INFALIBLE

El truco de los 15 segundos que nadie te ha enseñado para que tu hijo te cuente las cosas

Llega una época en la relación entre padres e hijos en los que reinan los monosílabos y las respuestas cortas. Para los padres y madres que deseen que sus hijos se abran y les cuenten las cosas, existe un truco infalible que te enseño en este artículo.

Madre e hija hablando

Madre e hija hablandoFreepik

Publicidad

Sí, ya sé lo que estás pensando, querida madre o padre, que no es posible que vuestro hijo o hija se ponga a hablar como antes y a contaros cosas, en esta etapa de su vida en la que os contesta en monosílabos.

Y lo entiendo. Me lo dicen muchas mamás y papás con cara de frustración cuando llega la adolescencia y, de pronto, ese niño o niña que antes contaba hasta cómo se llamaba su lápiz, ahora parece tener un candado emocional 24/7.

Cómo conseguir que tus hijos te cuenten las cosas

Pero hay un truco. Uno que nadie nos enseñó. Y aquí va, sin rodeos, te lo cuento para que lo puedas poner en práctica: tu hijo o hija necesita sentir que puede hablar contigo sin que le expliques, le cuestiones, le corrijas o le juzgues en los primeros 15 segundos.

Te preguntarás: ¿Y entonces qué hago? ¿Me quedo callada? La respuesta es: Sí. Tal cual. Quedarte callada al principio, es una súper herramienta. Pero no un silencio incómodo, sino un silencio que dice: "Estoy aquí. Te estoy escuchando. No voy a saltar a darte una lección de vida.

Mujer en actitud cercana a una adolescente
Mujer en actitud cercana a una adolescente | iStock

Porque, seamos honestos, a veces, sin querer, reaccionamos así:

  • ¿Y por qué hiciste eso?
  • Eso no está bien.
  • ¿No te das cuenta de que esa amiga no te conviene?
  • ¿Otra vez dejaste todo para el final?

Y boom. Se cierra la conversación. Tu hijo ya no quiere contarte nada más. Validar antes que corregir es, sin ninguna duda, la regla de oro para que tus hijos de cuenten las cosas.

Cuando tu hijo o hija llegue con algo que contar (aunque lo haga con tono raro, enfadado, o incluso desganado), no lo tomes como una amenaza, tómalo como una puerta entreabierta. Y antes de decir algo que suene a juicio o consejo disfrazado, intenta decir algo así:

  • Gracias por contarme esto.
  • Veo que eso te movió mucho.
  • Tiene sentido que te sientas así con lo que me estás contando.
Cómo conseguir una comunicación efectiva con mi hijo adolescente
Cómo conseguir una comunicación efectiva con mi hijo adolescente | iStock

Ese tipo de frases hacen magia. No porque sean perfectas, sino porque le devuelven al adolescente algo que no siempre encuentra en el mundo: comprensión sin condiciones. Lo que tu hijo busca no es un juez. Es un refugio. Puede sonar intenso, pero es verdad. Tu hijo te va a contar cosas cuando sepa que puede equivocarse y aún así seguir siendo amado, cuando sepa que no lo vas a comparar con nadie y cuando vea que no necesitas tener siempre la última palabra.

Y sí, puede que al principio solo te cuente el 30%. Pero si no intentamos corregir inmediatamente, ese 30%… la próxima vez será el 50%. Y luego el 80%. Y un día, sin darte cuenta, vas a ser su primera llamada cuando algo se desordene en su vida.

Qué hacer si tu hijo se cierra y no quiere hablar

¿Y si ya se cerró conmigo? ¿Qué hago ahora? No te preocupes. Nunca es tarde para volver a ser esa figura segura.

Empieza con cosas pequeñas:

  • Cuéntale tú primero algo que te pasó en el día.
  • Hazle preguntas que no exijan respuestas largas: ¿Qué fue lo más gracioso que viste hoy?
  • Apaga el móvil cuando estés con él o ella. Eso dice más que mil palabras.

Y cuando por fin empiece a hablar… aguanta las ganas de interrumpir. Deja que se vacíe. Después tendrás tiempo de ayudarle a ordenar las ideas. Pero primero… que sepa que contigo puede ser vulnerable.

Este truco no es magia, es presencia.

No necesitas ser psicólogo, ni coach, ni tener todas las respuestas. Solo necesitas estar. De verdad. No desde la ansiedad por saberlo todo, sino desde la paz de saber que construir confianza lleva tiempo, pero vale la pena.

Y si hoy solo te contó que olvidó llevar la tarea… agradécelo. Porque ahí empieza. Ahí, en lo simple, es donde se entrena la apertura emocional.

Queridas familias, este truco nadie os enseñó, funciona. Y no es para que te cuente todo como si fueras su mejor amigo. Es para que sepa que tiene un adulto con quien puede ser él mismo, sin miedo. Porque eso, aunque no lo diga, lo necesita más de lo que parece.

Novamas» Vida

Publicidad