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CUÁL ES LA MEJOR OPCIÓN

Qué es mejor: ¿Desayunar galletas o bollería? ¿Existe alguna diferencia?

Las galletas son un producto de repostería normalizado en los desayunos en muchos hogares españoles. Pero. ¿Son una opción saludable?

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Con respecto al valor nutricional de los productos de bollería y repostería no suele haber dudas por parte de la población. Se tengan más o menos conocimientos nutricionales, se consuman con más o menos frecuencia, todas las personas son conscientes de que hay opciones más saludables para su día a día que esta categoría de productos. Sin embargo, a menudo la percepción de las galletas no suele entrar en el mismo saco que otros productos de repostería y muchas personas tienen a las galletas en mejor consideración, especialmente a las galletas tipo María o galletas comúnmente conocidas como Digestive.

¿Cuál es la composición de las galletas?

Una galleta en composición está formada por una harina (y la más comúnmente utilizada es refinada), un alimento graso (normalmente no se utiliza aceite de oliva), una sustancia que sirva para endulzar (azúcares/edulcorantes), sal, gasificantes, emulgentes, antioxidantes y aroma . Puede llevar además otros ingredientes a mayores como chocolate. Esta composición se comparte con el grupo de alimentos al que pertenece (repostería) y con la bollería dulce. Ninguno de ellos son ingredientes que tengan interés nutricional.

¿Hay alguna diferencia entre las cantidades de sus ingredientes?

A continuación voy a describirte la composición media de galletas tipo María, galletas tipo Digestive (he utilizado estas dos porque suelen ser las comúnmente mejor consideradas a nivel nutricional), magdalenas y croissants comerciales para que saques tus propias conclusiones:

Valores nutricionales
Valores nutricionales | Lidia Folgar

Como puedes ver no hay diferencias significativas entre los diferentes productos.

Y hay que tener en cuenta también que las galletas tipo Digestive pesan el doble que una galleta tipo María, por lo que es como comer galletas de dos en dos.

Puede haber diferencias no tanto porque sea una galleta o una magdalena sino si han utilizado harinas integrales o refinadas para su elaboración o si han utilizado grasas de mejor o peor perfil nutricional, pero por lo demás no hay diferencias entre el grupo de las galletas y el grupo de la bollería.

¿Y si son integrales?

Integrales quiere decir que han utilizado harina de grano entero (en lugar de harina refinada) para elaborarlas, no que no lleven azúcares, sal y grasas de mala calidad. Y aún siendo una mejora nutricional utilizar harinas integrales, si se valora la calidad global del producto, vemos que no deberían desplazar a otros productos de mejor perfil nutricional en nuestras ingestas habituales.

¿Y si son sin las versiones sin azúcares?

Las galletas sin azúcar, vienen edulcoradas por lo que su sabor sigue siendo muy dulce, lo que nos hace que sigamos demandando otros sabores dulces en nuestro día a día y luego comer una fruta de temporada no nos sepa dulce. Por otro lado, siguen llevando harinas refinadas en su mayor parte, grasas en su mayor parte de mala calidad y sal.

Y además, la mayoría de las galletas comerciales sin azúcar suelen llevar grandes cantidades de maltitol que al no ser absorbido en su totalidad, nos puede causar efecto laxante, dolor abdominal y flatulencias.

Galletas
Galletas | Envato

¿Cuál es el consumo de galletas en España?

Según el informa anual de consumo alimentario del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, el consumo per cápita de galletas se intensificó durante el año 2020 cerrando en 5,53 kilogramos por persona y año (un consumo medio de unas 2 galletas al día), con un crecimiento del 5% con respecto al año 2019 y con una tendencia ascendente desde el año 2008.

Las personas jóvenes independientes, retiradas y los hogares con menores de edad tienen un consumo per cápita superior a la media nacional. Son las parejas jóvenes sin menores a su cargo quienes realizan el menor consumo de galletas.

El mayor consumo se centra en hogares de clase alta, media alta y de clase media, mientras que los hogares de clase baja consumen muy por debajo de lo esperado.

Por otro lado, según el informe Aladino del año 2015, el consumo de galletas y bollería en la niñas y niños entre 6 y 9 años, supera, entre otros, el de pescado. Según este mismo estudio, el 51% de las niñas y niños estudiados entre 6 y 9 años había incluido galletas (39%) o bollería (12%) en su desayuno.

Y según el estudio enKid realizado en el año 2000 entre los 2 y los 24 años, el 96,4% de la población infantil y juvenil española consume habitualmente productos de bollería y galletas.

Por todo lo expuesto anteriormente, tenemos que generar nuevos recursos con opciones rápidas y palatables para incluir en nuestros desayunos y así no recurrir al recurso rápido ya conocido, las galletas. Y por supuesto, dejar de promocionar su consumo desde las consultas de pediatría ya que promueven la perpetuación y normalización de su consumo por parte de la población infantil.

Podemos disfrutar de unas galletas, claro que sí, pero siempre y cuando las elijamos con consciencia de lo que son, solo así podremos decidir libremente la frecuencia con las que las compramos o las consumimos, en lugar de dejarnos llevar por creencias erróneos.

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