Ya no son un tabú
Ventajas y desventajas de tener un vibrador en la mesilla de noche
Ya no es un tabú. Cada día más mujeres utilizan algún juguete erótico, como el vibrador, para alcanzar orgasmos, tanto de forma individual como en pareja. Se ha convertido en un recurso y en casi todas las casas hay alguno o conocen de su existencia, pero ¿sabemos cuáles son las ventajas y desventajas de usarlos?
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Aunque parezca mentira este juguete no tiene tantos años. Fue tan solo en la década de 1880 cuando el médico británico Joseph Mortimer Granville inventó el primer vibrador, que por cierto se enchufaba y su objetivo era médico, ya que se utilizaba como herramienta terapéutica para combatir lo que en la época victoriana se conocía como “histeria femenina”.
Una “enfermedad” que como dicen en la película Hysteria (película que narra el origen de este invento como excusa para hacer de hilo conductor de una comedia romántica): “La histeria no era más que un diagnóstico de cajón de sastre para mujeres sin oportunidades obligadas a pasar sus vidas atendiendo tareas domésticas y con unos esposos egoístas y puritanos que no estaban dispuestos o eran incapaces de hacerles el amor como es debido o con la frecuencia debida.”
Menos mal que tras la revolución industrial el vibrador se sofisticó, si vierais el primero ¡quedaríais espantadas! Ahora lo podemos encontrar de diferentes tamaños, texturas, materiales y frecuencias vibratorias, pero ¿qué supone usarlo de manera frecuente?
Ventajas de usar juguetes eróticos
1. Autoexploración y conocimiento: el uso de estos juguetes te permite crear una intimidad con ellos. Una relación individual que puede derivar en autoconocimiento: qué me gusta, cómo me gusta, con qué frecuencia, por dónde…
2. Renovarte: Cada día hay más variedad de juguetes y eso puede hacer que experimentes la necesidad de probar cosas nuevas tanto con la propia masturbación como con tu pareja.
3. Más orgasmos: Seamos sinceras, con ellos podemos llegar a tener más orgasmos, con más frecuencia y, según con qué juguete, más rápido. Obvio depende de cada mujer y de cada momento, pero los vibradores, succionadores… ayudan.
4. Tuya: Con ellos no necesitas a nadie para darte placer, tú eres tu propia cita.
5. Fuera dolores: Está comprobado que tener orgasmos reduce el estrés, disminuye los dolores de cabeza, los dolores de menstruación, de la espalda e incluso mejora el sueño. De hecho muchas sexólogas y ginecólogas los recomiendan para mujeres que padecen de anorgasmia o vaginismo (no todos los juguetes valen y no para todos los casos, si estás entre alguno de los casos anteriores te recomiendo acudir a una profesional).
Desventajas de usar juguetes eróticos
1. Dependencia: Si el cuerpo se acostumbra a llegar al orgasmo con un vibrador es muy probable que cueste un poco más si intentas alcanzarlo solo con el uso de la mano o los dedos. Es por ello que os recomiendo no masturbaros siempre con el mismo vibrador o juguete. Cambiar de vibraciones y combinarlo con el uso manual va a hacer que el cuerpo no se acostumbre, que siempre tengas sensaciones nuevas y puedas experimentar orgasmos diferentes.
2. ¿Y yo qué?: Algunas mujeres le cogen tal apego al uso de estos juguetes que sus parejas se pueden sentir reemplazadas, afectando a la relación o a la autoestima de la otra persona. Es importante que el juguete erótico que utilicéis se use como complemento no como sustituto. (En el caso de que tengas pareja o parejas, si estás soltera…¡dale!)
3. A todo volumen: Suenan, y algunos bastante. Puede que uno de los inconvenientes sea que sepan que lo estás utilizando… Pero si te da vergüenza que lo oigan, tranquila, las manos no hacen ruido.
4. Espacio: ¡Te vas a aficionar! Y una vez que empieces no vas a poder parar, la mesilla se te va a quedar pequeña y te verás obligada a buscarles un espacio en la habitación. Bueno… si tienes dinero siempre te queda la opción de construirte un cuarto rojo del placer.
5. Volar: ¿Y cuando viajes qué? Puede que si llevas tus juguetes en la maleta a según qué sitio en avión tengas problemas en la aduana. Asegúrate de averiguar qué puedes llevar.
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