¿LIBERTAD?
Redes sociales y dependencia emocional: ¿Cómo influyen en nuestras relaciones?
¿Las redes sociales nos dan o nos quitan libertad? Estamos ante la sociedad con más dependencia emocional. En este artículo te lo explicamos.
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A pesar de encontrarnos en una etapa social en la que gozamos de más libertad que nunca, parece que la dependencia emocional se dispara. En la Clínica de Psicología Grecia de Jesús no paramos de encontrarnos a personas de todas las edades -curiosamente sobre todo a personas jóvenes y adolescentes- preocupadas por el abandono de parejas, familiares y amigos.
Estas personas presentan una gran inseguridad de base que les hace buscar el perfeccionismo o incluso darlo todo por los demás por miedo a que les abandonen. Conducta que también se observa en el ambiente laboral.
En los manuales de Psicología encontramos el Trastorno por personalidad dependiente, aunque no siempre la dependencia está ligada a una personalidad dependiente. A veces, la dependencia es específica hacia una persona o hacia un área de nuestra vida, sin que esto implique que tengamos una personalidad dependiente.
Diferencia entre trastorno por personalidad dependiente y dependencia emocional específica
Las personas con trastorno de personalidad dependiente sienten que son incapaces de cuidar de sí mismas, se sienten insuficientes y por eso utilizan la sumisión para obtener el apoyo o la compañía de otras personas.
Sin embargo, muchas veces esta dependencia se produce sin que exista una personalidad sumisa. Por ejemplo: una persona puede tener una profesión de éxito, ser muy reconocida a nivel laboral, tener una imagen impecable, hobbies, amigos, hacer deporte, buena relación con su familia y, sin embargo, mostrarse totalmente insegura en una relación de pareja en la que muestra miedo al abandono.
En este caso, no se puede hablar de una personalidad dependiente, pero sí de una dependencia específica a una persona en concreto.
Dependencia relacionada con las redes sociales
Igual que en el caso anterior, las personas pueden tener dependencia en un área específica de la vida, por ejemplo, en las redes sociales.
En este caso, es muy fácil que esa dependencia se llegue a generalizar a otras áreas. Por ejemplo: si cada vez que alguien sube una foto a redes sociales, espera con ansia los likes de los demás, según el total de likes va a obtener un valor sobre su persona.
Es muy fácil que esta conducta no se quede solo en un malestar o bienestar con respecto a la red social, ya que en el círculo que personas que no ha dado like puede que produzca cierto rechazo o inseguridad fuera de la red social.
Normalización de las redes sociales
El hecho de tener tan presentes las redes sociales y estar buscando constantemente más likes o un número determinado de visualizaciones en los stories, hace cambiar la conducta en el día a día y aumentar el esfuerzo por parecer más guapos y hacer actividades más atractivas para poder subirlo a las redes.
Por otro lado, la conducta también se vuelve más controladora, ya que una persona puede exigir explicaciones a su pareja de por qué da un like o por qué sigue a determinadas cuentas que suben fotos inapropiadas o desconocidas.
Es decir, que la presencia invasora de las redes sociales en nuestra vida provoca cambios en nuestro día a día como los siguientes:
- Búsqueda constante de una imagen perfecta o mejorada de nosotros mismos (aunque esto nos lleve a rechazar nuestro físico o forma de ser para poder encajar con los cánones sociales).
- Búsqueda constante de actividades y planes que resulten atractivos en las redes sociales (aunque a nosotros no nos terminen de gustar o hacer completamente felices).
- Utilización de las redes como un método insano de control, tanto a parejas como a seres queridos, llevándonos incluso a la obsesión.
- Realización de actividades sencillas de nuestro día a día con compañía del móvil a la expectativa de nuevas notificaciones (por ejemplo: comer con el móvil en la mesa), llevándonos a un estado de ansiedad y de distanciamiento del momento presente.
En consecuencia, y relacionado con la dependencia emocional, las redes sociales nos llevan a centrar toda nuestra vida en la opinión de los demás sobre nosotros y en la búsqueda constante de una imagen que encaje con los cánones sociales del momento.
Teniendo en cuenta esto, es muy fácil destrozar por completo la autoestima y la imagen de una persona mediante un comentario en redes sociales o la ausencia de likes. Nuestra autoestima se ha vuelto más vulnerable que nunca y nos vemos comportándonos de la forma más sumisa para sentir la aprobación ajena.
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