ENTREVISTA

¿Por qué no son recomendables los jarabes para la tos en los niños?

Cuando un niño pequeño tiene tos y mocos esperas solucionarlo con un jarabe, pero los pediatras no son partidarios de recetarlos a niños demasiado pequeños. Mar López Sureda, pediatra de Atención Primaria en Mallorca, nos explica el origen de los mocos, las causas de la tos y por qué los jarabes no son recomendables.

Mamá sonando los mocos a un bebé

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En una época del año en la que, desgraciadamente, hablar de la bronquiolitis es tan habitual como hablar de meteorología, pedir una cita en el centro sanitario para que visiten a tu niño parece una odisea, y elegir en la farmacia un producto que anuncian por la tele puede ser muy tentador, en NovaMás queremos ponértelo fácil.

Hemos hablado con Mar López Sureda, pediatra de Atención Primaria de Mallorca, a quien le gusta volcar toda su sabiduría en las redes sociales (@marlopez_pediatra) donde hace una labor divulgativa fundamental para todos aquellos padres que busquen una explicación sencilla a problemas muy comunes.

Ella nos aclara por qué tenemos mocos, cómo acabar con la tos y por qué no son recomendables los jarabes para la tos en niños muy pequeños, en contra de lo que afirma el saber popular. Si quieres estar actualizado en lo que dice la ciencia al respecto, no te pierdas nuestra charla.

Se dice que los niños tienen mocos de octubre a mayo, ¿qué hay de cierto en esta afirmación?

Los niños pueden tener entre 6 y 10 catarros al año, aunque el primer año de escolarización pueden tener hasta 15. Normalmente, coinciden en invierno porque es cuando estamos en lugares más cerrados, peor ventilados y más cerca unos de otros, por lo que es más probable que nos contagiemos.

Cada vez que un peque tiene catarro, el moco puede durar hasta 14 días -aunque lo normal es que no dure más de 10-, por lo que si multiplicamos los 15 catarros por los 14 días, llegamos a la conclusión de que muchos niños pueden tener moco todo el invierno.

¿Qué provoca la aparición del moco?

Nuestro cuerpo fabrica muchísima cantidad de moco cada día para mantener lubricada la vía aérea y protegida de los gérmenes que puedan entrar -así como de los ácaros o de la contaminación-.

Cuando tenemos una infección y el cuerpo identifica un virus que se está empezando a multiplicar, fabrica más moco para contraatacar. El moco está cargado de defensas para que el virus se quede pegado y las defensas puedan llegar hasta él y neutralizarlo, haciendo frente así a la infección.

¿Por qué tenemos tos?

Como nuestro cuerpo está creando mucho moco en la vía respiratoria, por el tubo por el que está entrando el aire hay mucha cantidad de moco, nuestro cuerpo tose para expulsar ese moco del tubo en el que solo debe haber aire.

Parte del moco lo tragamos, se va al aparato digestivo -por eso muchos niños tienen restos de mocos en las heces cuando están acatarrados-; parte del moco cae hacia fuera, y, parte, con la tos, lo expectoramos.

Si no tosiéramos sería mucho más probable que tuviésemos una neumonía, que es cuando el moco se queda dentro del aparato respiratorio y se produce una infección. Por eso, niños con problemas musculares o neurológicos -como parálisis cerebral infantil- que tosen con mucha menos fuerza porque su cuerpo no es tan potente o porque su cerebro no está enviando la señal de que deben toser, tienden a hacer infecciones bacterianas, que son las neumonías.

¿Qué tipos de tos suelen tener los niños?

La tos más frecuente en niños es la seca, que es la que suele estar al principio y al final del catarro, cuando un paciente tiene asma o cuando tiene bronquiolitis.

También es muy frecuente la productiva, que es la que cuando tosemos oímos humedad -moco que sale- y después expectoramos -sentimos moco en la boca- y suele darse en los días medios del catarro.

La tos nerviosa o psicológica es más frecuente en adolescentes, no tanto en niños pequeños.

¿Cómo podemos combatir la tos? ¿Con baños de vapor, con remedios caseros, con medicación?

Lo primero es hacer lavados nasales porque la causa de la tos es el moco en la vía respiratoria, así que si conseguimos sacar ese moco tosemos menos.

Lo segundo que podemos hacer es toser, porque con la tos sacamos el resto de mocos de la vía respiratoria y al sacarlo deja de ser un factor irritante que provoque la tos, por tanto, animar a toser es importante.

Semiincorporar al peque para dormir ayuda a evitar que el moco situado en la vía alta -nariz- caiga hacia atrás por la garganta y provoque un cosquilleo que origine la tos. Hay que asegurarse que la cabeza no cae hacia adelante para que la posición el cuello no cierre la vía aérea y colocar los hombros sobre el cojín.

También se ha demostrado que una cucharadita de miel de postre cada ocho horas a niños mayores de un año mejora la tos. La OMS recomienda que bebamos leche caliente, a pesar de que no haya evidencias científicas de que funcione, sí que hay personas que subjetivamente refieren mejoría.

Los baños de vapor no han demostrado evidencia, pero sí que es verdad que algunos estudios indican que las nebulizaciones de suero fisiológico -de vapor frío- parece que pueden mejorar las laringitis y reducir la abundante mucosidad espesa.

En cuanto a remedios caseros, quizá el más conocido es el de colocar media cebolla cerca de la cama del niño para que tosa menos. Está tan extendido que se han hecho estudios al respecto y no se ha demostrado su eficiencia, no hay evidencia científica que funcione.

¿Por qué no es recomendable que los niños tomen jarabes ?

Los jarabes antitusivos, expectorantes, mucolíticos, antihistamínicos para el catarro -o jarabes CTO- no se recomiendan porque no han demostrado evidencia, es decir, en los estudios no se ha demostrado que funcionen. Y no solo eso, tienen riesgo de efectos secundarios muy graves como depresión respiratoria, convulsiones, coma y muerte.

Estos efectos secundarios pueden ocurrir cuando nos equivocamos de dosificación -que en pediatría es muy frecuente- o cuando tomamos un jarabe que pueda tener una sustancia que ya se haya tomado -como paracetamol-, pero que esté mezclada con otra o en una cantidad del principio activo superior a la que consta en la etiqueta. Los jarabes que llevan miel y hierbas tampoco se recomiendan porque que sean naturales no significan que no produzcan efectos secundarios.

Además, hay un porcentaje de la población -que se aproxima al 8%- que es metabolizadora lenta; es decir, que cuando se toma un fármaco el hígado no lo elimina del cuerpo con la velocidad del resto de personas y, por tanto, tiene más probabilidad de sufrir efectos secundarios.

Otras de las causas por las que deben evitarlos es por las abundantes cantidades de azúcares que contienen.

La Asociación Española de Pediatría y Atención Primaria dice que los jarabes no se den nunca a menores de 6 años; la canadiense recomienda que no se den nunca a menores de 6-7 años, y la estadounidense no los aconseja recetar a menores de 2 años.

Los ungüentos tampoco son aconsejables, porque las cremas de eucalipto, por ejemplo, tiene mucho alcanfor y pueden producir efectos secundarios como convulsiones, coma o muerte y, además, está desaconsejado para niños con bronquitis, bronquiolitis, asma, epilepsia o broncoespasmos.

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