SONRISAS Y LÁGRIMAS

¿Por qué cuándo lloramos nos sentimos mejor?

La ciencia tiene la respuesta sobre el alivio que sentimos después de llorar, pero también sostiene que no tiene por qué ser siempre un acto liberador.

Chica llorando

Chica llorandoPexel

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¿Cuántas veces hemos escuchado la frase de que llorar es bueno? Y es que, hay algo de cierto en esta afirmación. Las personas que son de lágrima fácil habrán experimentado el gran desahogo que sienten después de llorar. Una sensación de alivio que, en muchas ocasiones, puede hacer ver el motivo del llanto desde otra perspectiva más liviana. Como si hubieran tomado una bocanada de aire fresco.

A las personas que pueden contar con una mano las veces que han llorado en los últimos años, siempre se les anima a que se suelten y dejen salir las lágrimas. "Hay que sacarlo", solemos escuchar. Pero, ¿qué es exactamente lo que "sacamos" con el llanto? Lo cierto es que no hay datos sobre este asunto que se puedan extender a todos los casos particulares.

Mientras algunos estudios apuntan a que, en muchos casos, el llanto resulta reparador, otros, concluyen que derramar lágrimas puede magnificar el estado de tristeza de la persona afectada. Vamos a ver las razones que sostienen una y otra teoría.

Llorar: ¿bienestar o agonía?

Un estudio de la Universidad de Tilburg y de la Universidad de Florida del Sur apunta que el llanto puede provocar alivio, pero con matices. Cuando ha pasado un tiempo después de la llorera sí que somos capaces de sacarle hierro a la razón de nuestro disgusto.

Pero, si nos hacemos este mismo planteamiento acto seguido de llorar, puede que no experimentemos alivio, sino más bien lo contrario; una sensación de disgusto más profunda.

Lo que sí que sugieren algunas investigaciones es que el llanto reduce los niveles de cortisol, la hormona del estrés, y otras hormonas, como la oxitocina y las endorfinas. Estas pueden actuar como sedantes, lo que se transforma en una sensación de calma.

Llorar como una forma de comunicarse

Además de los efectos psicológicos que el llanto puede desencadenar, investigadores de la Universidad de Tilburg apuntan que el hecho de llorar tiene un componente social. Según sus estudios, el llanto es una forma de comunicarnos con los demás. Y, de hecho, es una reacción que resulta muy efectiva para alertar a nuestro entorno de que estamos mal y necesitamos ayuda.

Pero el hecho de ser de lágrima fácil va asociado también a factores externos, como pueden ser la cultura, el género (las mujeres lloran más que los hombres) o la edad (los niños son la población que más lágrimas derrama).

El control de la respiración, una de las claves

Por otro lado, estudiosos de diferentes universidades de Estados Unidos afirman que, las personas con facilidad de llorar controlan mejor la respiración que las personas que no lo hacen a menudo. En este sentido, el control de la respiración es vital para conseguir el efecto de más calma y bienestar.

En definitiva, las afirmaciones sobre si el llorar nos hace sentir mejor o no, no son concluyentes y, en todo caso, dependen de cada individuo. Mientras unos aseguran sentir una gran sensación de alivio, otros lo asocian con una experiencia desagradable.

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