'La catedral del mar', fiel adaptación de una odisea por la libertad

Una adaptación fiel

Uno de los hándicaps de llevar a televisión una de las novelas más leídas de los últimos tiempos es lograr la complicidad de millones de lectores que han hecho suya la historia. El bestseller homónimo que la editorial Grijalbo publicó en 2006 es buena materia prima, de esos libros que si te atrapan no los sueltas, pues el escritor Ildefonso Falcones logra seducir al lector con esa Barcelona del siglo XIV, inmersa en una feroz lucha de clases y bajo el implacable yugo de la Inquisición.

Con más de seis millones de libros vendidos en 40 países, la adaptación de 'La catedral del mar' suponía ya de por sí una auténtica hazaña. Se agradece la fidelidad al texto original, de la mano de Rodolf Sirera (Amar en tiempos revueltos), con sus pequeños cambios, obviamente, también que se desarrolle en una única temporada de ocho episodios de no más de 50 minutos (habituados a la salvajada de los 70 minutos). En esto algo tendrá que ver Netflix, ya que la superproducción que dirige Jordi Frades se verá a través de la plataforma a nivel internacional.

Un héroe del pueblo

A diferencia del libro, más descriptivo, la trama se desarrolla con más vigor ya desde el inicio, enganchando desde la primera escena, ya que presenta desde la anécdota la etapa durísima que le tocará a vivir a Bernat (Daniel Grao) hasta que le dé el relevo a su hijo Arnau (Aitor Luna), el “hombre del pueblo” que, desde la más absoluta miseria, logrará codearse con los más poderosos. Las injusticias de la época se hacen palpables desde el primer episodio, con la aparición de todo un señor villano, el señor de Bellera (enorme Alain Hernández, provoca la repulsión exacta que se le presume a este despreciable personaje), que abusará de su poder contra Bernat y su mujer, Francesca (Natalia de Molina).

Bellera irá a más, algo que pondrá en guardia al, hasta entonces, sumiso Bernat, tomando una de esas primeras decisiones que hacen que lo cambie todo. En este primer episodio también conoceremos a su hermana Giomona (Nora Navas) y al marido de ésta, Grau (Ginés García Millán con pelazo). Amor, muerte y venganza se cruzan en un final de episodio que deja perplejo al espectador, con ganas de más.

Una historia de violencia

Con un 80% de rodaje en exteriores y en cerca de 70 localizaciones, el fascinante drama que se va desarrollando en este periodo tan oscuro y brutal encuentra cierta luminosidad gracias a los paisajes y a los espacios abiertos. En una serie de personajes como ésta, la catedral en construcción es uno de ellos, metáfora de la propia evolución de los progresos sociales del protagonista, envuelto en los enredos del poder. La basílica de Santa María del Mar (cuya réplica se construyó en realidad en Cáceres) es el templo del pueblo, de ese pueblo que sufre abusos e injusticias.

En la línea de Los pilares de la Tierra, de Ken Follett (inevitable referencia), La catedral del mar es una historia que va a más, que crece, ayudada por unos personajes entrañables, bien documentada, cuya impactante trama, llena de intrigas, actos violentos y suspense, se desarrolla gracias a un elenco coral con actores que convencen (Pablo Derqui, Michelle Jenner, Andrea Duro, Silvia Abascal, Josep María Pou)…. Con ganas de ver cómo han usado los efectos digitales en la recreación no sólo del templo si no también de las dos batallas, por mar y por tierra, que aparecen en la novela.