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¿Qué nos dice nuestro flujo? Una matrona desvela qué significa el color, la textura y el olor

El flujo cambia a lo largo del mes y, tan solo observando su color, textura o consistencia podemos obtener mucha información sobre nuestra salud. Como matrona, os cuento lo más importante que debéis saber.

Una mujer en ropa interior

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Todas estaremos de acuerdo en que nuestro flujo no es igual siempre. Esto es porque varía en consistencia, textura e incluso color a lo largo de nuestro ciclo (de forma totalmente fisiológica). Pero en otros momentos de nuestra vida puede cambiar advirtiéndonos de alguna alteración en nuestro cuerpo. Os voy a explicar qué debemos observar en nuestro flujo y qué puede decirnos acerca de nuestra salud.

El flujo es una secreción producida por el cuello del útero y está compuesto por agua, células y microorganismos. Éste cambia de color y textura según nuestros cambios hormonales. La función del flujo es favorecer el paso de los espermatozoides a nuestro útero durante nuestros días fértiles, para así conseguir un embarazo.

Al mismo tiempo, nuestra vagina produce otra secreción diferente que ayuda a equilibrar la microbiota, a mantenerla limpia e hidratada, y a protegerla de infecciones externas. La mezcla de estos dos fluidos es lo que nosotras vemos e identificamos como flujo.

Además, en los momentos de excitación nuestras glándulas segregan aún más fluido para favorecer la lubricación natural en las relaciones sexuales.

Una mujer muestra un salvaslip
Una mujer muestra un salvaslip | iStock

¿Qué nos indican los diferentes tipos de flujo?

Por un lado, tenemos los cambios de flujo normales que experimentaremos a lo largo del ciclo, y que son consecuencia de nuestros cambios hormonales:

  • Flujo blanquecino y más pegajoso: Se presenta antes y después de la menstruación.
  • Flujo transparente, elástico, como de clara de huevo: Es el flujo que suele aparecer los días de ovulación, y nos indica nuestros días más fértiles.

Otras veces, el flujo cambia sin estar relacionado con el ciclo, y unido a síntomas como picor o mal olor nos advierte de una posible infección:

  • Flujo grisáceo, acuoso, con olor a pescado: Típico de infecciones bacterianas.
  • Flujo blanquecino grumoso, como de yogurt cortado: Suele aparecer junto a picor en las infecciones por hongos.
  • Flujo amarillento-verdoso, de consistencia liquida o espumosa, y con mal olor: Es común en las infecciones por Trichomonas, la infección de transmisión sexual con más prevalencia en el mundo.

¿Cuándo consultar con tu matrona o médico?

Observar tu flujo te permitirá aprender sobre tu salud vulvovaginal. Si notas alguno de los siguientes síntomas, acude a consultar que todo está bien:

  • Si presentas picor o dolor.
  • Si el flujo cambia a una consistencia, apariencia o color que no habías visto antes.
  • Si percibes mal olor.

¿Qué hacer para mantener tu salud vulvo-vaginal?

  • No realices duchas vaginales, ni uses productos de higiene íntima que pueden alterar tu PH.
  • Lava tu vulva con agua y con tus manos, no utilices esponjas que pueden favorecer la transmisión de bacterias.
  • Utiliza ropa interior de algodón.
  • Evita llevar ropa muy ajustada que no le permita transpirar bien a tu vagina.
  • Evita usar salvaslips o compresas.
  • Utiliza siempre preservativo para evitar enfermedades de transmisión sexual.
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