BETTY VE TELENOVELAS
Los 10 personajes de 'Mujer' que nunca olvidaremos
Poco a poco se va acercando el momento de decir adiós a la serie que ha marcado este año en la televisión de España. 'Mujer' está llegando a su final y con sus últimos capítulos empieza también la nostalgia porque, sin duda, echaremos de menos conectarnos cada semana con las aventuras y desventuras de los protagonistas de esta historia. Pero siempre nos quedará la satisfacción de haber conocido, disfrutado (y también sufrido) con estos 10 personajes que nunca olvidaremos.
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Bahar, en el centro de todo
Bahar (Özge Özpirinçci) ha sido el tronco central de esta historia y ha sido también uno de los personajes más interesantes y ricos en cuanto a tramas. La conocimos como una afligida y sufrida madre que se pasaba la vida contando las escasas liras con las que poder alimentar y poner un techo sobre la cabeza de sus hijos.
Ha sido la madre por excelencia, capaz de absolutamente todo por sus niños. Desde pluriemplearse día y noche hasta acudir con la cabeza gacha a casa de esa madre que la abandonó siendo una niña. Y, desde luego, no podemos olvidar que asumió con valentía su implicación en la trama de las ollas.
Pero Bahar también ha sido mujer. Los primeros capítulos fuimos testigos del profundo dolor que aún sentía por la pérdida de su marido para pasar después a ver su decepción cuando su hermana entró en escena como presunta amante de su cuñado.
También asistimos expectantes a como el "gracias, Arif" se convertía en el "te quiero, Arif" hasta que la reaparición de Sarp hizo que todo saltara por los aires.
Y fue en esa etapa donde la lucha entre la Bahar madre y la Bahar mujer vivió su mayor intensidad. La Bahar madre entendía que Sarp debía formar parte de su vida, pero a la Bahar mujer le costaba olvidar todo lo que había sucedido. Finalmente ambas facetas tomaron la misma dirección, pero, una vez más, el destino (y Sirin) le puso una zancadilla a la felicidad de Bahar.
Ahora está intentando remontar nuevamente el vuelo. Porque si algo nos queda claro es que por muchas veces que la derriben, Bahar siempre se levanta.
Sirin, la piedra en el zapato
Si Bahar se ha pasado la serie levantándose de un sinfín de caídas, Sirin ha sido la mayor causante de sus tropiezos. Desde el minuto uno Sirin se convirtió en la aguafiestas oficial de esta historia.
No sólo provocó el "accidente" de Sarp en el ferry, sino que tuvo la osadía de ensuciar su imagen de marido ejemplar haciéndonos creer que había tenido "algo" con él. Y precisamente el motivo por el que Sirin ha sido el personaje más odiado es también la razón inexcusable para admirarla. Sirin ha sido un demonio, pero lo ha dado todo por entretenernos y a estas alturas es incuestionable el aplauso que se merece la actuación de Seray Kaya.
A Sirin hay pocos elogios que hacerle. Podría resumirse todo diciendo que es mala persona. Su enfermedad puede ser considerada como un atenuante a sus actos deleznables, pero no debemos olvidar que siempre ha rehusado seguir el tratamiento correspondiente.
Eso sí, entre los pocos calificativos positivos que podemos dedicarle está, sin duda, el de ser profundamente inteligente. Cuando pensábamos que ya no podía sorprendernos más, de repente, se le ocurría una maldad que superaba con creces la anterior y, además, tiene una habilidad innata para sostener sus mentiras sin despeinarse.
Sirin ha jugado con todos. Les ha mentido a todos. Los ha utilizado a todos. Los ha lastimado a todos. ¿Le quedarán más ocurrencias debajo de sus rizos?
Ceyda, de menos a más
Y la tercera gran mujer de esta historia ha sido Ceyda (Gökçe Eyügoblu). ¿Recordamos como la conocimos? La enviamos directamente a la lista de los villanos por su actitud con Bahar, pero poco tiempo hizo falta para que comprendiéramos que la primera impresión no siempre es la correcta.
Ceyda ha ido de menos a más en cada capítulo. De ser una vecina gruñona y malencarada pasó a ser una niñera ocasional de Nisan y Doruk pasando por pañuelo de lágrimas de Bahar.
Pero Ceyda ha sido mucho más que eso. Ceyda ha sido una verdadera hermana para Bahar. Nunca le ha temblado el pulso a la hora de defender a su amiga y más de una vez han tenido que frenarla cuando se disponía a alisarle los rizos a Sirin.
Y, además, Ceyda también ha tenido su propia historia. Es más, podría haber sido perfectamente la protagonista indiscutible de cualquier serie turca. La mujer que se ve obligada a trabajar de lo que sea con tal de alimentar a su hijo, que, encima, resulta no ser su hijo biológico sino que sufrió un lamentable error en el hospital. Y, a mayores, Ceyda también ha tenido una intensa historia sentimental.
A estas alturas, todos estamos de acuerdo en que Ceyda merece ser feliz y todo parece indicar que las piezas encajan para que lo sea. Ha encontrado a un buen hombre que la quiere tal cual es, ha conseguido poder quedarse con sus dos hijos y ha formado una familia con Bahar, Enver, Nisan y Doruk.
Arif, el incondicional
Si Sirin ha sido un dolor de cabeza constante, Arif (Feyyaz Duman) ha sido el mejor analgésico. Cada vez que había un problema, ahí estaba Arif para
resolverlo. Y así, poco a poco, favor a favor, ayuda a ayuda, Arif pasó de ser el antipático vecino de ceño fruncido a convertirse en el mejor apoyo para Bahar y sus hijos.
Eso sí, en la lista de defectos de Arif hay que destacar su falta de iniciativa. Es buena persona y quiere a Bahar y los niños, pero le cuesta un mundo dar un paso adelante y decir lo que piensa y siente. Sus actos hablan por él, pero a veces echamos en falta una mayor expresividad.
Y, aunque también cometió más de un error durante su soterrada lucha con Sarp, a Arif hay que reconocerle que siempre supo dar un paso atrás cuando consideraba que era lo mejor y también tuvo su hombro dispuesto cuando veía que era necesario.
Sarp, la montaña rusa
Con quien hemos tenido una relación más que tormentosa ha sido con Sarp (Caner Cindoruk). A lo largo de toda esta historia lo hemos amado y odiado casi a partes iguales.
Nos enamoró cuando conquistaba a Bahar y cuando se comportaba como un ejemplar padre de familia. Después nos decepcionó cuando nos creímos las mentiras de Sirin y, sobre todo, cuando reapareció casado con Piril y viviendo en una casa más grande que todo el edificio en el que vivía su “viuda”. Nos emocionó cuando dio las explicaciones pertinentes y comprendimos el infierno que había vivido.
Y ahí comenzó otra montaña rusa emocional. Era comprensible su deseo de recuperar a su familia, pero sus modos eran más que cuestionables. No hay duda de que siempre quiso a Bahar, pero eso no justifica determinadas actitudes. Bahar recibió a Piril y sus hijos con la mejor de sus sonrisas, pero Sarp no toleraba que Bahar llevara la cadena que le regaló Arif.
Sarp ha sido, sin duda, el personaje más castigado y con más mala suerte de esta historia. Cada vez que conseguía recuperar su vida, los elementos se alineaban para complicarle la existencia. Y, desde luego, desde que lo conocemos vemos con otros ojos las peras romanas en el supermercado.
Enver, todo corazón
¿Alguien tiene algo malo que decir de Enver? Esa es la pregunta que mejor define al personaje que más amor ha repartido en esta serie. Enver fue el primero que recibió con los brazos abiertos a Bahar. Siempre tuvo claro que era su hija y nunca dudó en ayudarla y apoyarla.
Enver también nos ha emocionado más de una vez. Fuimos testigos de su decepción al descubrir el verdadero rostro de Sirin y de su profundo dolor cuando perdió a la mujer de su vida. Pero, pese a todos los golpes que la vida le ha dado, Enver siempre se ha mantenido en pie. Ha sido el refugio en el que han buscado
cobijo no solo Bahar y sus nietos, sino también Ceyda y Arif, que siempre lo han tratado, querido y respetado como a un padre.
Y, desde luego, hay que felicitar a su cardiólogo por conseguir que su maltrecho corazón haya resistido todas las emociones que ha tenido que soportar.
Hatice, entre la espada y la pared
La despedida a Hatice fue uno de los momentos más dolorosos de los que hemos vivido en esta serie. Con ella nos pasó un poco como con Ceyda. La primera impresión no fue nada halagüeña, pero poco a poco fuimos entendiéndola.
Hatice ha tenido que mantener un complicado equilibrio entre sus hijas. Si bien abandonó a Bahar cuando era niña, al reencontrarse intentó recuperar el tiempo perdido y no dudó en ayudarla y acompañarla en sus malos momentos.
Pero esa atención y esos cuidados chocaban frontalmente con el amor posesivo y enfermizo de Sirin. Cada vez que Hatice daba la mano a Bahar, Sirin reclamaba un brazo.
Y ese ha sido el gran dolor con el que ha vivido Hatice. Nunca fue capaz de conseguir que sus hijas estuviesen en la misma habitación sin agredirse mutuamente y, sobre todo, nunca logró que Sirin siguiese el tratamiento que necesitaba.
Doruk, la inocencia
Sin duda, los niños de esta serie han sido grandes protagonistas. Podríamos hablar de la madurez y responsabilidad de Nisan; de la ternura que nos despierta Arda o de la simpatía que ha generado Satilmis desde su llegada.
Pero, sin duda, Doruk ejemplifica todas esas emociones con su inocente sonrisa y sus tiernos mofletes. Doruk ha vivido mucho más que otros niños de su edad, pero lo ha hecho con la naturalidad que solo sus pocos años aportan.
En la peor de las situaciones, en el peor de los problemas, en el mayor de los caos, Doruk siempre conseguía arrancarnos una sonrisa con su peculiar perspectiva de los acontecimientos. De Doruk nunca olvidaremos su flechazo por el “termóletro”, su profundo amor por Ceyda, su emocionante reencuentro con su padre, su complicidad con su hermana y, sobre todo, esa sonrisa que iluminaba toda la pantalla.
Piril, la otra mujer
Piril fue uno de esos personajes capaces de lo mejor y de lo peor. Por un lado, supo responder a la ayuda que Sarp le prestó ayudándolo a rehacer su vida cuando creyó que Bahar y sus hijos habían muerto.
Pero, sin embargo, cuando descubrió la verdad, no dudó en callarse para mantener a salvo a su propia familia aun sabiendo de los problemas que atravesaban Bahar y los niños.
Es complicado analizar a Piril. Actuó egoístamente al intentar retener a Sarp a su lado, pero ¿podemos culparla de querer mantener unida a su familia?
Los otros personajes
Es casi imposible elegir a un único personaje para este décimo lugar. ¿A quién seleccionar? ¿A quién excluir? Habría que mencionar a la doctora Jale, que pese a su apariencia de "estirada" siempre ha respondido cuando se la ha llamado. Habría que recordar a Jeliz y el injusto final para su desbordante vitalidad. Habría que hablar del gruñón Yusuf y sus continuos tejemanejes. Habría que rememorar el duelo entre Suat y Nezir o los servicios prestados por Munir y Leila. Habría que nombrar a Hikmet y su peculiar familia, Pelami incluido.
A algunos de estos personajes ya los hemos despedido. Otros están a punto de decirnos adiós. Pero todos ellos tienen algo en común. Todos ellos atravesaron la pantalla para entrar a formar parte de nuestras vidas. Durante un año nos han hecho reír, llorar, emocionarnos, enfadarnos. Se han convertido en tema de conversación en redes sociales, peluquerías, supermercados y cafeterías. Y, sin duda, todos ellos, con sus aciertos y sus errores, con sus virtudes y sus defectos, son inolvidables.
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