ENTREVISTA
¿Es verdad que la firma determina la personalidad de una persona?
La firma y la rúbrica son los elementos claves analizados por los grafólogos, una combinación cargada de detalles que se deben inspeccionar para poder estudiar a la persona. Hablamos con Eva Miñana, grafóloga especializada en servicios para la empresa y orientación de estudios y laboral, para profundizar en las firmas.
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La firma, ese dibujo tan peculiar que nunca nos sale de la misma forma, dice mucho sobre nosotros. Es un garabato personal e intransferible, con el que sellamos acuerdos importantes y que, aunque no lo parezca, nos define. Precisamente, es la grafología la que estudia en profundidad esas connotaciones.
"Es la técnica de estudio de las personas a través del análisis de su escritura y firma. Se ocupa de analizar las características que nos definen como sujetos, centrándonos especialmente en el presente", nos explica la grafóloga Eva Miñana. Una vez se han determinado aspectos como las pautas de comportamiento habituales, "permite realizar proyecciones sobre el comportamiento habitual".
Con la grafóloga (@mundografologia), nos adentramos en el mundo de las firmas para conocer qué implicaciones tienen y cómo un simple trazo puede definirnos.
¿La firma determina la personalidad de un sujeto?
Lo diría al revés: es la persona la que determina su firma. El proceso de análisis de la grafología funciona igual que el de la escritura: aquello que somos se transmite del cerebro al papel sin más intermediario que nuestro cuerpo. Por tanto, la firma escrita recoge los impulsos eléctricos del cerebro, que luego pasan por nuestro cuerpo y se plasman en la hoja.
¿Qué podemos descubrir con una firma?
El estudio de la firma equivale a conocer la percepción que tenemos de nosotros mismos. Cuando firmo, plasmo mi propio concepto, mi propia valoración. Por eso, para realizar un correcto estudio grafológico, necesitamos también examinar el texto escrito de la persona al mismo tiempo.
El texto equivale a nuestro yo social, a la visión que queremos ofrecer de nosotros a los demás. Analizando ambos aspectos, obtenemos información de las dos vertientes que configuran a una persona: el yo social (texto) y el yo íntimo (firma).
¿Qué aspectos básicos de las firmas son los que se analizan?
Se incluye también la rúbrica, el trazo que aparece dibujado en combinación con la firma. Puede que no aparezca o que se limite a un solo punto o un trazo pequeño subrayando. También puede sustituir a la firma, de modo que no existan nombre y apellidos, pero sí un trazado que dibuja una serie de movimientos únicos.
Analizamos la ubicación de la firma o si existen diferencias o similitudes en relación con el texto escrito. Por ejemplo, si la letra del texto es de tamaño muy grande, pero la de la firma es muy pequeña, eso indica que la persona busca discreción, pero en un contexto social trata de superarse y ofrecer su mejor imagen.
También se analiza la presión, el tamaño, la dirección, la inclinación, la forma, la continuidad de la escritura, la velocidad con que se escribe, la organización y los márgenes. Cada uno de estos aspectos por separado nos aporta una información que debe combinarse y equilibrarse para llegar a una conclusión que nos lleve a la definición que estamos buscando.
¿Hay algunos detalles más importantes que otros en ese análisis?
Todo es importante, incluso los espacios en blanco de los márgenes y los que hay entre letras, palabras y frases. Una vez realizado el análisis detallado y exhaustivo de un manuscrito, a veces existen características gráficas que sobresalen por encima de otras y adquieren más peso en el momento de su interpretación.
Una firma con muchos ángulos nos habla de una persona contundente, firme en sus convicciones y decisiones. Si aparecen unos puntos de la letra "i" muy grandes y dibujados en forma de círculo, esa dureza de los ángulos queda equilibrada. Por tanto, los puntos adquieren una relevancia especial.
¿Qué indican las firmas bien definidas? ¿Y las ilegibles?
Las firmas claras indican que la persona se reconoce y acepta a sí misma sin problemas, con satisfacción. Si no tiene rúbrica, el nivel de confianza en sí mismo y en sus propios recursos es aún más elevado.
Por el contrario, las firmas ilegibles hablan de que existe algún punto de no aceptación por parte de la persona que escribe. Hay algo que no les gusta y antes de transmitirlo a los demás necesitan algún mecanismo de defensa que les ayude a exponerlo en público.
Una firma poco legible y con la rúbrica tachando las letras nos habla de una persona con tendencia a ser duramente autocrítica consigo misma. Ahora bien, si el entorno gráfico del texto está bien definido y no existen otros indicios que hagan referencia a la autocrítica, la persona se supera a sí misma en el momento de actuar y puede dejar de lado su autocrítica para comportarse con objetividad en su vida habitual.
¿Una firma puntual puede indicar nuestro estado de ánimo?
¡Por supuesto! Al proceder directamente del cerebro, el estado emocional queda reflejado en el momento en que escribimos y en el que firmamos. En el caso del texto escrito, al disponer de mayor muestra de escritura para estudiar que en la firma, podemos detectar más señales gráficas que nos refieren el estado de ánimo de la persona, aunque la firma nos aporta indicios claros.
Si una firma que habitualmente tiene un ritmo calmado y letras muy bien dibujadas, se dibuja sin atender al detalle de la forma de las letras y con un ritmo más rápido, nos indica que la persona la escribió estando nerviosa.
¿Un grafólogo puede ser objetivo?
La objetividad es muy importante, ya que debemos alejarnos de cualquier proyección personal sobre el escrito que estudiamos. El conocimiento que obtenemos de las personas tras el análisis nos permite saber cómo esa persona reaccionará o actuará en situaciones diversas y, por tanto, podemos aplicar ese conocimiento a muchos ámbitos, como procesos de selección de personal. Debe definir las características de la persona a través de su escritura y firma, pero nunca emitir juicios de valor sobre esa persona.
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