GRANDES INCÓGNITAS

¿Por qué se contagian los bostezos?

La comunidad científica sigue investigando teorías concluyentes que expliquen, definitivamente, este fenómeno social.

Dos personas bostezan a la vez

Dos personas bostezan a la veziStock

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Resulta inevitable, vemos a alguien de nuestro entorno hacerlo y, a pesar de no estar cansadas, la boca se nos va abriendo poco a poco y tomamos una gran bocanada de oxigenación. Nos sorprendemos al darnos cuenta de que este bostezo ha llegado a nosotras de manera involuntaria, justo cuando nuestro acompañante ha tenido la necesidad de expulsarlo, como si se tratara de un efecto dominó.

El misterio del contagio de los bostezos es un hecho que siempre ha llamado la atención de la población general y de la comunidad científica. Actualmente, existen distintas teorías que explican porque es imposible contarnos un bostezo cuando vemos a alguien cercano realizarlo antes. ¿Es por empatía? ¿Es por imitación? En este artículo, abordamos las explicaciones a las que la ciencia ha dado más credibilidad.

Bostezamos por imitación

Un estudio de la Universidad de Nottingham, cuyos resultados se han publicado en la revista Current Biology, sostienen que los bostezos se contagian porque pertenecen a la categoría de los ecofenómenos. Estos son acciones imitativas automáticas sin conciencia explícita o causadas por estímulos externos. Por ejemplo, existe la ecoalia, que es la imitación involuntaria de palabras, y la ecopraxia, la imitación automática de acciones.

La investigación británica sostiene que el contagio del bostezo involuntario es un reflejo primitivo que tiene lugar en la corteza motora primaria del cerebro, área responsable de la ejecución del movimiento a través de los impulsos neuronales. Para determinar estas conclusiones, los científicos utilizaron a 36 participantes adultos a los cuales se les invitó a contener el bostezo mientras miraban vídeos de personas bostezando.

Después del pase de clips, se contabilizaron los bostezos que habían realizado, incluso los que se habrían intentado reprimir. Para probar la relación entre la base neural del bostezo y la excitabilidad motora, el grupo de investigadores utilizó técnicas de estimulación magnética transcraneal (TMS).

Gracias a esta técnica comprobaron que el hecho de ser más o menos propenso al bostezo contagioso depende de la excitabilidad cortical y la inhibición fisiológica del córtex motor primario de cada persona. Es decir, la necesidad de bostezar es diferente según cada individuo. Pero, la capacidad de reprimirlo es limitada. Esto significa que no siempre es posible conseguirlo y que, de hecho, las ganas de bostezar pueden aumentar si nos contenemos.

Bostezamos por empatía

La anterior teoría apareció para poner en duda la explicación de la empatía, sostenida por una parte importante de la comunidad científica. En ese caso, la capacidad de identificarnos con cómo se sienten otras personas es la que nos llevaría a experimentar, de manera inconsciente, sus mismas sensaciones.

Los estudios partidarios a esta explicación muestran cómo, al contagiarse el bostezo se activan circuitos cerebrales propios de la empatía, incluidas las neuronas espejo, que actúan como un reflejo interno de los movimientos que se observan en los demás.

Otras investigaciones han observado que el 60% de las personas más susceptibles al contagio también demuestran una mayor empatía en su personalidad. En ese sentido, sostienen que el contagio es mayor cuando la persona que bosteza inicialmente es un familiar o un ser querido. Otro trabajo concluyó que lo único que afecta al contagio es la edad, por lo que, cuanto más mayores nos hacemos, menos se nos contagian los bostezos.

Pero de nuevo, la teoría de la empatía encuentra argumentos en este contrapunto para sostener sus conclusiones. Y es que, la empatía disminuye cuando envejecemos, según algunos estudios.

Con todo, los investigadores siguen explorando vías que expliquen, definitivamente, el contagio de los bostezos, puesto que, las teorías existentes aún no conquistan a todos. De momento, lo que sí podemos garantizar es que es inútil hacer ningún esfuerzo por contener los bostezos, sácalos y disfruta de esta fracción de segundos de relajación.

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