MASCOTAS
Vuelta al cole y al trabajo presencial: Los problemas de nuestras mascotas tras las vacaciones y el teletrabajo
A todos nos cuesta volver a madrugar y a la rutina de llegar a casa cansados y tener que pensar en cenas y deberes, pero nuestras mascotas van a tener que entender rápidamente que durante al menos 8h esa compañía va a ser nula y el silencio reinará en la casa.
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Llegó septiembre y con él, la vuelta a la rutina. Una vez más nos enfrentamos al momento donde muchos sienten que empieza realmente el año.
Tras dos meses y medio de tener a los niños en casa, casi se agradece esa rutina en la que todos tenemos algo que hacer.
Este año, septiembre trae una novedad aún mayor y es que tras un año y medio de teletrabajo, muchas oficinas vuelven a abrir sus puertas y las casas quedan sólo para comer y dormir.
Dejando de lado la ilusión (o no) de volver a tener contacto con los compañeros y sentir el aire por las mañanas, algunos miembros de la familia aún no saben lo que se les viene encima.
Mascotas solas: periodo de adaptación
Muchas familias aprovecharon el teletrabajo para adquirir una mascota. El poder compartir cada minuto del día con un cachorrito no tiene precio y no solo los niños de la casa lo han agradecido, sino que los mismos animales asumen como normal el estar 24 horas y 7 días acompañados.
A todos nos cuesta volver a madrugar y a la rutina de llegar a casa cansados y tener que pensar en cenas y deberes, pero nuestras mascotas van a tener que entender rápidamente que durante al menos 8h esa compañía va a ser nula y el silencio reinará en la casa.
Al igual que los niños cuando van por primera vez al colegio, necesitamos ir allanando el terreno y que vayan aceptando esa soledad: necesitan su periodo de adaptación.
Cualquier cambio brusco en los hábitos les produce estrés a nuestras mascotas. Cuando un veterinario usa ese término, es inevitable alguna risa de sorpresa por parte de los propietarios ya que parece que sólo los humanos que viven en el caos de la ciudad pueden sufrir estrés. Nada más lejos de la realidad.
Nuestros peludos compañeros son animales de costumbres. Al igual que los niños, el saber qué va a ocurrir, qué pueden esperar después de cada acción o ver a toda la “manada” junta, les inspira tranquilidad. Cualquier cosa que altere esa rutina, les provoca inseguridad e inestabilidad y eso se llama estrés.
Cuando un animal siente estrés, lo primero que notamos es que empieza a soltar pelo de manera incontrolada. Podemos notarle más jadeoso y quizás vocalice para buscarnos.
Por más que les digamos con palabras humanas que en un rato volvemos, que no pasa nada o el típico “pórtate bien”, cuando cerremos la puerta de la casa no sabrán si quizás no volveremos más y eso les crea gran ansiedad. A medida que esa rutina pase, asociarán que, tras esos periodos de ausencia, la vida familiar vuelve a su ser.
Importante acostumbrar a nuestra mascota a ese cambio
Como ya comentamos en el artículo “mi perro ladra cuando está solo en casa”, es importante que se dedique tiempo a acostumbrar a nuestra mascota a ese cambio con periodos cada vez más largos de ausencias.
Lógicamente notaremos, aún en los animales más adultos, un cambio de actitud en ellos, más adormilados, menos activos y quizás con menos apetito.
Esa sensación de estado triste es lo que llamamos la “depresión postvacacional” de las mascotas y suele ocurrir no tanto por estar solos sino por pasar menos tiempo de ocio con ellos: paseos más cortos, volver a la correa para estar en la calle y excursiones más esporádicas.
No debemos alarmarnos ya que, como hemos comentado anteriormente, se adaptan bien a las rutinas y en cuanto pasen unas semanas y vean que nadie desaparece y que tienen su rato de vida familiar, volverán a ser la mascota mimosa y feliz a la que estábamos acostumbrados.
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