Muy incómodos
Tienes vértigos, ¿qué puedes hacer?
Son muy comunes y sobre todo, muy limitadores, ¿qué puedes hacer si los padeces?
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Acontece de repente, te sientes mareada, todo te da vueltas, hasta tienes náuseas… ¿te suena todo esto? Si te suena es que seguramente alguna vez hayas tenido vértigo. Lo primero que debe aclararse es que el vértigo no es una enfermedad, sino un síntoma: “Y puede producirse por muchos trastornos, algunos del oído y otros no”, aclara Jaime Carbonell Casasús, especialista en el Hospital Quirón Palmaplanas y miembro de Top Doctors.
Los síntomas son variados: junto con los relacionados con el equilibrio puede haber otros como taponamiento de los oídos, acúfenos (zumbidos en los oídos), hipoacusia además de malestar, sudoración, palidez, etc. Los síntomas más frecuentes son los siguientes:
- Vértigo: “Se trata de una alteración que hace referencia a una “alucinación del movimiento”. Esto quiere decir que el paciente tiene sensación de movimiento propio o del entorno cuando en realidad esta no ocurre. Habitualmente la sensación es de giro, pero también existen las sensaciones de desplazamiento hacia los lados, hacia delante, atrás, arriba o abajo, si bien son menos frecuentes”, aclara Carbonell.
- Mareo: “Es un síntoma que hace referencia al malestar general; trae consigo palidez, cambio del ritmo cardíaco, sensación de náuseas y sudoración fría, pero no sensación de movimiento propio o del entorno (es lo que se conoce como cortejo vegetativo). Suele decirse que siempre que hay vértigo hay mareo, pero no siempre que hay mareo hay vértigo”.
- Inestabilidad: “Es una pérdida de equilibrio real (el paciente pierde realmente la estática y, si deambula, se va hacia los lados) o también puede ser una sensación que no se acompaña de una verdadera lateralización mientras se está quieto o caminando”, comenta el médico.
Tienen lugar en invierno o verano, aunque es cierto que el calor junto con el riesgo de deshidratación aumentan el riesgo de padecer síntoma parecidos.
¿Qué puedes hacer cuando te dan? “El primer paso es establecer la causa del trastorno, ya que su tratamiento mejorará la clínica que produce (por ejemplo, si es un tapón, quitarlo; si es por hiper o hipotensión, problemas del azúcar, tiroides, su tratamiento mejorará el cuadro). En el caso de las crisis intensas, el uso de sedantes vy reposo suele ser la base del tratamiento, que suele prolongarse unos días hasta que la clínica remite. Es importante recalcar el papel del REPOSO. Muchos pacientes recaen porque toman la medicación, pero intentan seguir haciendo vida normal”, aconseja el galeno. “En la gran mayoría de casos, una vez se ha establecido el diagnóstico y controlado el episodio se pueden prevenir recaídas mediante ejercicios de rehabilitación vestibular o, en algunos casos, medicación. El principal consejo es no pretender hacer vida normal y restringir la actividad física inmediatamente después de la crisis para dar tiempo a una recuperación o compensación. Reanudar una actividad normal demasiado pronto es la principal causa de recaída o del alargamiento e la recuperación. Otro aspecto a resaltar es el evitar actividades potencialmente peligrosas durante las fases de convalecencia (no es lo mismo caerse que hacerlo desde lo alto de una escalera)”.
“La medicación para el vértigo tiene como objetivo aliviar los síntomas, pero no resuelve directamente el problema. Si, tras una crisis de vértigo, tomamos medicación para hacer vida normal el tiempo de tratamiento y de recuperación se verá alargado”, finaliza.
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