NUTRICIÓN
¿Son saludables los refrescos sin azúcar?
Sabemos a día de hoy, que no son inocuos para nuestra salud. Más allá de que aporten o no azúcar o calorías, debemos tener en cuenta que influyen en el resto de nuestra alimentación.
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Si queremos beber algo saludable, nada como el agua. Pero es que además, los refrescos azucarados son de los peores productos que habitan hoy en nuestra alimentación. Estamos concienciad@s sobre los efectos perjudiciales del azúcar, ¿pero, qué pasa con los refrescos que no contienen azúcar ni calorías? Podrían ser igualmente poco recomendables.
El metanálisis denominado Azúcar y bebidas endulzadas artificialmente vinculadas a la obesidad demostró una asociación estadísticamente significativa entre el consumo de refrescos de azúcar y el peso con un aumento de 1,18 veces el riesgo de sobrepeso y obesidad general, en comparación con aquellos que no consumían bebidas azucaradas. Curiosamente, la asociación positiva también se observó en personas que consumían regularmente bebidas endulzadas artificialmente con un aumento de 1,59 veces el riesgo de sobrepeso y obesidad en comparación con las que no lo hacían.
Esta revisión de muchos estudios demuestra que el consumo de bebidas que no aportan calorías pero están endulzadas artificialmente puede igualmente promover el aumento del peso corporal.
Te estarás preguntando cómo ocurre esto, pues se da por múltiples mecanismos fisiológicos. Por ejemplo, cuando tomas un “refresco edulcorado” puede aumentar tu apetito, puede incluso ese refresco generar una sensación de saciedad incompleta y hacer que comas más. A su vez, esa mayor ingesta puede estar generada por la sensación de que “ya lo has compensado quitando las calorías de la bebida”.
Otros factores más relacionados con la conducta pueden ser, el patrón de alimentación asociado a esa ingesta de bebidas, que quiere decir, que si en lugar de cambiar a beber agua o infusiones, pasado del refresco convencional con azúcar al edulcorado, nuestro patrón de alimentación no ha cambiado, seguimos asociando ese refrescos a la ingesta de snacks salados e incluso una vida sedentaria, por todo ello, la culpa no es exactamente del refresco, si no de que no se ha instaurado un cambio de hábitos.
Con respecto al paladar, debes saber también, que si constantemente “nos engañamos”, con sabores dulces, vamos a seguir deseando sabores dulces, en lugar de más sabores naturales o incluso amargos como en los vegetales.
Algo de que lo que sí podemos culpar ya en cierto modo a los refrescos es del daño a nuestra microbiota intestinal. En esa revisión mencionada, existen evidencias en humanos que han demostrado que el microbioma intestinal podría ser uno de los posibles vínculos causales entre el consumo excesivo de edulcorantes no calóricos y los efectos negativos para la salud. En un estudio en humanos pequeño, después de una semana consumiendo la ingesta diaria máxima aceptable de sacarina, cuatro de siete voluntarios sanos que normalmente no consumen bebidas endulzadas artificialmente desarrollaron respuestas glucémicas deficientes y alteraron la composición del microbioma intestinal, mientras que no hubo respuesta en el resto individuos. Es decir, con solo una semana ya tuvieron mala respuesta y alteraciones intestinales.
Con todo ello debo concluir, que lo principal es saber que el exceso de edulcorantes a través de los refrescos sin azúcar tiene sus efectos, pero que si en el proceso de eliminar el azúcar recurres alguna vez a ellos, no te causarán enfermedad directa. Por tanto, no queremos alarmar pero sí considerar que pudieran ser lobos con piel de cordero.
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