SALUD SEXUAL
Tienes miomas, ¿cuándo debes preocuparte?
Estos tumores son siempre benignos, pero pueden acabar causando síntomas como sangrado irregular o abundante que requerirá de tratamiento.
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Los miomas son una de las patologías ginecológicas más comunes entre las mujeres. Sin embargo, muchas no han oído hablar de los mismos hasta el momento en el que se los diagnostican. Y el hecho de que al buscar por internet encontremos la palabra “tumor” puede dar lugar a más de un susto. Es por ello que es importante dejar claro qué es un mioma, cuándo deben preocuparnos y qué podemos hacer ante los mismos.
“Un mioma es un tumor benigno del útero que procede del músculo liso del mismo, el miometrio”. Así lo define Carmen Navas Acién, ginecóloga del Hospital Vithas Granada. La siguiente cuestión a aclarar es que este tipo de tumor nunca se convierte en maligno. Un dato a tener siempre presente.
Lo habitual es que se diagnostiquen en una ecografía. “Bien cuando esta se realiza en el contexto de una revisión ginecológica rutinaria o por la aparición de síntomas como dolor o sangrado más intenso o irregular”, continúa la ginecóloga.
De hecho, el problema con los miomas es que se produzca sangrado fuera de lo normal que nos haga ir a consulta. “Nos preocupan clínicamente cuando alteran el patrón de sangrado de la mujer, su fertilidad o comprimen órganos vecinos por tamaña excesivo provocando dolor”, resume Navas.
La experta lo explica con más datos. “Algunos miomas que se localizan cercanos o en la cavidad del útero pueden dar lugar a exceso de sangrado menstrual con anemia secundaria. A veces por número o tamaño dificultan la consecución de embarazo. Y cuando superan los 9-10 cm es fácil que, por compresión de órganos vecinos como la vejiga o el recto, puedan provocar dolor, estreñimiento, síntomas urinarios, etc”.
Podría decirse entonces que los miomas son una patología común, pero que deben preocupar cuando provocan síntomas. “Es muy común, apareciendo en más de la mitad de las mujeres a medida que avanza su edad fértil. No se conoce su causa exacta, pero existe una tendencia familiar y es más común entre las mujeres de raza negra. Una vez que aparecen crecen en mayor o menor cantidad según el influjo hormonal, de modo que a partir de la menopausia detienen su crecimiento e incluso se reducen”, aclara de nuevo la ginecóloga.
Si aparecen, las soluciones son diversas. La primera opción es el tratamiento farmacológico. “Existen tratamientos hormonales específicos para control de sangrado oral o mediante dispositivo intrauterino (DIU hormonal) o bien el acetato de ulipristal, que ha logrado en algunos casos reducir el tamaño de los mismos”.
Cuando esto no sea efectivo, será necesaria la cirugía. “También se han tratado algunos miomas con técnicas radiológicas como la radioembolización o mediante ultrasonidos con la técnica ifu, y más recientemente con radiofrecuencia, siendo esta última una técnica muy prometedora”. En caso de que el mioma reaparezca con el tiempo o vuelva a crecer, se valorará repetir el mismo tratamiento o finalmente pasar a la cirugía.
Por último, aunque los miomas sean siempre tumores benignos, pueden confundirse con sarcomas, aunque es poco habitual. “Un porcentaje no desdeñable de sarcomas se descubren durante o después de la cirugía tras diagnóstico de mioma de gran tamaño. Nos ayuda a sospechar esta posibilidad (que realmente es baja, porque la frecuencia de sarcomas lo es) un rápido crecimiento del mioma y las características de su circulación sanguínea valorada por ecografía doppler o resonancia magnética”.
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