BETTY VE TELENOVELAS
Adiós a 'Infiel': 5 razones por las que echaremos de menos el fenómeno que se ganó el corazón de la audiencia
Hace algo más de un año que 'Infiel' llegó a España y desde entonces, domingo a domingo, ha conseguido una absoluta fidelidad por parte de la audiencia, lo que la ha convertido en la indiscutible serie del año.
Publicidad
"La ira de una mujer que ha sido engañada es peor que el infierno". Esta es la lapidaria frase con la que Asya se presentó ante las pantallas españolas en 'Infiel'. Durante el último año hemos sido testigos de su ira y, aunque en la serie el personaje interpretado por Cansu Dere ha sido engañada en numerosas ocasiones, la audiencia ha permanecido siempre fiel a su historia convirtiéndola en un fenómeno en Antena 3.
Asya, la que quería ser feliz
Decir a estas alturas que Asya ha sido la gran estrella de 'Infiel' es una obviedad. Toda la serie ha girado en torno a ella. En torno a la falsa felicidad que vivía al principio. En torno a la traición que sufrió por parte de su marido y sus amigos. En torno a su esfuerzo por dejar atrás un matrimonio fallido. En torno a su ilusión por volver a enamorarse. En torno a su rabia por no poder romper definitivamente con su pasado. En torno a su liberación cuando consiguió cerrar la puerta tras de sí y no mirar atrás.
Son muchos los adjetivos con los que podemos calificar a Asya y son muchas las facetas que podemos analizar de ella, pero quizá ahora que tenemos que decirle adiós, toca resaltar su fortaleza y su capacidad para levantarse de todos los golpes que la vida y su entorno más cercano le fueron dando.
Fuimos testigos privilegiados de cómo fue siguiendo las pistas hasta llegar a identificar a la amante de su marido y junto a ella escuchamos como se rompía su corazón al comprobar que su vida era una mentira.
Pero Asya nos ha demostrado siempre que no es mujer de quedarse llorando encerrada en casa en pijama comiendo helado de chocolate. Ella se crece ante la adversidad. Ella busca su mejor look en el armario, se maquilla a la perfección, se coloca la melena, se traga sus lágrimas y nos regala escenas que ya son icónicas. Nunca olvidaremos su vestido negro de cóctel ni la aplastante serenidad con la que desenmascara a Volkan y Derin mientras se toma una copa ni su espectacular salida colocándose el pelo dejando una tempestad tras de sí.
Porque Asya ha tenido el don de saber combatir el fuego con gasolina. Lo hizo con los amigos que la traicionaron. Lo hizo con el marido que la engañó. Lo hizo con los Güclü cuando la culparon de todos sus males. Asya logró su objetivo. Todos los que la hicieron sufrir han sufrido, pero ¿a qué precio?
Como espectadores hemos disfrutado con sus maquiavélicos planes, con su capacidad de manipulación, con su ingenio, con su inteligencia, con su habilidad para mover los hilos de todos cuantos la rodeaban a su antojo… Pero también hemos lamentado que su ira y su venganza se llevara por delante su felicidad. Pudo haber sido feliz con Turgay, pero apenas le entreabrió la puerta de la amistad. Pudo haber sido feliz con Aras, pero le cerró la puerta al amor cuando abrió de par en par la del resentimiento.
Confiemos en que ahora que ha logrado la paz que tanto ansiaba, esperemos que ahora que ha puesto a cada quien en su sitio, piense en sí misma y en su propia felicidad. Ojalá las calles de Londres sean testigos de la Asya sonriente que pocas veces pudo verse por Tekirdag.
Volkan, el que lo quería todo
Si hay un culpable de la infelicidad y la ira de Asya, ese es Volkan, que ha sido, sin duda, todo un personaje. Figurada y literalmente. Caner Cindoruk ha interpretado a un individuo que ha conseguido un veredicto casi unánime por parte de la audiencia: ha sido un caradura y un sinvergüenza.
Lo peor de Volkan no es que haya sido infiel. Lo peor es que nunca ha conseguido asumir ninguno de sus múltiples errores y nunca ha terminado de ser consciente de las repercusiones de sus actos.
Aborrecimos a Volkan por engañar a Asya, pero lo detestamos aún más por mentirle. Si has sido infiel y te han pillado, asúmelo y no busques excusas de mal pagador. Y, sobre todo, no tengas la desfachatez de intentar mantener el statu quo porque no es justo ni para la mujer que has engañado ni para la mujer con la que la has engañado.
Porque Volkan no solo fue infiel de facto a Asya con Derin, sino que lo fue de pensamiento a Derin con Asya. ¿Regalarle el mismo perfume? ¿El mismo kimono? Volkan quiso convertir a Derin en Asya, pero olvidó que su segunda esposa tenía una personalidad diametralmente opuesta a la de su ex mujer.
Y ese ha sido el gran pecado de Volkan. Quererlo todo. Quería tener a la estable Asya y a la joven Derin. Dicho de una forma un tanto coloquial: quería ser el único gallo en ese gallinero.
Por eso hizo todo cuanto pudo para librarse de Aras, porque a diferencia de Turgay, el diseñador de videojuegos sí plantó batalla. Aras consiguió hacer feliz a Asya y eso es algo que Volkan nunca pudo soportar porque su egocentrismo y su narcisismo le hacían creer que sólo él y nadie más que él podía hacer feliz a Asya.
Y ese afán posesivo era el que provocaba su ira hacia Onur. Podía estar jurándole amor eterno a Asya y a los cinco minutos estar golpeando a Onur por haber tenido la osadía de mirar a Derin.
Sin duda, Volkan ha sido el gran derrotado de esta historia. Irónicamente él, que lo quería tener todo, terminó perdiéndolo todo, hasta el respeto de ese hijo al que no dudó en manipular en su propio beneficio.
Lo cierto es que nunca llegaremos a entender del todo a Volkan. Han sido varias las veces en las que tuvo todo para ser feliz. Pudo ser feliz con Asya, Ali y su jardín de rosas blancas. Pudo ser feliz con Derin, Zeynep y su mansión con piscina. ¿Por qué nunca logró ser feliz? ¿Por qué nunca fue capaz de pasar página con Asya? ¿Por qué nunca dejó ir a Derin?
Al final, nos queda la sensación de que Volkan nunca quiso a ninguna de las dos mujeres de su vida o, al menos, no las quiso tanto como se quiso a él mismo. Probablemente sea el mejor ejemplo de ese refrán que dice que la avaricia rompe el saco. Él lo quiso todo y lo perdió todo.
Derin, la que quería ser amada
La relación de la audiencia con Derin ha sido tan complicada como las que ha tenido el personaje que interpreta Melis Sezen con Volkan y Asya. Ha habido momentos en los que la hemos detestado y otros en los que la hemos compadecido. Eso sí, justo es reconocerle que su carácter altamente inflamable nos ha regalado grandes momentos.
Al igual que Asya, Derin también tenía una vida feliz hasta que se cruzó Volkan en su camino. Aunque después Derin creyó ser feliz, solo vivió una mentira tan o más grande que la que había vivido Asya.
Derin creyó que el amor de Volkan era sincero. Derin creyó que Volkan era infeliz con Asya. Derin creyó haber construido un matrimonio sólido y una familia estable. Derin creyó que era Asya quien buscaba a Volkan. Derin creyó que Volkan la quería.
En definitiva, Derin fue tan víctima de Volkan como Asya, pero ella no tuvo las armas emocionales de la doctora para enfrentar la situación. Derin era mucho más frágil, voluble y vulnerable que Asya y su dependencia sentimental de Volkan era tan enfermiza que casi termina con ella misma en varias ocasiones.
Porque el amor de Derin derivó en una peligrosa obsesión que le impedía ver la realidad tal cual era. Que le impedía ver las constantes visitas de Volkan a Asya. Que le impedía ver que Asya no era el problema de su matrimonio. Que le impedía ver que su marido no la veía a ella.
Y por eso en más de una ocasión compadecimos a Derin porque se aferraba a Volkan como a un salvavidas sin darse cuenta de que cuanto más fuerte se agarraba, más se hundía. Solo cuando soltó ese lastre, ha podido salir verdaderamente a flote y volver a ser la Derin risueña que regresó de Londres.
Gönul, la que quería organizar el mundo
Al margen del triángulo romántico sobre el que giraba 'Infiel', hay otro personaje que será difícil de olvidar. Gönul ha sido la gran matriarca de esta serie y la rival que mejor ha estado a la altura de Asya.
Es más, en muchas ocasiones nos hemos preguntado si Derin era en realidad hija de Gönul porque no heredó nada del carácter de la señora Güçlü. Derin era demasiado impulsiva como para esbozar buenas estrategias. Tenía ímpetu, ganas, rabia, pero carecía de la paciencia suficiente como para seguir las pautas de un plan. Le sobraba voluntad, pero le faltaba pericia.
Gönul era mucho más astuta y lo demostró en más de una ocasión. Gönul sí sabía buscar los puntos débiles de sus enemigos, preparar un buen ataque y lanzarlo en el momento más oportuno. Y todo eso manteniendo siempre su apariencia de gran señora.
Eso sí, comparte con Derin su tendencia a vivir en una realidad paralela. También odió a Asya prácticamente solo por existir cuando el matrimonio de su hija hacía aguas por todas partes y fue profundamente injusta con la doctora cuando murió su marido.
Gönul ha sido la mejor contrincante de Asya y juntas nos han regalado no solo una sucesión increíble de ataques y contraataques, sino también secuencias memorables donde las sonrisas no lograban matizar los puñales lingüísticos que se lanzaban mutuamente.
Nil y Selçuk, los que quisieron reinventarse
En 'Infiel' ha habido otros personajes que también han tenido que enfrentar sus propios fantasmas y han sido Nil y Selçuk. Al principio de su relación todos deseamos que Nil saliera corriendo y no mirara atrás, que huyese de esa relación tóxica con un maltratador de libro.
Sin embargo, ahora están listos para formar una familia. Aunque siempre desconfiaremos del pasado violento de Selçuk, hay que reconocer su sorprendente evolución. Ha pasado de ser un donnadie con muchas papeletas para acabar encarcelado de por vida a ser un prometedor empresario hostelero que hasta ha conseguido ser aceptado por la familia de su padre pese a su origen extramatrimonial.
Es curioso. Volki Tolki lo tenía todo para ser feliz y lo perdió todo. Sin embargo, el rubiales que, por no tener, no tenía casi ni esperanza, ha logrado lo que parecía la cuadratura del círculo: un prometedor negocio, unos hermanos que lo aceptan, una madrastra que lo respeta y hasta una relación relativamente estable con las madres de sus hijos.
Habría mucho más de lo que hablar. De la amistad de Bahar. De los cambios de bando de Derya. De los ángeles acosadores de Asya. De la amistad incondicional de Turgay. De los turbios negocios de Volkan. De la oportunidad perdida que fue Aras. De la habilidad de Cavidan para estar siempre donde estaba la noticia.
Porque entre todos ellos han creado una historia donde todo sumaba y nada restaba, donde una mujer traicionada quemó a todos cuanto le prendieron fuego, llegando incluso a quemar su propia felicidad en el proceso. Sin embargo, la conciencia de Asya fue mayor que su ira y supo apagar las brasas antes de que tuvieran consecuencias fatales.
Asya ha pasado página. Ha cerrado la puerta más famosa de Tekirdag y se ha mudado rumbo a una nueva vida, en la que esperemos encuentre (o reencuentre) la felicidad ansiada.
Asya ha iniciado un nuevo capítulo subiéndose a ese avión en el que nunca pensó que podría embarcar. Nosotros, mientras tanto, cerramos este libro con la satisfacción de que mereció la pena ser fiel a 'Infiel'.
Publicidad