PAREJA
Sexo tras una pelea, ¿sí o no?
¿Tu pareja siempre quiere finalizar una discusión con sexo? Eso no siempre es buena señal, ya que puede que estéis cogiendo la tangente en vez de afrontar de verdad el problema.
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La escena es de sobra conocida: una pareja discute acaloradamente, se tiran los trastos, a veces de forma literal, y todo acaba con un beso profundo de ensueño y con la ropa colgando de los armarios. Después, abrazadas en la cama se miran y sonríen y ya no hay diferencias entre ellas. Nos llevamos la escena a la realidad: discutimos, elevamos la voz, sacamos nuestro mal humor y un portazo o la salida esporádica de la habitación da por finalizada la discusión. Después, cada una a un lado de la cama, dándonos la espalda y en el silencio más sepulcral esperamos a que llegue el día siguiente y con él la calma. ¿Cuál te suena más?
El sexo de reconciliación es el sexo más famoso del mundo. Es aquel que puede con las mayores diferencias entre dos personas. Qué mejor manera de arreglar las cosas que con una batalla erótica cuerpo a cuerpo, ¿no? Pues resulta que no, que no es lo más sano para la estabilidad de las parejas, nos lo han dicho las expertas. Y si somos sinceras, pocas veces sucede la maravillosa escena de sexo de reconciliación y si sucede, y se queda solo en eso, es que hay que mirar un poco más al fondo de la relación que mantenemos.
Si hay una persona que sabe de esto es Susana Ivorra, psicóloga y sexóloga experta en relaciones de pareja. En su consulta ve cómo el sexo se convierte en una forma de conectar entre las partes de una pareja. "Muchas parejas tras ver peligrar su relación, por ejemplo tras una infidelidad, me cuentan que están teniendo el mejor sexo de sus vidas" afirma. Pero, ¿por qué sucede esto? "Por ese ansia por conectar con esa persona que sentimos que se nos va, por lo que perdemos, nos aferramos con pasión. Pero es temporal, no es sostenible. Nos han vendido esa intensidad, que viene más de la necesidad de conectar que de la atracción" responde.
¿El sexo de reconciliación lo arregla todo?
Cuando las palabras no salen, la impotencia por querer decir algo pero que no termina de atravesar la garganta nos hace acudir a lo que sabemos que significa mucho y con lo que podemos decir casi cualquier cosa sin hablar. Sí, es el sexo. "A veces hay relaciones o etapas de la relación en la que la comunicación verbal es complicada, por muchos motivos como la falta de habilidades, tensión que provoca malos entendidos o colocarnos a la defensiva, y el sexo es una manera de dejar de lado esa comunicación difícil" aclara Ivorra.
Pero lo que las películas no nos enseñan es que después del maratón de sexo que nos reconcilia, la disputa puede volver. Se queda en la puerta de la habitación acechando para, en momentos de más relajación, volver a surgir y comenzar de nuevo. Por lo tanto, la moraleja es que el sexo puede estar muy bien, alivia la tensión momentánea, pero no resuelve el problema que nos llevó a la discusión. Y sentimos decir que sólo hay una manera de resolver de verdad las diferencias, y es la comunicación. Así, Susana Ivorra nos cuenta que "Puede ser positivo para dejar atrás riñas o conflictos de menor calado. Pero los conflictos verdaderos tarde o temprano se deben afrontar con palabras, compromiso y aceptación por todas las partes".
¿Por qué siempre acabamos teniendo sexo?
Dentro de todo ese tsunami de sentimientos que nos llega cuando discutimos, hay que diferenciar entre dos maneras de actuar. Por un lado, la del deseo o el impulso de conectar físicamente tras una discusión. Es decir, que surge el deseo. La otra es la de usar el sexo como tangente para no tener que hablar.
En la primera situación el entendimiento y comprensión acaban llegando. Hemos hablado de sentimientos, expuesto nuestras diferencias y tras todo ello la llama salta. Esto quiere decir que ha sido constructivo. En la segunda, puede que el sexo sea la forma que usemos para conectar aun sin haber entendimiento mutuo. Lo solemos hacer por satisfacer a la otra persona, por coger otro camino más directo o simplemente por retrasar lo que no nos apetece abordar en ese momento y relajar la situación. En realidad esta última ni compensa ni arregla nada, ya que, como decía la sexóloga, acabará resurgiendo y en algún momento tendremos que tener esa conversación.
Esto nos puede hacer reflexionar. Si somos de las que queremos arreglarlo con sexo salvaje, ¿significa que no estamos siendo maduras en nuestra relación? Ivorra nos aclara que hay cabida para todo, tanto para las que optan por el sexo, como las que prefieren caricias e intimidad pero sin genitales de por medio, y no hay que sentirse mal por ello. "La conexión puede ser sexo salvaje, porque no todo lo quieres expresar con ternura. El problema sería que el sexo fuera la única vía para expresar emociones, intimidad o conexión". Y es que lo importante es la fluidez. "Cuanto más fluida es la comunicación fuera de la cama, menos necesario es el sexo de reconciliación".
Cómo tener buen sexo de reconciliación
El sexo de reconciliación es bueno en esos momentos en lo que necesitamos conectar a causa de la tensión acumulada por la discusión. El encuentro tiene que ser consensuado, hablado y en el que no se muestre el rencor por la pelea anterior. Si lo usamos como un paréntesis entre una discusión larga, es necesario pactar que es un break, un oasis para respirar antes de buscar un momento más adecuado donde sí resolvamos nuestras diferencias. Pero ten en cuenta que es posible que el encuentro sea más satisfactorio si antes se ha producido la conversación necesaria y nos vamos a la cama conectadas en todos los sentidos.
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