MÁS QUE ESCENAS ERÓTICAS
Harris Dickinson habla de mostrar la "incomodidad del sexo" en la película erótica con Nicole Kidman, Babygirl
Harris Dickinson ha lanzado un mensaje claro: la historia junto a Nicole Kidman en Babygirl no se trata solo de erotismo. En esta película, la verdadera conexión surge en los momentos de incomodidad y vulnerabilidad.
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El actor Harris Dickinson, quien ha protagonizado la recientemente la película Babygirl junto a Nicole Kidman, cuyas escenas íntimas han dejado a los espectadores alucinados, ha expresado su preocupación por el enfoque con el que algunos de ellos abordan ese tipo de escenas. Afirmando que se trata de una historia compleja y matizada que explora la identidad y los conflictos internos.
"Alguien se me acercó en la calle y me dijo: 'Oh, ¿puedes decir 'babygirl'?'", ha comentado Dickinson en una entrevista con EW. "Le dije: 'No, venga, hombre. No me pidas que diga eso'. La gente tiene que mirar más allá del erotismo. Es una película con muchos matices. Trata mucho sobre la liberación y las consecuencias de demasiadas restricciones. Es importante que la gente también hable de eso", ha enfatizado.
La cinta, bajo la dirección de Halina Reijn, no está centrada en el erotismo por sí mismo, sino que explora la vulnerabilidad y las contradicciones en torno al sexo y la identidad. Dickinson explica que la directora siempre tuvo claro que las escenas de sexo explícito no eran necesarias. "A Halina nunca le interesó mostrar escenas de sexo explícitas", ha confirmado el actor.
"Mostrar sexo en una película puede ser a menudo muy cursi e innecesariamente voyeurista. Es más interesante mostrar la incomodidad del sexo, o si vas a mostrar desnudez, entonces la vulnerabilidad y lo expuesta que es". Según él, esta visión es fundamental para dar autenticidad y profundidad a los personajes.
Para Dickinson, en lugar de exhibir escenas explícitas, la película aborda temas mucho más sutiles y, a la vez, profundos, como el proceso de autodescubrimiento de su personaje, Samuel, y su relación con Romy, interpretada por Kidman.
Más allá del romance, la historia analiza las luchas de Samuel con su masculinidad y sus deseos de control, temas que se entrelazan con las expectativas sociales y personales que recaen sobre él. "La línea se difumina constantemente. Él quiere el control, pero tampoco sabe cómo hacerlo. Y está malinterpretando su propia masculinidad", ha reflexionado Dickinson sobre su personaje.
La película no es solo sobre el despertar sexual o el deseo, sino sobre cómo dos personas exploran juntos sus límites y se descubren mutuamente. Dickinson cree que la vulnerabilidad y la conexión genuina entre los personajes pueden ser "más sexy que simplemente quitarse la ropa y grabar una escena de sexo como se ha hecho una y otra vez".
La película, que desafía convenciones sobre el erotismo en pantalla, propone una visión refrescante y más realista de la intimidad. Dickinson, junto a Kidman y la visión de Reijn, invita al espectador a reflexionar sobre la conexión humana más allá de lo físico, mostrando cómo la vulnerabilidad y el autodescubrimiento pueden ser mucho más impactantes que cualquier escena explícita.
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