Sexo y chocolate
¿Por qué comemos peor cuando no tenemos sexo?
El problema no es en sí la falta de sexo, sino que comemos peor por la ansiedad que nos provoca la misma.
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Una persona, generalmente, una mujer, atiborrándose de chocolate en una imagen de una película viene a simbolizar dos cosas. O uno de los estereotipos del síndrome premenstrual o una abstinencia sexual. Comida y sexo siguen muy unidos en nuestro imaginario colectivo, pero la pregunta es si es cierto eso de que cuando no tenemos sexo nos damos a los helados de chocolate.
No se trata tanto de suplir el sexo con comida basura o con dulces. Se trata de que la falta de sexo o de satisfacción sexual nos genera ansiedad. Y es la ansiedad la que nos lleva a comer peor.
“Normalmente comer con ansiedad es una respuesta a una gestión de emociones no muy buena. La mala gestión de las emociones influye en cómo nos alimentamos”, aporta la nutricionista Gemma Tendero.
Es decir que, según la experta como tal, “Ningún alimento puedo sustituir al sexo, se trata de placeres diferentes y cumplen funciones diferentes”. Pese a ello existen muchos mitos, como el del sexo y el chocolate. En este caso no se trata de que el chocolate sustituya el sexo, sino que la sensación de subidón y de bienestar que nos produce el azúcar, calma nuestra ansiedad. De hecho, según Tendero, lo que sí es cierto es que en sus pacientes observa que, ante la falta de sexo, muchos abusan más de los dulces.
La relación no solo existe entre el sexo y la comida. Sino entre cómo afecta la falta de sexo a todo nuestro organismo y cómo eso afecta a nuestra relación con la comida.
En el libro ‘Comer sin ansiedad’ (Cúpula), el experto en nutrición Robb Wolf, explica que “Los hábitos de sueño, estrés y el entorno social, pueden impulsarnos a comer demasiado”. Y todo parece estar relacionado.
El sexo ayuda a mejorar nuestro sueño produciendo melatonina y también reduce nuestros niveles de estrés. Asimismo, el contacto social y físico que conlleva el sexo también es una fuente de bienestar. La falta del mismo, por tanto, puede alterar nuestros ritmos de sueño y nuestra ansiedad. Y serán esos dos factores los que nos lleven a picar más entre horas o buscar alimentos menos saludables.
Otra cuestión es precisamente la de buscar alimentos no saludables como un método de “recompensa” a falta de sexo. De nuevo, en este libro se explica que “Al igual que el sexo, la alimentación se regula en las regiones más antiguas del cerebro, llamadas centros hedónicos. Como su nombre indica, estos están relacionados con la búsqueda de placer”.
A ese respecto, Jesús Domínguez, naturópata asesor de MiAyuno conoce-a-nuestro-equipo/relata que ante la falta de sexo “La única fuente de placer que nos queda es la comida, que además es de muy fácil acceso y, por eso, mucha gente conscientemente pero también de un modo inconsciente, intenta compensar esa falta de placer con la comida”.
“La alimentación está muy relacionada con nuestras emociones. Muchas veces elegimos lo que comemos según cómo nos sintamos”, resume Tendero. Por ello en ocasiones para atajar el problema no solo debemos fijarnos en lo que comemos, sino en porqué lo comemos. “Es importante que psicólogo y dietista-nutricionista trabajen en conjunto y en la misma línea para que las personas que acuden a su consulta tengan el mayor beneficio”.
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