TRASTORNO PSICOLÓGICO
Síndrome de Munchausen por poderes: un maltrato infantil poco conocido y muy grave
Conocer en qué consiste nos puede ayudar a detectarlo en nuestra propia familia o en nuestro entorno cercano.
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Existe un tipo de maltrato infantil en el que el progenitor o el cuidador principal causa daños a su hijo para que se mantenga de forma continuada enfermo y dependa de sus cuidados.
Trastorno psicológico
El síndrome de Munchausen por poderes es un trastorno psicológico recogido en el DSM-V (el manual que utilizamos los psicólogos para realizar diagnósticos) y actualmente se denomina Trastorno facticio impuesto a otro.
Esta patología describe a personas que buscan inducir una enfermedad en otra persona inventando síntomas falsos o provocando síntomas reales, con el objetivo de que esa persona se enferme y dependa de sus cuidados.
Lo más habitual es que esta enfermedad se de en madres o padres (sobre todo en madres) a hijos pequeños o en cuidadores a sus padres mayores. Además de una enfermedad, se considera un tipo de maltrato.
Las personas que padecen este trastorno son capaces de realizar conductas como: manipular los resultados de las pruebas médicas, desnutrir al niño, utilizar productos químicos que provoquen irritación, envenenamiento para provocar vómitos o diarrea, asfixia para provocar la inconsciencia, calentar los termómetros para insinuar la presencia de fiebre, infectar heridas o añadir sangre a las heces u orina.
Esta enfermedad se descubre en 1951 por el doctor Asher, inspirándose en Karl Friedrich Hieronymus, barón de Münchhausen. Ese excéntrico barón se caracterizaba por contar historias fantasiosas sobre sus aventuras y hazañas.
Causas del síndrome de Munchausen por poderes
- Traumas infantiles: Carencias afectivas en la infancia o vivencias de abuso físico o sexual o de malos tratos.
Ante la vivencia de experiencias de violencia en la infancia, la persona puede imitar en el futuro ese comportamiento violento o normalizarlo y, por tanto, aumentar las probabilidades de que ejerzan esa violencia sobre ella.
- Traumas recientes: los traumas más recientes, sobre todo aquellos relacionados con embarazos difíciles o fallecimiento de otros hijos aumentan las probabilidades de que aparezca esta enfermedad a modo de obsesión por el hijo y una sobrecompensación por lo sucedido.
- Trastornos de la personalidad: los trastornos de la personalidad se relacionan con patrones comportamentales que pueden ser disfuncionales en la relación con los demás.
Concretamente, con el síndrome de Munchausen se relaciona el trastorno límite de la personalidad. Este trastorno se caracteriza por ser un patrón estable de inestabilidad. Este patrón incluye pensamientos negativos, intensidad emocional y conducta impulsiva.
- Antecedentes de salud: la persona que padece el trastorno facticio impuesto a otro tiene más probabilidades de ser una persona que haya tenido antecedentes de autolesiones, intentos de suicidio y adicciones.
- Dependencia emocional: en el síndrome de Munchausen se busca la dependencia y la no separación de la persona que es cuidada. Al mismo tiempo, se busca de una forma tan ansiosa y dañina que se acaba delegando la responsabilidad en el personal médico.
Se trata de un triángulo dramático en el que el progenitor pasa por todos los roles (el rol de perseguidor, el rol de salvador y el rol de víctima), vulnerando constantemente el rol de su hijo. Algo que les ayuda a mantener esta dinámica es que son personas que tienden a relacionarse muy bien con los médicos debido al esfuerzo que muestra por cuidar al niño.
- Problemas personales: si el progenitor siente malestar en su vida por cuestiones que no sabe manejar puede buscar generar este tipo de dinámicas para evitar enfrentarse a sus propios conflictos. Podría denominarse un beneficio secundario, un tipo de beneficio ante conductas dañinas que suele ser inconsciente.
Señales para detectar el síndrome de Munchausen
- Los síntomas de enfermedad solo aparecen en presencia del cuidador.
- El cuidador es el único que detecta o identifica los síntomas.
- El niño afectado no responde a la medicación u otro tratamiento.
- Cada vez que se resuelve un problema de salud, el cuidador informa de la aparición de problemas nuevos.
- El cuidador tiene un largo y cambiante historial médico.
- La rutina del niño se ve afectada y limitada.
- El cuidador no se preocupa por la salud del niño, aunque se muestre muy atento.
- El cuidador se muestra cercano con los médicos hasta que se le lleva la contraria sobre lo que le pueda pasar al niño.
- El cuidador refuerza al personal médico para que le realice al niño pruebas y tratamientos invasivos y dolorosos.
- Las visitas al hospital son inusualmente altas.
- El cuidador puede haber tenido un historial médico en el que se haya sometido a tratamientos médicos y cirugías.
- Los síntomas del niño son extraños y a veces no encajan en el cuadro clínico de ninguna enfermedad debido a las contradicciones entre los resultados de los análisis y los síntomas.
- Puede existir la presencia de químicos o fármacos en la sangre, heces u orina del niño.
- Los síntomas desaparecen al llegar al hospital y reaparecen en el hogar.
- El cuidador puede tener conocimientos médicos.
- La enfermedad del niño empeora sin razón aparente.
- Resistencia para permitir que los médicos hablen con familiares, amigos u otros profesionales de salud.
- Recibir pocas visitas durante la hospitalización.
- Discusiones con los médicos y el personal del hospital.
Se trata de un trastorno muy difícil de detectar y quien lo padece tiene dificultades para asumirlo. Cuando se detecta es muy importante separar al niño del cuidador que padece el trastorno y posteriormente el niño debe recibir tratamiento médico para curar los daños que le haya podido ocasionar el adulto. El cuidador debe recibir tratamiento psicológico y psiquiátrico también en la mayor parte de los casos.
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