ENTREVISTA

Qué es el síndrome del emperador y cómo saber si tu hijo lo tiene

Quizá hayas oído hablar del síndrome del emperador o de niños que no controlan sus impulsos, que no aceptan un no por respuesta y que están faltos de empatía. En este artículo hemos hablado con Diana C. Jiménez, psicóloga adleriana y entrenadora de Disciplina Positiva en Infancia en Positivo para salir de dudas.

Niño gritando

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Si en algo coincidimos los padres y madres es que no es nada sencillo educar a una criatura.

Muchos buscamos ayuda en las corrientes pedagógicas más actualizadas, nos interesan las publicaciones de psicólogos, pediatras y expertos en educación para formarnos y hacerlo lo mejor posible.

Sin embargo, muchas veces nos vemos superados por la tarea y debemos conformarnos con que lo hacemos lo mejor que sabemos.

Es posible que en esta ansia de saber hayas encontrado información contradictoria sobre el síndrome del emperador. Dentro de la comunidad de expertos no hay demasiado consenso sobre en qué consiste exactamente.

En este artículo hemos acudido a Diana C. Jiménez, psicóloga adleriana y entrenadora de Disciplina Positiva en Infancia en positivo, para que arroje un poco de luz sobre el tema y nos ayude a salir de dudas. No te pierdas nuestra charla.

- ¿Qué es el síndrome del emperador?

El síndrome del emperador es conocido también como el Trastorno Oposicionista Desafiante (TOD) del que muchos especialistas: psicólogos, neurólogos, terapeutas discrepan.

Hace referencia a niños, jóvenes o incluso adultos que abusan de su poder, que tienen rabietas desmesuras en su infancia, son violentos física y verbalmente, que tienen un pobre o nulo control de impulsos y que carecen -aparentemente- de empatía, por lo que llegan a provocar mucho daño a las personas que les rodean.

Hay numerosos artículos, e incluso libros, que hablan sobre el síndrome, pero la ciencia no es unánime en su opinión. La neurociencia habla de una desregulación emocional, de una vulnerabilidad emocional y de una actitud que suele tener tendencia a reaccionar con un ataque o una huida.

- ¿Cuáles son las características que se pueden identificar en los niños que aquejan este síndrome?

Problemas escolares, baja autoestima, ansiedad, irritabilidad, mala gestión emocional, conductas explosivas, consumo de sustancias, e incluso adicciones, pensamientos suicidas…

Este síndrome puede ir asociado a TDAH, a trastornos de aprendizaje, ansiedad o depresión, pero debemos tenerlo como un indicador de respuesta de estrés crónico. En parte, lo que hace que se mantenga el trastorno es una ineficaz respuesta ante ese comportamiento.

- ¿Qué causa este síndrome?

Las causas o factores de riesgo son genéticas -temperamento del niño y neurobiologia– y del entorno.

La personalidad de los padres, el ambiente familiar y el estilo educativos que rodean al niño son determinantes.

Se genera este trastorno si su entorno es sobreprotector y permisivo, si los niños tienen una ausencia de límites, si los progenitores procuran compensar la falta de dedicación y la culpa con una actitud laxa, y, si además, se le suma una sociedad que cada vez es más consumista, que está inmersa en la era de la inmediatez donde se obtiene una gratificación al instante, se evita el dolor y se busca la felicidad a toda costa.

- ¿Hasta qué punto está desviado el foco de la problemática en los niños? ¿Debería situarse en los padres?

Es muy duro decirlo porque bastante carga tenemos los padres como para añadir más peso. Pero te pongo un ejemplo: si tienes un coche que no va bien, que le cuesta funcionar y resulta que el conductor no embraga bien y está metiendo las marchas mal, ¿al final de quién es la responsabilidad de que el coche no funcione, del vehículo o de quien conduce? Tenemos que aprender a manejar ese coche en concreto y adaptar nuestra conducción a nuestro coche.

Del mismo modo, como padres tenemos que aceptar la personalidad de nuestro hijo, conocer sus necesidades y darle soluciones específicas; en definitiva, debemos aprender a ser padres de esa persona única.

- ¿La disciplina positiva es la herramienta más poderosa para ayudar a los pequeños a gestionar sus emociones?

La Disciplina Positiva es un aliado y la muleta en la que apoyarnos, nuestros hijos no necesitan mano dura, necesitan una mano firme que les sustente y recorra el camino junto a ellos. Aunque la Disciplina Positiva no es mágica, no es la solución para todo.

Sin embargo, sí nos da muchas herramientas para ayudarnos a ser los padres que nuestros hijos necesitan:

  • Firmeza amable
  • Límites y normas desde el cariño
  • Conocimiento de la etapa evolutiva y sus necesidades
  • Paternidad consciente enfocada en soluciones
  • Educar desde la responsabilidad y no desde la culpa
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