TOMA NOTA, ES IMPORTANTE
¿Por qué las embarazadas deben dormir sobre el lado izquierdo?
Una de las recomendaciones que le dan a una embarazada es que cuando se acueste debe hacerlo sobre el lado izquierdo. Lejos de ser una nimiedad tiene su justificación científica. En este artículo te explicamos cuál es la importante razón por la que debes seguir esta pauta médica.
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Cada persona tiene su pose favorita para conciliar el sueño. Aunque la más saludable para la correcta posición de la columna sea la de dormir boca arriba, mucha gente duerme de lado con las piernas flexionadas, con el brazo bajo la almohada, e, incluso, boca abajo.
Cuando estás embarazada y tu barriga ya empieza a adquirir ciertas dimensiones, el insomnio empieza a ser un amigo nocturno, así que en realidad, si puedes dormir algo, sea en la posición que sea, será todo un logro.
No obstante, una de las primeras recomendaciones que le hacen a una mujer embarazada es que a la hora de acostarse debe hacerlo sobre el lado izquierdo. ¿Por qué? En este artículo intentamos arrojar luz sobre este tema. Sigue leyendo.
Por qué aconsejan dormir sobre el lado izquierdo
Si la mujer embarazada se tumba sobre su lado izquierdo y su barriga reposa sobre el colchón, ningún vaso importante se ve presionado y se favorece el riego sanguíneo en todo el cuerpo, de manera que la sangre llega correctamente a la placenta y, por tanto, se asegura que el bebé recibe la cantidad de oxígeno y nutrientes necesarios.
Además, como dormir sobre el lado izquierdo favorece la circulación de la sangre, ayuda también a prevenir la formación de varices, los dolores de cabeza, mejora la acidez y los síntomas de la tensión baja.
Por qué no debes dormir boca arriba si estás embarazada
En la Guía de cuidados durante el embarazo del Ministerio de Sanidad se puede leer la siguiente recomendación: "Evite la posición boca arriba cuando el útero esté muy grande, ya que puede provocarle mareos, incluso disminuir la oxigenación de su hijo/a debido a la compresión que ejerce el útero sobre los grandes vasos".
Es una explicación sencilla: Justo entre la columna vertebral y el útero están situados dos de los vasos más importantes de nuestro sistema sanguíneo: la vena cava y la arteria aorta. Por ellos circula gran cantidad de sangre, así que si nos tumbamos boca arriba, el peso del bebé -más todo el líquido amniótico, placenta y demás- presiona esos vasos y reduce la fluidez con la que la sangre llega al feto y al corazón de la madre, y, por consiguiente, la cantidad de oxígeno que les llega a ambos.
No obstante, cambiar de posición durante el sueño es algo natural que no podemos controlar, por lo que lo más aconsejable es que la hora de acostarse la futura mamá se tumbe sobre el lado izquierdo para coger el sueño y si a las horas se despierta sobre el lado derecho no se preocupe.
A fin de cuentas, si la presión sobre la vena cava -la responsable de transportar sangre desde las piernas, los órganos de la pelvis y el abdomen al corazón- es excesiva, provocará mareo, bajada de tensión, aumento del ritmo cardíaco, sudores y palpitaciones, por lo que el cuerpo reaccionará cambiando de postura o despertándose inmediatamente.
Las almohadas: las grandes aliadas de las embarazadas
Como ya hemos explicado, lo mejor es dormir del lado izquierdo y mantener en la misma dirección y ángulo los hombros y la cadera para estar lo más recta posible y para que los músculos y la columna estén más relajados.
Para conseguir estas posturas, las almohadas y cojines de lactancia son de lo más útil. Se pueden colocar entre las piernas, a lo largo de la columna vertebral, en la parte superior de los hombros para estar más incorporada o bajo la barriga, para poder girar mejor. Lo importante es que la mamá esté lo más cómoda posible para que pueda conciliar el sueño, descansar y no causarse lesiones lumbares o cervicales.
Por qué dormir durante el embarazo puede ser misión imposible
Durante el tercer trimestre de gestación resulta muy complicado conciliar el sueño. A las molestias del peso de la barriga se le suman los ardores, los calambres, la ciática y la necesidad imperiosa de ir cada vez más a menudo al baño.
Además, a nivel cerebral y hormonal se produce una serie de transformaciones que alteran los patrones del sueño y propician tener un sueño más fragmentado para preparar al cuerpo para el postparto y favorecer un vínculo emocional y de cuidado con el bebé.
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