BETTY VE TELENOVELAS
Beren Gökyıldız celebra su 14 cumpleaños con el estreno en España de su nueva serie, Melissa
La actriz turca Beren Gökyıldız celebra este 29 de septiembre su 14 cumpleaños y la audiencia española lo celebrar con el estreno en Nova de Melissa, la nueva serie que protagoniza.
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Era apenas una niña cuando Beren Gökyıldız aparecía por primera vez en las pantallas españolas. La pequeña Melek nos cautivó en cuanto la vimos. Después la acompañamos en su búsqueda de una familia como la Oyku de Mi hija. Hace unos meses nos sorprendió encontrarla como paciente del hospital Berhayat en Doctor Alí. Y ahora regresa interpretando a Melissa, quien, sin duda, también nos conquistará cada fin de semana.
A lo largo de este tiempo hemos visto cómo aquella pequeña niña ha ido creciendo y personaje a personaje también hemos comprobado que aquella primera gran impresión que nos causó no era la equivocada. Puede ser muy joven en edad, pero es muy mayor en talento.
Melissa con dos s
Este fin de semana llega a Nova Melissa, con dos s, y ese matiz es importante porque es la primera gran seña de identidad de este personaje. Porque esa insistencia de Melissa en recalcar cómo se escribe su apellido no es más que una prueba de su necesidad de dejar claro su existencia. Como ella misma dice, si su nombre solo tuviera una ese, sería otra persona. No sería ella.
Después de dejar claro cómo se llama, Melissa no duda en autodefinirse: habla mucho, es fea y crece rápido. Y esas tres características nos dan muchas claves de su pasado y de su presente.
El "soy fea" es el mejor ejemplo de la falta de cariño que ha sufrido esta niña y el hecho de crecer rápido demuestra que Melissa es muy consciente de que se le están acabando las oportunidades de encontrar una familia. Cuanto más mayor se haga, menos requisitos reunirá como adoptable y sus sueños y esperanzas se irán haciendo cada vez más y más pequeños
Que habla mucho queda claro desde el minuto uno. Parece que tiene incontinencia verbal porque absolutamente todo lo comenta y, además, lo hace sin filtro. Si está triste, lo dice. Si está preocupada, lo dice. Si está asustada, lo dice. Si está emocionada, lo dice. Si está esperanzada, lo dice.
Y en medio de la catarata imparable de comentarios descubrimos a una niña que, pese al dolor sufrido en el orfanato, sigue soñando. A una niña, que pese a trabajar desde muy pequeña, es sumamente educada. Pero, además, su torrente comunicativo también nos indica que, tal vez, habla tanto porque nunca ha tenido quien hable con ella, quien interactúe con ella, quien la escuche.
Porque Melissa es, sobre todo, una niña que siempre ha estado sola. Por eso se emociona hasta límites insospechados cuando entra en una casa que huele a hogar.
Por eso da las gracias por dormir en una cama limpia. Por eso sueña con una familia que la quiera y la cuide.
Y aquí empieza nuestra esperanza y también nuestra preocupación. Es evidente que Metin la ha acogido no solo en su casa, sino también en su corazón. La duda está en si la ordenada y metódica Mahinur será capaz de lidiar con una niña con un carácter tan distinto al suyo.
Melissa ha encontrado una bonita casa. Ha encontrado a unas buenas personas. Ha encontrado a una amiga a la que considera una princesa. Ha encontrado un caballo que tiene mucha suerte. Pero, ¿será capaz de conservar todo eso? ¿Este sueño que está viviendo se convertirá en una pesadilla? ¿Podrá adaptar su apabullante personalidad a la paz y tranquilidad de los dos hermanos?
El don de la empatía
No sabemos lo que el destino le deparará a Melissa, pero lo que sí tenemos claro es que Beren Gökyıldız vuelve a demostrar que tiene el don de empatizar con la audiencia. Solo necesita mirar a cámara para que los espectadores sepamos a la perfección qué está sintiendo su personaje.
Nunca olvidaremos la mirada de Melek cuando vio los zapatos de Cengiz a la puerta de su casa. No necesitó decir ni una palabra para comprender que estaba aterrada. Nunca olvidaremos la escena en que Oyku camina por primera vez junto a Demir. Ahí tenía esperanza. A esa lista unimos ahora la mirada de Melissa hacia su nuevo hogar. Esa vez lo que siente es seguridad.
Porque Beren Gokyildiz nos dice mucho con sus diálogos (somos muchos los que aún recordamos las estaciones de metro que Oyku recorría para ir al colegio), pero nos cuenta aún mucho más con su mirada (incluso cuando la tiene perdida como cuando Zeynep sacó literalmente de una bolsa de basura a Melek) y con su expresividad (como sus hombros caídos soportando su mochila azul con alas blancas cuando no conseguía que Demir aceptase a Oyku como su hija).
En el caso de Melissa sus emociones son como una montaña rusa que pasan de un extremo a otro en apenas unos minutos. Pasa de la euforia de disfrutar de una sabrosa cena a la tristeza de recordar el escaso menú del orfanato. Pasa de la gratitud por tener una habitación preciosa a revivir una cama con bichos. Pasa de la alegría de vivir en una bucólica granja al temor de tener que volver a una casa sombría. Pasa de la tranquilidad de sentirse protegida por Metin a la inquietud de tener que regresar con Besime.
El elemento icónico
Entre las características comunes de los personajes de esta actriz está también el contar con elementos icónicos que la hacen absolutamente inconfundible. Aún no sabemos cuál será el de Melissa, aunque su "con dos s" tiene muchos puntos de partida.
En el caso de Melek apenas hay duda. Todos la visualizamos con su abrigo rojo y, además, todos recordamos perfectamente que le gustaba el helado derretido. En cuanto a Oyku, sin duda, su mochila azul con alas blancas la identificaba allí donde iba.
La conexión con los mayores
Otra de las grandes habilidades de Beren Gökyıldız es su capacidad para conectar con sus compañeros de mayor edad en todas y cada una de sus series.
De hecho, en los primeros compases de Melissa ya nos creemos el cariño que Metin (Onur Dikmen) siente por la niña y hasta intuimos que la coraza de hierro y desconfianza de Mahinur (Sezin Bozacı) tiene algunas grietas por las que empieza a colarse la luz que irradia su invitada.
Si tuviéramos que elegir una sola de las secuencias que protagonizó junto a Cansu Dere en Madre sería casi imposible ¿La de la bolsa de basura? ¿La de la playa de los pájaros? ¿La del reencuentro tras ser separadas? En todas ellas no veíamos a una actriz niña y a una actriz adulta. Veíamos a una madre con su hija.
Y lo mismo podría decirse de los villanos de la serie. Es cierto que aún nos duele recordar sus escenas con Berkay Ates o Gonca Vuslateri y el mero hecho de que nos cause cierta repulsión es porque todos ellos lograron transmitirnos todo lo que implicaba su relación.
También en Mi hija fuimos testigos de la privilegiada relación con Bugra Gulsoy: cuando leían el cuento del niño rubio, cuando él le decía que no hablara con desconocidos, cuando pasó de mocosa a princesa… Y esa conexión es extensible a la tierna relación con Candan (Leyla Lydia Tuğutlu).
Aunque su participación en Doctor Alí fue muy puntual, lo cierto es que también nos dejó secuencias memorables con sus compañeros como cuando advirtió a Ferman (Onur Tuna) con volver dentro de unos años convertida en médico residente para trabajar con él o cuando dio consejos sentimentales a Alí (Taner Olmez). Aunque en este caso a nosotros lo que de verdad nos emocionó fue su reencuentro con Sinem Ünsal. La querida profesora de Oykü era ahora la eficiente doctora Nazli.
El sentido del humor
Pero, aunque sus personajes siempre arrastran historias complicadas, en todos ellos hay también un pequeño espacio para el humor. Es inevitable sonreír recordando cuando Melek bautizó a la señora Torpe o rememorando cada una de las regañinas que le lanzaba a Demir por no ser capaz de comportarse, ya no solo como padre, sino hasta como una persona honrada. Por no hablar de su complicidad con las artimañas de Ugur
Y, desde luego, fue Betus, la paciente del Doctor Alí, el personaje que dejó claro que esta actriz también sabe hacernos reír.
A Beren Gökyıldız hace mucho tiempo que la audiencia no solo la quiere, sino que también la admira por su talento. Melissa apenas necesita cinco minutos para que todos los espectadores queramos abrazarla y abrirle de par en par las puertas de nuestra casa cada fin de semana.
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