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¿Y si ponemos fin al mito del machote?

Qué hacer cuando es él quien no tiene ganas de sexo

Generalmente, la falta de deseo sexual se ha achacado tradicionalmente a las mujeres, que son las que, en nuestro imaginario colectivo, acaban cediendo siempre ante la presión de una pareja fogosa. Pero no es cierto que la inapetencia sexual sea un problema únicamente femenino, ya que son muchos los hombres que, por decirlo claro, nunca tienen ganas de sexo.

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Y, en consecuencia, muchas las mujeres que sufren prácticamente en silencio la falta de deseo de sus parejas, sin saber cómo abordar un problema que afecta a la convivencia, que, desde luego, tiene solución, y que por desgracia sigue socialmente silenciado. Es difícil discernir la causa del descenso del deseo sexual en los hombres, que suele ser progresivo y deberse a múltiples factores. Desde estrés y ansiedad a problemas personales, y, en ocasiones, una especie de miedo irracional a no estar a la altura en la cama, ya sea tras algunas malas experiencias (gatillazos, eyaculación precoz…), por el tamaño o características del miembro o por vergüenza del propio cuerpo. Si nuestra pareja está en esta situación, lo único que podemos hacer es estar a su lado, no presionarla, y, juntos, ponernos manos a la obra para resolver una situación que puede ocasionar incluso el fin de la relación. Podemos empezar así:

Intimidad no es sinónimo de sexo

Cuando alguien no tiene ganas de sexo, sea hombre o mujer, lo peor que podemos hacer es presionarle para que se ponga manos a la obra. Lo hará desganado, probablemente tenga una actuación lamentable y se inhibirá todavía más. Hay otras maneras de tener intimidad sin que exista el coito y ni siquiera la masturbación, y es por ahí por donde debemos empezar si queremos desbloquear la falta de deseo. La psicóloga y sexóloga Mónica Ortiz propone a muchas de las mujeres que visitan su consulta aquejadas de falta de deseo, para empezar, “que la pareja se tumbe desnuda en la cama, sin propósito de hacer nada más, y simplemente se acaricie”. Un consejo que también funciona en el caso de los hombres: “que no tengas ganas de sexo no significa que no te apetezca compartir intimidad con tu pareja”. Para Ortiz, “tradicionalmente hemos asociado el contacto físico al coito, lo que supone un problema para muchas personas, que lo rechazan de entrada simplemente porque ya saben cómo puede acabar”. Lo dice también la coach, escritora y divulgadora Sylvia de Béjar: “Cuando se evita el abrazo espontáneo por miedo a que el otro intente algo más es que algo va mal”.

Pareja enfadada
Pareja enfadada | iStock

Hazle sentir sexy

Tú eres quien le conoce mejor, y por tanto mejor sabe cómo activar ese sentimiento de poder que nos invade cuando nos sentimos deseados. Cuando uno de los dos no está por la labor y lo único que encuentra del otro lado es malestar o, en el peor de los casos, reproches, se inhibirá más. Ha llegado el momento de iniciar la “operación empoderamiento”: bésale apasionadamente sin venir a cuento antes de ir a trabajar, échale piropos sobre su cuerpo, mírale con deseo cuando estéis con otras personas, envíale algún mensaje subido de tono cuando esté en el trabajo, hazle notar si otras mujeres le miran por la calle… No tengas prisa: si activas este plan poco a poco, con naturalidad, su autoestima irá mejorando y todo irá rodado.

Adiós al porno

O al menos, al porno convencional, aquel en que unos tipos con cuerpos esculturales y miembros gigantescos copulan durante horas con cualquiera que se les ponga delante. Es importante instar a nuestra pareja a explorar sus propias fantasías, sean las que sean, y experimentar placer en solitario, pero el porno no será, tal vez, el mejor aliado si de lo que se trata es de superar complejos, tabúes y romper mitos sobre la sexualidad. Sexo llama a sexo, y cuanto más piense en él y ponga en práctica sus fantasías, más ganas tendrá de practicarlo también en pareja. Eso sí, paciencia.

Juguetitos a tutiplén

Hazte con un arsenal de juguetes sexuales que sirvan para rebajar presión y expectativas. Se trata de que entienda que no es necesaria una erección perfecta y una gran resistencia para dar placer a una mujer, y que el juego sexual va más allá de un coito convencional. Vibradores, estimuladores de clítoris y todo tipo de instrumentos que le ayuden a sentirse seguro, a sentir que no recae sobre él toda la responsabilidad del orgasmo femenino, van a ser un plus para desatascar la situación.

Visitar al médico

En la mayoría de los casos, la falta de deseo sexual se debe a causas psicológicas, que suelen tener que ver con el estrés y, según un estudio del Journal of Sexual Medicine, en los últimos tiempos también con la crisis económica. Esta investigación concluye que los principales factores que afectan al deseo sexual masculino son, de hecho, de origen psicosocial. La falta de pensamientos eróticos, el miedo y la posibilidad de un embarazo no deseado son los tres principales, los cuales generan pensamientos negativos automáticos que dificultan la función sexual.

Es fundamental, además, descartar que nuestra pareja padezca un trastorno depresivo, que debería ser convenientemente tratado desde la psicoterapia y, si fuese necesario, también mediante el uso de psicofármacos. Conviene descartar también otro tipo de trastornos médicos que pueden afectar al deseo sexual: desde el déficit de testosterona a los efectos de algunos medicamentos.

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