FESTIVAL DE SITGES 2022
Crónica: 'La Piedad' y 'Pearl', los platos fuertes del miércoles en el Festival de Sitges
Comentaban los acomodadores que nunca habían visto un aplauso tan largo al final de una proyección. Este hito en el Festival de Sitges ha sido para el equipo de 'La Piedad'. Con Eduardo Casanova a la cabeza y todos vestidos de rosa para presentar la segunda película del singular director.
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Escribir y rodar 'La Piedad' parece haber sido un acto catárquico para el realizador madrileño Eduardo Casanova, quien se ha enfrentado a su propia personalidad, muy controladora y dependiente -según él mismo ha explicado - para proyectarla en la historia de Libertad, Ángela Molina, y su hijo Mateo, Manuel Llunel, cuyo parecido físico con Casanova es más que evidente.
Quizá por este motivo, por ser algo tan personal, Casanova subió al escenario del Auditori "muy nervioso y muy medicado". "Espero que os guste la película. Y si no os gusta y me veis por ahí, no me lo digáis. Mentidme. Soy una persona que encaja muy bien la mentira". No nos hará falta mentir.
Casanova crea imágenes preciosas y perturbadoras a partes iguales. Es capaz de construir un mundo propio donde la pulcritud, el orden y los colores pastel -con predominio del rosa- son una fachada amable de lo enfermizo que hay debajo. Las escenas entre Molina y Llunel, madre e hijo, matándose poco a poco el uno al otro son de lo mas poético y terrible que ha pasado por este festival. No es una película para el disfrute y tendrá detractores pero es innegable que tiene un sello de autor inconfundible. Y esto en Sitges, tira mucho.
Justo después de 'La Piedad', de nuevo ante un Auditori abarrotado, aparecía Ti West para recoger el Premio Máquina del Tiempo y presentar 'Pearl', la esperada precuela de 'X' y segunda película de la trilogía que completará en unos meses 'MaXXXine'.
Coescrita con Mia Goth, quien además es protagonista absoluta de le película, 'Pearl' es una película de los orígenes de la nada adorable abuela que conocimos en 'X'. Con créditos, música y colorido que remiten al películas clásicas como 'El Mago de Oz' y con el cine como esa vía de escape de Pearl de su vida y de su personalidad "especial". Si ya lo era en su versión anciana, ahora Pearl/Mia Goth se afianza como icono del slasher. Merece la pena quedarse a ver los créditos finales sobre un plano fijo de Pearl sonriendo de forma perturbadora, minutos y minutos en los que Mia Goth no pestañea ni mueve la boca pero que transmite con sus ojos y cejas el esfuerzo de la joven asesina para convencer a quien está al otro lado del plano: su futuro marido y el propio espectador.
West ha contado en la presentación que las dos películas se rodaron seguidas en Nueva Zelanda en tiempos de pandemia, allí era seguro trabajar y propuso a la productora A24 aprovechar la inversión de recrear esa típica granja texana para algo más que una película. En las dos semanas de cuarentena antes de entrar al país, Goth y él, escribieron el guion de Pearl aprovechando todo el background del personaje que la actriz y West habían trabajado como parte del trabajo de guion de 'X'. A24 les compró la idea y rodaron un 2x1 que deja ganas de una tercera entrega.
Además de los estrenos del día, es obligado hablar del homenaje del festival a Colin Arthur, maestro de efectos especiales icónicos como el torrente de sangre del ascensor de 'El Resplandor', las criaturas del reino de Fantasía de 'La Historia Interminable' o de 'Conan el Bárbaro' o las máscaras de los simios de '2001: Una odisea en el espacio'. El octogenario artista ha recogido con mucha emoción un premio honorífico por su carrera entre agradecimientos a su profesor de escultura, a su esposa o a otro grande los FX Ray Harryhausen y ha aprovechado para recomendar al público el documental 'El valle de Concavenator' dirigido por Víctor Matellano y en que Arthur participa.
Y de la fantasía de las criaturas del maestro Arthur, pasamos al terror más realista. El terror a ser observado dentro de un espacio seguro como debe ser la propia casa es una constante en el thriller y el terror. Cintas como 'Psicosis' de Hitchcock , 'Peeping Tom' de Michael Power, 'Doble Cuerpo' de Brian de Palma o la noventera 'Sliver' (Acosada) protagonizada por Sharon Stone, por poner algunos ejemplos tienen dos elementos que desencadenan la tensión: un hombre que acecha y una o varias mujeres que son víctimas de esta violencia misógona. En 'Watcher', la directora Chloe Okuno firma un thriller con esos mismos elementos pero desde una mirada femenina y feminista.
Julia, interpretada por Maika Monroe, una cara conocidísima entre los fans del género ('The Guest', 'It follows'), se muda a Bucarest con su marido por el trabajo de éste. Pronto empieza a sentirse observada por el vecino del edificio de enfrente -cuta silueta recuerda a la de Norman Bates o Bela Lugosi en ‘Drácula’- y esa sospecha va creciendo y convirtiéndose en pesadilla por lo vulnerable que se siente en un país extranjero cuyo idioma no habla – y en consecuencia le aísla del entorno-, un marido ausente y que adopta la actitud de "macho protector" e incluso resta gravedad a la ansiedad de Julia. Las dudas de su entorno la convierten en una histérica a ojos de la sociedad -otro tema recurrente en el cine hecho por mujeres.
Y para terminar la crónica, una coreana. Parece increíble que hasta el año 2000 apenas se habían proyectado 5 películas coreanas en la historia del Festival. A partir de entonces ya van más de 200 y cada año llegan más propuesta de una industria que exporta thriller y acción de mucho nivel como 'Old Boy' de Park Chan-wook, 'Memories of a Murder' de Bong Joon-ho o 'Hunt' dirigida y protagonizada por Lee Jung-jae, el actor coreano de moda por 'El juego del calamar' y que se ha visto en esta edición.
A la lista de cine coreano proyectado en Sitges se ha sumado hoy 'Project Wolf Hunting' escrita y dirigida porKim Hong-sun y en la que prácticamente muere alguien en cada minuto del metraje. La acción transcurre en un barco que transporta desde Manila a Busan a los criminales encarcelados más atroces, cuando los prisioneros de amotinan empieza el baño de sangre. Y no es una manera de hablar. Dos toneladas y media de sangre falsa se empleó durante este rodaje y que sale a borbotones a fuerza de brutales martillazos, puñaladas, armas automáticas y por un arma oculta en el barco, que ni policías ni criminales, ni la tripulación que caen como moscas, se podían imaginar.
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