CUIDADOS GINECOLÓGICOS
¿Qué es la cirugía del suelo pélvico y a quién se le recomienda?
Es posible que alguna ocasión hayas escuchado que a alguien cercano se ha sometido a una cirugía de suelo pélvico, pero ¿sabes exactamente en qué consiste? ¿Por qué se realiza? ¿Quiénes son las personas que deben someterse a esta intervención? En este artículo te explicamos todo lo que debes saber.
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Es posible que en tu entorno cercano conozcas a alguna mujer que se haya sometido a una cirugía de suelo pélvico, pero no tengas muy claro en qué consiste la operación o por qué se ha sometido a ella.
De hecho, es más que probable que no tengas muy claro qué órganos, músculos o huesos componen el suelo pélvico. En este artículo queremos arrojar un poco de luz a esta parte de la anatomía, así como explicar algún detalle de una de las cirugías más comunes en la zona.
Queremos contribuir a que cada vez haya menos tabús sobre este tipo de intervenciones, desestigmatizar el perfil de los pacientes y fomentar la escucha de nuestro propio cuerpo, aprender a estar en comunión con él y anteponer y atender sus necesidades.
Qué es el suelo pélvico
Esta combinación de términos está cada vez más presente en las rutinas de entrenamiento y en las consultas de ginecología, pero ¿sabes realmente qué es?
El conjunto de músculos y ligamentos que rodean la parte inferior de la cavidad abdominal. Tiene forma de hamaca y su función es sostener todos los órganos pélvicos -vejiga y uretra, útero y vagina y también el recto- en su lugar para que puedan funcionar de forma correcta.
Las principales causas del debilitamiento del suelo pélvico son los partos naturales, el estreñimiento crónico, una rutina de entrenamiento basada en el deporte de alto impacto, la obesidad o tratamientos ginecológicos agresivos.
Cómo fortalecer el suelo pélvico
Si el debilitamiento no es grave, el primer tratamiento que cualquier profesional médico recomienda es fortalecer la musculatura pélvica con ejercicios de fisioterapia específicos para la zona.
El primer paso es identificar, ubicar y controlar el movimiento de cada músculo pélvico. Esa tarea es fundamental para trabajar la firmeza del tejido y aumentar el tono muscular de la pelvis.
A partir de ahí, la musculatura se trabaja con ejercicios abdominales hipopresivos -para fortalecer la faja abdominal, lumbar y pélvica sin añadir presión a la zona- y ejercicios respiratorios -para distribuir correctamente las presiones aplicadas sobre el abdomen y la pelvis-, combinándolo con terapias manuales como masajes, estiramientos e incluso electroestimulación o radiofrecuencia.
Si estas técnicas no surten efecto, es muy probable que la paciente necesite recurrir a la cirugía para solucionar su dolencia.
En qué consiste la cirugía del suelo pélvico
La intervención del suelo pélvico más habitual es colocar una malla de polipropileno para sostener de forma adecuada los órganos y asegurar la sujeción y el posicionamiento correcto de los mismos.
Se puede llevar a cabo de diferentes maneras: por vía vaginal -la más habitual-, por vía abdominal -en el supuesto caso de que la musculatura que conforma la faja abdominal se haya visto afectada-, a través de laparoscopia -mínimamente invasiva-, o en una técnica combinada de las anteriores.
¿Qué afecciones corrige?
Los problemas médicos que tiene una mujer que se somete a una intervención de este tipo, pueden ser los prolapsos de órganos pélvicos -prolapso uterino, de vejiga o anal- que no son otra cosa más que la caída o el desplazamiento de la matriz, la vejiga o el recto. Hasta el 50% de las mujeres tienen algún grado de prolapso de órganos pélvicos.
La debilidad de los músculos del suelo pélvico provocan este cambio de posición que suele acarrear consecuencias muy molestas como dificultad para mantener relaciones sexuales, sangrados vaginales, incontinencia urinaria y fecal, infección de orina, presión en la zona pélvica, dolores lumbares y molestias, entre otros.
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