BETTY VE TELENOVELAS
3 maridos, 2 hijos, 4 yernos y 2 enemigos: todos los hombres en la vida de Cemile en 'Mar de Amores'
Desde que comenzamos a surcar el 'Mar de amores' de Nova han sido muchas las parejas que se han unido y desunido, muchos los personajes que han llegado y se han marchado, pero en el centro de toda esa marejada siempre ha estado Cemile y siempre se ha mantenido firme como un faro con su luz iluminando la oscuridad de la tormenta.
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Cemile en 'Mar de Amores' ha sido la esposa, la madre, la amiga, la empresaria. La hemos visto superar un sinfín de vicisitudes y en todas ellas ha estado acompañada por los hombres de su vida: tres maridos, dos hijos y tres yernos.
Ali, el padre de sus hijos
El primer gran nombre propio de su vida es Ali, su primer marido y padre de sus hijos. Ambas condiciones ya lo elevan como uno de los hombres más importantes en su trayectoria vital, aunque su relación haya sido especialmente tormentosa.
No sabemos cómo fueron los inicios de su relación, ni los primeros años de su matrimonio. No sabemos si fueron un matrimonio feliz y modélico. No sabemos si fueron una de esas parejas a las que acompaña la frase “nunca lo hubiera imaginado de ellos” cuando se hace pública la ruptura.
Pero sí sabemos que Ali le causó un profundo dolor a Cemile. Ali prefirió el calor de una holandesa rubia de sonrisa deslumbrante que el calor del hogar que había formado con su mujer. Prefirió las risas en las cenas de lujosos hoteles a las conversaciones cotidianas en la mesa familiar. Prefirió la alegría de la despreocupación a interesarse por los problemas de sus hijos.
Y, encima, lo hizo de la peor manera posible. Era libre de enamorarse (o encapricharse) de otra mujer si no era feliz, pero la forma en la que puso fin a su matrimonio es imperdonable. No solo abandonó a su familia, sino que los echó del que era su hogar sin ninguna consideración. Mientras él decoraba su nidito de amor con todos los detalles, sus hijos vivían en medio de corrientes de aire sin luz ni agua caliente.
Pero ese no fue el único pecado de Ali. No podemos olvidar que chantajeó a Cemile para quedarse con la custodia de Osman. Era más fácil contentar a un niño con juguetes que lidiar con sus hermanos adolescentes. Y, por supuesto, no podemos pasar por alto que violó a Cemile.
Por si todo esto no fuera suficiente como para considerarlo el hombre que más daño le hizo a Cemile, encima nunca fue capaz de romper el vínculo que los unía. Se divorciaron. Él se casó con otra, pero, aun así, recriminaba una y otra vez que Cemile quisiese vivir su vida. Boicoteó los trabajos que iba encontrando y se comportaba como el peor de los energúmenos cada vez que un hombre la miraba. Llegó incluso al asesinato con tal de no perder a la mujer que creía de su propiedad.
Quizá porque en el fondo Ali sabía que había cometido el mayor error de su vida el día que echó a Cemile de su casa y metió a Caroline. Ese fue el pecado que arrastró toda su vida. Esa fue la carga que no pudo soportar su conciencia.
Por su parte, Cemile siempre tuvo claro que no iba a volver a su lado, que su matrimonio había terminado el día que Caroline le enseñó los dientes por primera vez. Pero, a pesar de todas las lágrimas que derramó por él, Cemile nunca olvidó que era el padre de sus hijos. Y, a pesar de todos los golpes que le propinó (literal y figuradamente), Cemile siempre intentó mantener una relación lo más cordial posible. Y, a pesar de todas las humillaciones que sufrió, Cemile le tendió la mano cada vez que necesitó ayuda.
Hikmet, un paréntesis
Quien más padeció la inestabilidad emocional, también conocida como obsesión, de Ali fue Hikmet Karci, que pasó de mejor (y casi único) amigo del capitán a rival por el amor de Cemile. Aunque, si somos realistas, la relación entre Cemile y Hikmet era más propia de dos personas que buscan compañía que de dos enamorados.
Es cierto que tenían que vivir con el constante acoso de Ali y con la enfermedad de Selma, pero, incluso quitando esos inconvenientes, su relación fue mucho más fraternal que sentimental. Hikmet reconoció en Cemile el daño que él había infringido y Cemile encontró en Hikmet un refugio a todos sus problemas.
La suya fue una relación breve, pero, sin embargo, la viudedad nos reveló a una nueva Cemile. Descubrimos que el ama de casa que habíamos conocido había descubierto el concepto “empoderamiento” y se convirtió casi de la noche a la mañana en toda una empresaria. Es cierto que tuvo el sentido común de dejarse asesorar y, aunque demostró más de una vez su falta de preparación para los negocios de alto standing, nadie puede cuestionar su esfuerzo por estar a la altura de las circunstancias.
Arif, ¿el definitivo?
Ahora Cemile ha vuelto a sonreír con Arif. Esta vez sí la vemos enamorada e ilusionada, pero, por supuesto, ha vuelto a encontrar a un hombre que arrastra muchos fantasmas del pasado. Poco a poco ya hemos ido conociendo muchos de los secretos que ocultaba, hemos ido comprendiendo el dolor que le causaba la tristeza que transmitía y hemos ido descubriendo que su pasado parece empecinado en amargarle el presente.
¿Será Arif el hombre definitivo en la vida de Cemile? ¿Será capaz de hacerla feliz? ¿Podrán esquivar todos los dardos que les lanza Tugrul?
Mete y Osman, sus dos grandes amores
Sin duda, los grandes amores de Cemile no han sido sus maridos. El mayor espacio en su corazón lo ocupan sus hijos: Mete y Osman.
Cemile está orgullosa de sus hijos. Se parecen a Cemile en ser buenas personas, tener buen corazón, un profundo sentido de la familia, están siempre dispuestos a
ayudar a quien lo necesita… Pero también han heredado de su padre su don para estar siempre en el lugar equivocado en el momento inoportuno. En otras palabras, tienen un imán para los problemas.
Es imposible olvidar la tormentosa adolescencia que vivió Mete. Le costó asimilar el divorcio de sus padres y, sobre todo, comprender la frialdad con la que lo trataba Ali. ¿Recordamos cuando prendió fuego a la casa familiar?
Además de lidiar con una familia desestructurada, Mete también ha tenido mala suerte a la hora de enamorarse. Su primer gran amor era una mujer mayor que él, su profesora, y la perdió. Su segundo gran amor era una chica de su edad, pero la obligaron a casarse con otro, y la perdió. Su tercer gran amor es una muchacha más joven que él, pero su familia está implicada en el asesinato de su hermano y aún no sabemos si la perderá o no.
Cemile siempre ha tenido un abrazo para consolar a su hijo por su mal de amores, pero también ha necesitado ella más de un abrazo cada vez que Mete acababa en comisaría (que han sido unas cuantas veces) o cada vez que regresaba a casa con la cara destrozada a base de puñetazos (que también ha ocurrido en varias ocasiones).
En los últimos tiempos parecía haber madurado y había logrado mantener una vida estable, pero en esta historia ya sabemos que si Mete se puede meter en un lío, se mete.
A Osman le pasa lo mismo que a Mete. Ha heredado el buen corazón de Cemile y el don de Ali para complicarse la vida. Fue un niño tierno, dulce y cariñoso. Siempre tenía la palabra adecuada para su madre y sus hermanos. Siempre conseguía arrancarles una sonrisa aún en sus peores momentos. Incluso fue una medicina casi milagrosa para Selma.
Ha mantenido esa ternura en su adolescencia, pero, al igual que Mete, arrastra una especie de maldición que le impide no meterse en problemas. Ha demostrado con creces ser buen hermano (ni un reproche salió de su boca al saber de los sentimientos entre Mete y Aysa) y también ser buen amigo. Rozó el asesinato con tal de vengar a Aydin, pero afortunadamente las buenas enseñanzas y el buen ejemplo de Cemile pudieron más que la sed de venganza.
Ahora Cemile tiene el corazón partido. Tiene un hijo en la cárcel para proteger al otro. Si uno sale, entra el otro. ¿Cómo saldrán de esa encrucijada?
Cuatro yernos como cuatro hijos
Si sus dos hijos le han dado muchos dolores de cabeza a Cemile, sus yernos tampoco se han quedado atrás. Los cuatro comparten la condición de no haber entrado con buen pie en su casa. Murat fue casi un yerno fantasma porque ni Aylin lo consideraba su marido. Ahmed era un revolucionario que provocó que Berrin acabase detenida. Hakan se casó con Berrin después de chantajearla. Soner provocó que Aylin se casase con su hermano aun estando enamorado él de ella.
Sin embargo, el tiempo fue limando todas las asperezas. Ahmed ha cambiado el chubasquero verde revolucionario por el traje y la corbata y ha formado una bonita familia con Berrin y su hija. Hakan ha descubierto el concepto de ‘custodia compartida’ y ha puesto a Zhera por encima de todo. Da gusto ver la buena relación que han conseguido establecer en ese triángulo que tantas veces estuvo a punto de acabar en tragedia.
En cuanto a Soner, se ha pasado la vida intentando superar los diferentes dramas que le ha tocado vivir y seguimos esperando que un día logre madurar. Fue capaz de superar la muerte de Murat y pudo ser feliz con Aylin. Fue capaz de superar la muerte de Aylin y darle a Deniz todo el cariño que se merece. Ahora estamos a la espera de ver si es capaz de dejar de comportarse como un adolescente. De Murat solo se puede decir que el que era el sueño de su vida se convirtió en pesadilla cuando comprendió que los sentimientos no se pueden forzar.
Todos los yernos de Cemile le han causado problemas antes o después, pero también es justo decir que todos ellos acuden cada vez que surge un problema y prestan su ayuda en la medida de sus posibilidades. Y todos ellos siempre han encontrado en Cemile a una madre más que a una suegra porque sus tres yernos son tres hijos más para ella.
Kenan y Tugrul, los enemigos
Y, a mayores de todo esto, Cemile también ha tenido que lidiar con dos enemigos externos. Kenan, a quien no le importó arrastrar a esa mujer con tal de saciar su sed de venganza contra los Karci, y Tugrul, que está imitando ese comportamiento para herir a Arif. De Kenan logró librarse con ayuda de Ali. ¿Cómo se librará del acoso de Tugrul?
En resumen, son muchos los hombres que rodean a Cemile. Todos ellos le han hecho daño de una manera u otra, pero todos ellos también la han querido. Y, sobre todo, Cemile siempre ha sido una columna en la que todos ellos han podido apoyarse cuando la han necesitado.
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