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Crítica de 'Territorio Lovecraft', la serie de terror de Jordan Peele: Un viaje de pesadilla contra racistas (y otros monstruos)
Años 50. Tres protagonistas negros. Una épica aventura por EE UU en la que se juegan la vida. Una de las series más esperadas, 'Territorio Lovecraft', viene firmada por el tándem Jordan Peele y J. J. Abrams.
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El primer episodio empieza fuerte. Soldados en la guerra de Corea se enfrentan a… ¿platillos volantes al estilo de 'La guerra de los mundos'? Hasta la voz emula a la de Orson Welles en su delirante programa radiofónico. Surge un colosal Cthultu lovecraftiano al que se enfrenta Atticus, un joven afroamericano, lector ávido de ciencia-ficción. Tras un intenso y desconcertante minuto la ilusión parece desvanecerse: todo resulta ser una pesadilla del protagonista. Pero, ¡no! dale unos minutos más. Porque en esta adaptación de la novela de Matt Ruff de 2016 la trama se ve influenciada (tras el apotéosico pulpo y como su propio título indica) por la obra de H. P. Lovecraft (más adelante admiramos una edición de 'El extraño y otros', un volumen de coleccionista de la editorial Arkham House). Esos monstruos son reales y funcionan también como elemento simbólico. Los hay que se esconden tras una caperuza blanca puesta en la cabeza, dispuestos a apalear a los negros que se les crucen en el camino, y los hay que se esconden bajo tierra, engendros surgidos de la imaginación.
El ex combatiente Atticus Freeman (interpretado por Jonathan Majors, visto en la película de Spike Lee 'Da 5 Bloods: Hermanos de armas') emprende un viaje por carretera en busca de su padre (Michael K. Williams, 'The Wire'). Le acompaña su tío George (Courtney B. Vance, 'American Crime Story') y una amiga de la infancia, una cantante llamada Leti Lewis (Jurnee Smollett, 'Friday Night Lights'). Tras la insegura Kentucky y la luminosa Chicago – donde la comunidad negra baila en la calle, entre risas y bajo la lluvia que brota de las bocas de riego, tan espontánea como sus ganas de vivir– el trío cruza varios pueblos siguiendo una ficticia guía ilustrada por el propio George, inspirada en 'El libro verde' (que hizo popular la película 'Green Book') sobre los locales que aceptaban a los negros (como el bar Denmark Vesey, en homenaje al líder afroamericano de la revuelta de los esclavos que fue denunciado y ejecutado en 1822). La aventura resulta ser épica pues les lleva a enfrentarse a supremacistas blancos, pero también a criaturas extrañas que se esconden en los bosques, fuerzas sobrenaturales y todo tipo de personajes misteriosos y llenos de magia. La acción no da tregua, con persecuciones y una huida hacía delante que desemboca en una extraña mansión con personajes que parecen 'Los niños del maíz' ya creciditos.
Es en esta combinación entre drama denuncia y fenómenos paranormales donde radica el encanto de 'Territorio Lovecraft', creada por Misha Green, que coincide de nuevo con Jurnee Smollett tras su serie 'Underground' y será la artífice del remake de 'Cleopatra Jones', el reivindicativo filme de los 70. Produce el sensacional tándem formado por J. J. Abrams (un encantador de serpientes desde 'Perdidos') y Jordan Peele, director de un par de taquillazos de cine: 'Déjame salir' y 'Nosotros'. Como en estos filmes, Peele vuelve a denunciar la discriminación sistemática. Esa intolerancia y violencia ejercida contra los negros se centra en la serie durante la era de las leyes Jim Crow que perpetuaban la segregación racial, mostrando (como hace la ficción) las permanentes desventajas sociales, con locales con dos puertas de entrada ––una para blancos y otra para gente de color– y autobuses con los negros en la parte de atrás, hasta linchamientos si permanecían en un pueblo después de que anocheciera.
En definitiva, 'Territorio Lovecraft' gustará a los fans de los pequeños relatos al estilo 'The Twilight Zone' que el propio Peele se ha encargado de resucitar. De hecho, Jurnee Smollett aparece en el irregular episodio 2x4 en el que interpreta, sí, a otra cantante. Una impactante escena en la serie en la que el trio huye de un policía racista que los amenaza de muerte recuerda al episodio 'Rebobina' (1x3) en el que una madre y su hijo afroamericanos intentan escapar de una situación parecida (y hablamos del momento actual). La serie se rodó antes de las manifestaciones en contra de la brutalidad policial contra George Floyd lo que demuestra que estemos en los 50 o en el siglo XXI parece que las cosas han cambiado poco.
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