de atención.
- Adaptación: es importante buscar al forma que permita la mejor adaptación posible a la situación. Por ejemplo: enfocarse en resaltar las habilidades y competencias del niño, estimular la participación del niño en rutinas diarias de la familia, promover en la familia el desarrollo de actitudes y valores con respecto al TEA e incidir en factores protectores (sólidas relaciones familiares, crear estilos de afrontamiento al estrés adecuados, ampliar las redes de apoyo…).
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