EDUCAR EN LA SOLEDAD
Sittervising: La tendencia para enseñar a los niños a estar solos
Te contamos los aspectos a tener en cuenta para aplicar el 'Sittervising', esta nueva metodología de crianza que aboga por dejar a los niños jugar solos para enseñarles independencia y autonomía.
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La educación es clave cuando un niño está creciendo y formándose. Dependiendo de esta y de su entorno, el menor se convertirá en una u otra persona. Cada individuo es un mundo, por lo que, partiendo de una misma clase, una misma escuela, las mismas enseñanzas y el mismo maestro, cada uno absorberá el conocimiento e información de una forma que marcará su personalidad y forma de ser. Pero además de la escuela, la familia es una figura esencial en la formación del pequeño, por lo que el afecto, el trato y la educación que reciban por su parte será clave en su desarrollo.
De este modo, en los últimos tiempos van apareciendo nuevos conceptos y formas de crianza para educar a nuestros más pequeños. Una de ellas es el método llamado como 'Sittervising', un enfoque de la educación que busca fomentar la independencia y autonomía del niño. Pero, ¿qué es y cómo debemos aplicar esta opción?
Educar para estar solo
Cuando hablamos de educación, automáticamente rechazamos la posibilidad de que pueda ser divertido y creemos que es una labor únicamente seria. Lo es. No obstante, el juego también puede ser una buena herramienta para criar a los más pequeños de la casa.
Habitualmente muchos padres hacen del rato de juego una clase educativa, lo cual provoca aburrimiento por ambas partes. Además de molestia por parte de los niños, quienes se sienten presionados y exigidos. Todas estas situaciones incómodas y problemas lúdicos se esfuman con el 'Sittervising', el nuevo enfoque de crianza consciente que busca fomentar la ausencia de los padres en los espacios de juego para fomentar la independencia y autonomía.
¿Qué es?
Se trata de un método que no es nuevo ni mucho menos. De la mano del psicoanalista inglés, Donald Winnicott, quien desarrolló el concepto bajo el nombre de "capacidad de estar solo", esta opción de crianza llegó el siglo pasado. Consiste en dejar que los niños jueguen, sin la participación de los padres, quienes solo deben observar desde algún otro lugar sentado.
El objetivo del enfoque es fomentar la independencia y autonomía del niño, quien debe resolver los problemas, dudas y situaciones que vayan surgiendo, por sí mismo. Y es que la capacidad de estar solo es uno de los signos más importantes en la madurez psíquica del individuo, ya que le generará una seguridad y confianza que le ayudará a tener una buena relación consigo mismo sin dependencia alguna.
No se sentirá abandonado o triste, sino que felicidad y plenitud. Esta conducta se moldea a causa de la relación maternal, quien normalmente es la figura que aparece y ayuda en situaciones de estrés, dolor o miedo. Sin embargo, esta modalidad señala la importancia de enseñarles a estar solo. Pero, ¿cómo podemos aplicarlo?
Las claves para aplicarlo
La teoría siempre parece sencilla, pero a la hora de ponerlo en práctica llegan los problemas y las dificultades. Para empezar, como padres, no están obligados a ser siempre parte del tiempo de juego de tus hijos. Es muy beneficioso, tanto para niños como para padres, tomar un paso al lado en ocasiones.
Los adultos deben sentarse, descansar o incluso, seguir su trabajo, mientras observan. Una forma de aprovechar el tiempo y lograr aliviar el estrés y el cansancio. De todas formas, aunque el propio término lleva la palabra "sentarse", no es estrictamente necesario llevarlo a cabo. Puedes estar cocinando mientras supervisas al pequeño, por ejemplo.
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