ADIÓS AL APETITO
¿Por qué tenemos menos hambre en verano?
Con la llegada de las altas temperaturas, nuestro organismo se ve afectado. No solo se nos complica la conciliación del sueño, el estómago puede llegar a cerrarse a consecuencia del calor. ¿Cómo podemos alimentarnos correctamente si tenemos menos hambre?
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La temporada de verano trae consigo tradiciones que pasan de generación en generación. Son muchas las familias, los amigos o las parejas que suelen ir a pasar el día a la playa y, al volver a casa con las mejillas rojas y las marcas blancas del bañador, se duchan para enfundarse un cómodo y fresco outfit, con el que salir a cenar y disfrutar de la brisa en la terraza de un bar. Unas tapas, un refresco y un helado para cerrar el día, ¡un planazo!
Sin embargo, es aquí cuando aparece uno de los problemas más comunes de esta época del año. Sales a comer o a cenar y no tienes apetito. Cada estación tiene sus peculiaridades, pero el verano se diferencia del resto por sus olas de calor, algo que puede producir cambios en nuestro organismo. Pero, ¿por qué motivo tenemos menos hambre?
Pérdida de apetito en verano: Los factores que nos dejan sin hambre
Son muchos los aspectos que provocan la desaparición del apetito durante el verano. Sin embargo, el más destacado es el principal enemigo de la temporada: el calor. Durante el resto del año, el organismo logra entrar en calor cuando consume más calorías e ingiere comidas más calientes y calóricas, pero cuando llega el verano, seguir este tipo de dietas es más complicado. Con las altas temperaturas, una sopa caliente o un potaje es lo que menos nos apetece.
Así pues, cuantas más calorías ingerimos, más debe trabajar el cuerpo y más calor genera. Una de las funciones de la sangre es refrigerar el cuerpo. En verano, la cantidad de flujo debe ser mayor y esto afecta directamente a nuestra digestión, pues no tendremos sangre suficiente para procesar determinados alimentos. Por este motivo, es frecuente escuchar la recomendación de "no ingerir comidas pesadas".
Aun así, las comidas no son el único motivo, la falta de apetito también tiene que ver con todo el líquido que bebemos. La sensación de calor provoca que necesitemos estar ingiriendo líquidos frescos continuamente, los cuales nos ayudan a regularizar la temperatura corporal. Sin embargo, esto nos provoca sensación de saciedad y falta de hambre.
No obstante, más allá de lo que consumimos, es importante recordar que el verano es una época de cambios. No tenemos los mismos hábitos y nuestro ritmo de vida se desacelera, por lo que rompemos con nuestras rutinas. Además, podemos confundir a nuestro organismo, porque las cenas con amigos y las comidas con la familia pasan a ser más frecuentes.
Cómo mantener una buena alimentación en verano
Para favorecer el correcto funcionamiento de nuestro organismo durante la temporada de altas temperaturas, lo esencial es beber agua. También se recomienda practicar deporte, aspecto fundamental para mantener una vida sana, aunque hay que tener cuidado con los horarios en los que ejercitamos el cuerpo. No obstante, también podemos apostar por aquellos deportes acuáticos que pueden ayudar a muscularnos y, además, a refrescarnos.
Por último, para mantener una buena alimentación en verano debemos evitar comidas grasientas y pesadas y sustituirlas por alimentos frescos, ricos en fibra y en agua. En estos casos, la fruta, las ensaladas o las verduras se convierten en ingredientes imprescindibles para nuestras elaboraciones.
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