¿MUESTRA DE AMOR?

¿Por qué nos besamos? Un estudio revela un origen nada romántico

Desde un acto de amor hasta un ritual social, el beso ha sido parte de la humanidad durante milenios. Ahora, un nuevo estudio sugiere que su origen podría estar en un peculiar hábito de los primates. Descubre esta y otras teorías sobre el porqué de este gesto tan íntimo.

Pareja besándose en la boca

Pareja besándose en la bocaFreepik

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El beso es un gesto universal que todos conocemos, pero su significado y forma varían enormemente según las culturas. En algunas, como la europea, es común saludar con besos en las mejillas, mientras que en otras, como la japonesa, los besos son mucho más íntimos y reservados.

No obstante, no todas las culturas consideran el beso como una muestra de afecto. En ciertas comunidades indígenas, por ejemplo, el beso romántico es prácticamente inexistente y se reemplaza por otras formas de conexión. Esto demuestra que, aunque hoy lo vemos como algo natural, el beso tiene un fuerte componente cultural.

Justamente por eso, el beso despierta curiosidad en la ciencia, pues no solo implica contacto físico, sino también una compleja interacción emocional, hormonal e incluso inmunitaria. Sin embargo, ¿te has preguntado alguna vez de dónde viene esta costumbre? En NovaMás nos hacemos eco del último estudio científico que ha investigado sobre el tema para darte una respuesta.

Un origen inesperado: la limpieza entre primates

Una investigación reciente, publicada en la revista Evolutionary Anthropology, propone que el beso podría tener su origen en un ritual de limpieza entre primates. Este hábito, conocido como un acto más de aseo mutuo, consiste en que un individuo revisa el pelaje de otro con las manos y usan los labios y los dientes para eliminar parásitos y suciedad, a la vez que se fortalecen los lazos sociales.

Los investigadores sugieren que el comportamiento de utilizar la succión de los labios para limpiar a familiares y amigos podría haber evolucionado hacia el beso, un gesto que permite transmitir información a través del olfato y el gusto, además de fomentar la cercanía emocional.

Pero como toda teoría tiene sus pegas y esta no explica por qué en ciertas culturas, como en las mencionadas anteriormente, el beso romántico no es una práctica común.

Dos primates practicando un ritual de limpieza
Dos primates practicando un ritual de limpieza | Freepik

La teoría del alimento compartido

Otra hipótesis popular sostiene que el beso tiene su origen en la práctica de alimentar a las crías boca a boca, un comportamiento observado en muchas especies. Según esta teoría, los besos podrían haber evolucionado como una forma de transmitir afecto y confianza, replicando ese vínculo primario entre madres y crías.

No obstante, esta explicación presenta una gran contradicción: la premasticación puede explicar la forma en la que se sacan los labios hacia afuera, pero no hay succión. Además, aunque la alimentación boca a boca es común en muchos animales, no se traduce necesariamente en un gesto como el beso en todas las especies ni en todas las culturas humanas, lo que podría indicar que este vínculo afectivo es solo una parte de su origen.

El beso como indicador de compatibilidad genética

Desde un enfoque más biológico, algunos científicos argumentan que los besos sirven para evaluar la compatibilidad genética entre posibles parejas. Al besar, intercambiamos información química a través de la saliva, lo que podría ayudar a identificar a la persona más adecuada para la reproducción.

Sin embargo, al igual que las otras teorías, esta no es concluyente. Aunque tiene sentido en un contexto evolutivo, no explica por qué ciertas culturas no desarrollaron el beso romántico como parte de sus rituales de pareja, lo que sugiere que hay factores culturales tan relevantes como los biológicos.

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