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Ventilación emocional: Cómo aplicar esta técnica que te hará sentir mejor

La técnica de ventilación emocional es de gran utilidad para ayudarte a expresar tus emociones.

Una chica tumbada en la cama.

Una chica tumbada en la cama.Pexels

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La ventilación emocional es una técnica psicológica utilizada para expresar nuestras emociones y de esta forma cuidar nuestra salud mental y prevenir trastornos y enfermedades.

Esta técnica es importante sobre todo en personas que están acostumbradas a reprimir sus emociones porque en la infancia (o a lo largo de su vida) se les ha enseñado que las emociones son malas o nos debilitan.

Las emociones son un componente importante de nuestras necesidades y crean grandes consecuencias si se reprimen.

Consecuencias de reprimir las emociones

Cuando al expresar una emoción obtenemos una respuesta del tipo "eso es una tontería" o "eso no tiene importancia" es como si dijéramos que tenemos hambre y la contestación fuera "que va, no tienes tanta hambre" o "no puedes tener hambre ahora". Esto se llama invalidación emocional.

Igual de grave es cuando tenemos una emoción y somos nosotros mismos los que nos decimos que no tiene importancia o decidimos que nuestra emoción es insuficiente como para que merezca nuestra atención.

Pasos de la ventilación emocional

A continuación, se indico los pasos específicos para llevar a cabo esta técnica de expresión emocional:

Sacar tiempo para ti

Tus emociones aparecen produciéndote síntomas con el fin de comunicarse contigo y transmitirte el siguiente mensaje: "oye, hazme caso y escúchame que tengo algo importante que decirte, hay algo que te está afectando y debes saber qué es".

Si a las emociones les cerramos la puerta en la cara lo más probable es que llamen y vuelvan a llamar cada vez más fuerte y más intensamente. Por tanto, no les cierres la puerta, al contrario, invítalas a entrar a tu casa, siéntate con ellas y escúchalas.

Cuando escuchamos a nuestras emociones, nos escuchamos y nos cuidamos a nosotros mismos. En este punto es fundamental activar nuestra introspección y poner el foco de atención en nosotros mismos.

Algunas preguntas que te pueden ayudar a llevar a cabo este paso pueden ser:

  • ¿Qué es lo que siento? Por ejemplo: siento malestar emocional, temblores, irritabilidad y ganas de llorar.
  • ¿Cuál es la causa de lo que siento? Por ejemplo: siento tristeza porque una amiga ha rechazado un plan conmigo.
  • ¿Cómo son mis circunstancias personales para sentir esto ante esta situación? Por ejemplo: me afecta que mi amiga rechace un plan conmigo porque debido a mis experiencias anteriores soy sensible ante la posibilidad del abandono.

Identificar la emoción y ponerle un nombre

Cuando juntamos todo lo que sentimos y llegamos a la conclusión de que encaja con una emoción concreta o con una mezcla de emociones, automáticamente sentimos alivio.

Es fundamental que le pongamos un nombre a la emoción para poder verla como algo tangible y manejable y no como algo general, desorganizado y descontextualizado.

Para identificar nuestras emociones es importante analizar cómo sentimos nuestro cuerpo y a qué nos impulsa, por ejemplo: a llorar, a negociar o a ser impulsivos.

Aceptar la emoción

Una vez identificada la emoción necesitamos permitírnosla, aceptar que está ahí y no juzgarnos por sentir lo que estamos sintiendo. Debemos recordar que las emociones son necesarias y que son temporales.

Al mismo tiempo es importante recordar que las emociones no nos definen, lo que nos define es lo que hacemos con ellas y la responsabilidad que ejercemos a la hora de manejarlas.

Aceptamos nuestras emociones para poder aceptarnos a nosotros mismos. En este punto te aconsejo desechar los pensamientos que tengan como contenido un juicio hacia ti o hacia tu emoción.

Expresar la emoción de forma saludable

Tenemos emociones, pero no somos esas emociones, nos podemos distanciar de nuestras emociones y verlas con perspectiva sin desvincularlas de la importancia que realmente tienen.

Le has abierto la puerta a tu emoción, la has invitado a entrar, te has sentado con ella a escucharla, la has aceptado apoyándola sin juzgarla y ¿ahora? Ahora toca exteriorizarla, no puede quedarse a vivir en tu casa.

Exteriorizar nuestras emociones es algo básico para poder gestionarlas y para no reprimirlas ni bloquearnos con ellas. Podemos expresar nuestras emociones mediante la escritura o mediante cualquier técnica de expresión que nos genere comodidad y bienestar.

Por ejemplo: ante la tristeza o la frustración, el llanto es una actividad que nos puede generar mucho alivio. Ante el enfado, al ser una emoción que nos genera tanta energía y activación física, realizar una actividad física (bailar o hacer cualquier deporte de cardio) puede provocarnos un agradable estado de calma. La idea es escuchar a nuestras emociones y actuar teniéndolas en cuenta, pero no que nos dominen y que actúen por nosotros.

Solución de problemas

Una vez que has identificado tu emoción, la entiendes, la aceptas y la exteriorizas es posible que te encuentres en un estado de equilibrio en el que es adecuado planificar y tomar decisiones.

Ahora debes reinterpretar la sotuación: estás en un buen punto para reinterpretar con otra perspectiva la situación. Por ejemplo (teniendo en cuenta el ejemplo mencionado en el primer paso): "entiendo que por mis circunstancias personales me ha afectado con intensidad que mi amiga me rechace un plan, sin embargo, no porque me haya rechazado este plan significa que esté pensando en abandonarme".

Soluciones: a partir de este punto estás en un buen momento para analizar opciones de solución al problema. Por ejemplo: expresarle a mi amiga con asertividad y sin culpabilizar mi estado emocional en ese momento, ir yo sola al plan, solucionar mi miedo al abandono con un psicólogo, preguntarle a otra persona si quiere venir al plan o aprovechar la oportunidad para hacer otra cosa...

Aceptación o distanciamiento

Puede que en este punto te des cuenta de que no todo depende de ti, pocas cosas dependen de ti o nada depende de ti de la situación que estás viviendo. Entonces te encontrarás en un punto en el que deberás tomar una decisión entre si te puedes distanciar de ello y hacerlo o aceptar la situación.

Autocompasión

Es importante que después de todo este esfuerzo puedas reconocértelo y agradecerte el tiempo dedicado a escucharte, a sentir tu emoción y a aceptarla. Se trata de un logro que has conseguido en el proceso de cuidado y desarrollo de tu autoestima.

En conclusión, expresar nuestras emociones de una forma adecuada es básico para nuestra salud tanto física como mental. Si se obtienen dificultades para gestionar las emociones, se recomienda acudir a un psicólogo.

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