DESPEJANDO DUDAS
Todo lo que no te cuentan sobre la lactancia
Cuando tienes un bebé te das cuenta de que todo lo que creías saber sobre crianza es una parte sesgada de la realidad. Te contamos alguna información sobre lactancia que quizá te sorprenda.
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Después de 9 meses de embarazo, cuando por fin tienes a tu bebé en brazos, tu cuerpo comienza a producir tal cantidad de hormonas que las emociones te sobrepasan. Además de lidiar con las secuelas físicas del postparto -que cada vez son menos tabúes- tienes que afrontar cómo dar de comer a tu criatura.
Desde NovaMás queremos romper una lanza para dar a conocer muchos aspectos sobre la lactancia que quizá no sean demasiado conocidos y que pueden ayudarte en un momento dado. Sigue leyendo.
Leche materna vs leche de fórmula
No hay debate. Cada familia debe sentir la libertad para elegir la manera que mejor se adapte a sus necesidades y circunstancias. Cualquiera de las dos opciones tiene sus ventajas y sus inconvenientes y es fundamental tenerlas en cuenta a la hora de tomar una de las decisiones más importantes ante la llegada de un nuevo miembro de la familia.
Si bien es cierto que la leche materna es muy beneficiosa para el bebé -tiene la cantidad necesaria de proteínas, carbohidratos, minerales, vitaminas y grasa que necesita el bebé, así como anticuerpos y hormonas para el correcto funcionamiento de su organismo- y también lo es para la madre -disminuye el riesgo de contraer enfermedades como la diabetes tipo 2, el cáncer de mama o la osteoporosis, entre otros-, también cabe señalar que elegir esta opción comporta una serie de inconvenientes que no se deben obviar, como el proceso de aprendizaje a la hora de dar el pecho -que puede conllevar molestias e incomodidades-, la dependencia absoluta de la madre -la pareja no puede participar- la limitación del estilo de vida y dieta -la mujer fabrica la leche según los elementos de su propio cuerpo como su grasa, su sangre, sus nutrientes, etcétera-.
Lo mismo pasa con la leche de fórmula, tienes sus pros y sus contras. Si eliges esta opción, puedes tener la seguridad de que las leches artificiales que se comercializan cubren todas las necesidades nutricionales del bebé -incluso hay formulaciones específicas para cubrir necesidades nutricionales especiales-. Además, comporta una mayor comodidad -no involucra el estado de salud ni el estilo de vida de la madre-, flexibilidad -puede participar la pareja u otras personas que estén a cargo del bebé- y disposición del tiempo -los bebés suelen tomar con mayor rapidez el biberón que no el pecho, dado que deben hacer menos esfuerzo de succión en cada toma-. No obstante, tiene sus desventajas, como por ejemplo el precio -debes pagar por cada bote de leche de fórmula y recipiente de preparación biberón-, no aporta defensas al bebé y provoca unas digestiones más pesadas, que pueden derivar en cólicos del lactante.
Siempre hay una tercera vía, la del medio. La opción de abrazar la lactancia mixta es combinar la leche materna con la leche de fórmula según las necesidades y circunstancias del momento.
Alimentación exclusiva antes de los 6 meses
Elijas la leche materna o la leche de fórmula para alimentar a tu bebé, lo que científicamente está consensuado - por la Academia Americana de Pediatría- es que el bebé debe disfrutar de 6 meses de lactancia exclusiva.
Dicho de otra manera, independientemente del peso, de los cólicos o de la temperatura exterior, el sistema digestivo de un recién nacido no está preparado para ingerir otro alimento que no sea leche. Eliminemos conductas extendidas de ofrecer a los bebés agua, infusiones -como la manzanilla-, zumos -como el de naranja natural- o cereales y frutas antes de que cumplan 6 meses.
Eliminando mitos de la leche artificial
La ciencia avanza a un ritmo vertiginoso y, nos guste o no, debemos adaptarnos a los cambios que comporta. No nos sirve las rutinas que en su día vimos seguir a nuestras madres o hermanas, importa que tu pediatra esté actualizado y te informe sobre la última evidencia científica.
Una de las creencias más extendidas y que se debe trabajar para eliminar es la esterilización de biberones y demás utensilios que se utilizan para dar de comer al bebé. No es necesaria. Basta con lavar con normalidad en la fregadera con un estropajo y jabón para platos.
Si piensas que el vínculo entre madre e hijo no se va a establecer de la misma manera por elegir el biberón como modo de alimentación, estás muy equivocada. El momento de la ingesta que se comparte entre el recién nacido y su progenitor va más allá de la succión, se establece contacto visual, ambos se familiarizan del olor del otro, se puede potenciar con el piel-con-piel, etcétera.
Uno de los miedos más generalizados es no conseguir el apoyo o la aprobación de tu entorno o médico. Aunque a veces pensemos lo contrario, la sociedad ha evolucionado y cada vez es más respetuosa con las decisiones individuales de cada uno. El empoderamiento de la mujer, su inserción en el mercado laboral y el derecho de decidir sobre su propio cuerpo son axiomas que están asumidos en pleno siglo XXI. No tengas miedo de decidir libremente lo que más te convenga.
Despejando dudas sobre la lactancia materna
Hay muchas actividades que las madres hacemos de forma diaria que pueden generar dudas sobre si afectan o no a la lactancia de nuestros hijos.
Tatuajes
Si tienes intención de hacerte un tatuaje mientras le das el pecho a tu bebé estate tranquila, la tinta se deposita sobre la dermis, por lo que su paso a la sangre -y por ende a la leche- es totalmente improbable debido al peso molecular de la tinta. Eso sí, te recomendamos que elijas un centro profesional que cumpla todas las medidas sanitarias necesarias, lo que limita que contraigas ciertas enfermedades infecciosas, des el pecho o no.
Tampoco es cierto el mito que existe sobre la posibilidad de que el dolor o el estrés del proceso puede cortar o estropear la leche. Lo que sí que te aconsejamos es que si quieres eliminar de tu piel un tatuaje antiguo, esperes a acabar con la lactancia, pues el tratamiento láser rompe la tinta y hay más riesgo de que pase a la sangre -y, por tanto, a la leche-.
Medicamentos
Todo lo que ingerimos llega a la sangre y, por consiguiente, a la leche materna. Los medicamentos no son una excepción. Sin embargo, hay fármacos compatibles con la lactancia, mientras que otros están totalmente desaconsejados porque pueden suponer un riesgo para el lactante.
La mejor manera para salir de dudas sobre si una sustancia farmacológica puede afectar a nuestro bebé es buscarla en la página web e-lactancia.org, una página de referencia totalmente gratuita con información científica, revisada y actualizada sobre el porcentaje de sustancia que pasa a la sangre de la madre, características de la sustancia que llegan a la leche materna, la excreción del producto por la leche materna, la absorción intestinal por parte del lactante, etcétera.
Dentista: radiografías y anestesia
A pesar de que nos podemos encontrar con informaciones contradictorias, a día de hoy no hay ninguna evidencia científica que algún tratamiento odontológico influya de manera negativa en la producción de leche.
Las radiografías son rayos ultravioleta que no afectan a la producción de la leche. En cuanto al uso de la anestesia local -que es la que generalmente se utiliza en las intervenciones odontológicas- es superficial y en una zona concreta, por lo que no se debe suspender temporalmente la lactancia ni muchísimo menos. De hecho, si fuera anestesia general, lo único que se debe hacer para dar el pecho es esperar a que se pase el efecto.
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