PEDIATRÍA
Signos de alarma del cáncer infantil
Para que los pequeños sobrevivan, hace falta detectar la enfermedad a tiempo.
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Cada año se diagnostican en España alrededor de mil casos nuevos de cáncer en niños con edades comprendidas entre los 0 y los 14 años.
La tasa de supervivencia global se sitúa en torno al 80%, pero parte de este éxito depende de la realización de un diagnóstico precoz. Para ello, es importante que los padres conozcan los signos y síntomas que deben encender las alarmas para consultar con el pediatra lo antes posible.
En este artículo hacemos un repaso de todos los signos y síntomas que podrían estar relacionados con cáncer en los niños:
Síndrome constitucional
El cansancio importante y progresivo, por ejemplo, cuando el niño no quiere jugar, es un signo que debe llamarnos la atención. También la pérdida de peso, la pérdida del apetito, la palidez de la piel (visible también en parte interna del ojo y mucosas) y la sudoración profusa durante el sueño.
Ganglios
Aparición rápida de ganglios en cualquier zona del cuerpo con tamaño superior a 2 centímetros, de consistencia dura (como piedras), adheridos a planos profundos (que se pueden mover) y que aumentan de tamaño progresivamente, puede ser un indicador de una caso de cáncer. Hay que prestar mayor atención a los ganglios que aparezcan en zonas como parte superior de la clavícula, axilas o ingles.
Fiebre
La fiebre persistente, que dure más de una semana, sin foco infeccioso aparente, también es motivo de consulta urgente con el pediatra.
Cefalea
Dolor de cabeza intenso y progresivo (va empeorando) que no permite realizar las actividades del día a día y despierta al niño por la noche, también debe endencer las alarmas. Y, sobre todo, si se asocia a vómitos al despertar sin náuseas previas y en escopetazo.
Abdomen
Cuando el abdomen del niño o niña está hinchado, distendido o lo vemos cada vez más grande, también debemos preocuparnos. En ocasiones con un simple masaje podemos percibir una masa o bulto abdominal.
Piel
También debemos estar alerta a hematomas o “moratones”, sobre todo en zonas poco habituales sin traumatismo previo, como espalda, pecho o brazos.
Petequias
Las manchas rojizas pequeñas que no desaparecen cuando las apretamos también deben ser examinadas por un médico para descartar problemas mayores.
Sangrados
Hay distintos tipos de sangrados que pueden parecer más o menos inofensivos, pero hay que darles importancia. Estos son la epistaxis de repetición (sangrado nasal), la hematuria (orina roja), el sangrado por encías y las deposiciones sanguinolentas.
Ojos
Hay varios signos de alarma que están relacionadas con los ojos de los niños:
- Dificultades para la visión que aparecen de forma brusca
- Estrabismo o desviación ocular de reciente aparición
- Visión doble o borrosa
- Ptosis palpebral (uno de los párpados está menos abierto que el otro)
- Protusión ocular (ojo saltón)
- Diferencia en el tamaño de las pupilas (el centro del ojo)
- Mancha blanca en un ojo
Dolor óseo
Dolor óseo persistente, aquel que le hace despertarse por la noche y le impide realizar la actividad normal, tiene que alarmarnos. También aquel que puede producir cojera o dificultad para mantener diversas posturas.
Neurológico
También debemos prestar atención al comportamiento de nuestros hijos. Los cambios bruscos de personalidad, las convulsiones y las anormalidades en la realización de movimientos (ataxia) pueden ser causados por un tumor.
Hay que recordar que muchos de estos signos y síntomas son comunes con otras enfermedades de menor gravedad, pero identificarlos es importante para consultar con el pediatra lo antes posible y así iniciar los estudios complementarios necesarios para llegar al diagnóstico.
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