ESTO DICEN LOS EXPERTOS
Trapos de cocina, toalla de lavabo o de baño: ¿cada cuánto hay que cambiarlas?
Las toallas de baño son esenciales en nuestra rutina diaria, pero al estar tan expuestas a la humedad son propensas a coger mal olor. ¿Sabemos con qué frecuencia debemos lavarlas para mantener una higiene adecuada?

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Las toallas son una parte básica de nuestra rutina diaria. Pero aunque las usamos a diario, muchas veces no tenemos claro cada cuánto deberíamos lavarlas. Y esto influye directamente en nuestra higiene.
Según recomiendan expertos en salud y limpieza, lo ideal es lavar las toallas de baño después de tres usos. Esto significa que, si te duchas cada día, deberías cambiarla cada tres días. Puede parecer exagerado, pero no lo es, con cada uso, las toallas acumulan humedad, restos de piel y, sí, bacterias. Lavarlas con esa frecuencia ayuda a mantenerlas limpias, sin olores y, sobre todo, seguras para la piel.

En el caso de las toallas de manos, que tocamos muchas más veces al día, el lavado debería ser aún más frecuente: lo recomendable es cambiarlas cada dos días. Y si vives con más personas, aún más importante.
Los trapos de cocina están en contacto con superficies, utensilios, alimentos y nuestras manos mientras cocinamos. Por eso, los expertos lo dejan claro: esas deberían cambiarse a diario. Es una de las mejores formas de evitar la contaminación cruzada y que se conviertan en un foco de bacterias sin darnos cuenta.

Además de la frecuencia, también importa cómo las lavamos. Lo ideal es usar programas de alta temperatura, que eliminan mejor los gérmenes, y asegurarse de que las toallas se secan completamente entre uso y uso. Guardarlas húmedas o medio mojadas puede hacer que huelan mal o se llenen de bacterias.
Por último, algo que parece obvio, pero a veces se pasa por alto, es importante no compartir toallas personales, ya que es una forma rápida de propagar bacterias, hongos o incluso virus.

Mantener una buena rutina de lavado no solo cuida tu salud, también ayuda a que las toallas duren más tiempo suaves, limpias y absorbentes. Un gesto sencillo que puede marcar una gran diferencia en el día a día.
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