UN MISMO PERFIL
Qué tienen en común las personas con ansiedad
Las personas ansiosas o con tendencia a la ansiedad cuentan con un perfil muy concreto que se repite a menudo en terapia. Veamos en este artículo cómo es el perfil de las personas con ansiedad.
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La ansiedad es una palabra que se repite con frecuencia y parece que todos podemos ser "víctimas" de ella en cualquier momento de nuestra vida. Sin embargo, los psicólogos identificamos a kilómetros a aquellas personas que son más propensas a sufrir ansiedad porque tienen varias características en común.
Características de las personas con ansiedad
A continuación, describimos las características más relevantes que nos permiten identificar rápidamente a una persona con ansiedad:
- Nerviosismo e inquietud: las personas con ansiedad o que tienden a ella suelen ser personas nerviosas e inquietas, aunque, por otro lado, otras personas con ansiedad guardan muy bien ese nerviosismo dentro de sí mismas y consiguen que no se les note. Por ejemplo: son personas que tienden a la multitarea o que están atentas a varias cosas a la vez cuando hablan con una persona.
- Preocupaciones: las personas con ansiedad o que tienden a ella son personas que tienden a pensar demasiado, a todo le dan varias vueltas y de casi todas las situaciones consiguen sacar alguna preocupación. Esas preocupaciones pueden incluso llegar a convertirse en obsesiones. Por ejemplo: pueden comportarse como si fueran un departamento de calidad, buscando mejoras constantemente y cuando ven algún fallo obsesionarse con ello.
- Necesidad de control: este tipo de personas sienten inseguridad cuando no está todo bajo control, pero la propia necesidad de que esté todo controlado les genera más ansiedad y cuando consiguen controlar las cosas realmente es una falsa sensación de seguridad. Por ejemplo: siento ansiedad cuando voy en avión porque no puedo controlar nada.
- Pensamiento dicotómico y falta de flexibilidad: pensar en el "todo" o "nada", "blanco" o "negro" es un tipo de pensamiento sesgado que nos lleva a tener ansiedad, a tener dificultades con la estabilidad y a tener conductas que nos llevan a los excesos. Por ejemplo: si pienso que mi habitación o está impecable o está desordenadísima, entonces si se me cae un calcetín y no tengo tiempo de recogerlo voy a tener la tendencia de desordenar hasta el máximo nivel la habitación hasta que llegue un día en el que me ponga a ordenarla y a dejarla impecable. Otro ejemplo es el de "empiezo la dieta el lunes" y a lo largo de la semana, si no cumplo estrictamente con la dieta, entonces lo tiro todo por la borda.
- Mecanismos de defensa: se trata de personas que tienden a la sobrecarga para evitar defenderse de adversidades o enfrentarse a posibles conflictos. Evitan solucionar el problema de raíz y prefieren seguir tirando a pesar del estrés y la sobrecarga. Por ejemplo: se llenan de tareas en casa y en el trabajo y viven al límite.
- Perfeccionismo y autoexigencia: la necesidad de control los lleva a buscar siempre unos niveles de perfección elevadísimos y a tener una muy alta autoexigencia. Si no se alcanza la perfección o los niveles óptimos, entonces interpretan que les falta control y sienten ansiedad. Por ejemplo: querer llegar a absolutamente todo como en un mismo día, hacer un desayuno delicioso, llevar a los niños al colegio perfectamente peinados, ser la mejor trabajadora en la oficina, llegar y estar contenta y feliz con la familia, etc.
- Agenda ocupada: tienden a tener la agenda muy llena de tareas, reuniones y quedadas. El nerviosismo, el perfeccionismo y la necesidad de control les lleva a realizar distintas actividades con poca flexibilidad. Por ejemplo: tener una agenda en la que cada hora hay una actividad o cada día diferentes actividades obligatorias.
- Problemas con el sueño: el estado de alerta en el que viven estas personas los lleva a tener problemas para descansar y tienden a tener insomnio, ya sea de conciliación, mantenimiento o de despertar precoz.
- Dificultad para decir no: el perfeccionismo, la necesidad de control y todas las características que hemos mencionado con anterioridad llevan a estas personas a sobrecargarse y se les hace muy difícil decir que no a los demás. Además, cuando intentan por fin delegar un poco la necesidad de control les invade y no dejan libertad a las otras personas a realizar las tareas.
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