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'Madre' llega a su final: Las 5 claves del fenómeno turco del año en Nova

Si el fenómeno turco de 2018 en la TDT española fue 'Fatmagül', en 2019 ese título ha sido heredado con todos los honores por 'Madre', una historia que, como su predecesora, traspasa la pantalla a base de sentimientos, emociones y muchas reflexiones.

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Turna-Melek, la más adulta de las niñas

Sin duda, una de las claves del éxito de 'Madre' está en el talento de su pequeña gran protagonista, Beren Gökyildiz. Desde el minuto uno Melek nos cautivó con su mirada porque esos ojos nos decían mucho más que un largo párrafo de sujeto, predicado, verbo, sustantivos, adjetivos y adverbios.

La mirada de Melek nos hablaba de su ilusión porque alguien le hiciera dos trenzas. La mirada de Melek nos hablaba de su satisfacción al tomarse helado derretido. La mirada de Melek nos hablaba de su miedo al ver un par de zapatos. La mirada de Melek nos hablaba de la decepción al ver que su madre no la cuidaba.

Y si Melek conseguía partirnos el alma cada vez que nos miraba a través de la pantalla, Turna nos emocionaba con su ilusión por ser la hija de Zeynep, con su satisfacción por haber formado una familia con esa madre de elección, con su miedo a ser separada de esa mujer que supo darle lo que toda niña necesita: amor, cariño, ternura, seguridad, protección.

Pero Turna-Melek es mucho más que una niña que buscaba un hogar porque el personaje interpretado por Beren Gökyildiz no es una niña convencional. Es una niña más adulta que muchos de los adultos que la rodeaban. Melek estaba en edad de jugar a ser mamá con sus muñecas, pero en vez de tener muñecas, tenía un hermano llamado Hasan y en vez de jugar, Melek tenía que cuidar, alimentar y proteger a ese pequeño bebé con el que apenas podía en brazos.

Pero Melek sacaba fuerzas no sabemos muy bien de dónde y siempre estaba cuando Hasan la necesitaba. Siempre era la primera en llegar cuando Hasan dormía. Siempre encontraba un último trozo de pan o un último sorbo de leche con el que alimentar a su hermano. Siempre encontraba la manera de que Hasan no sufriera lo mismo que ella.

Y uno y otro capítulo Melek lloraba y los espectadores llorábamos con ella y deseábamos traspasar la pantalla para abrazarla, para consolarla, para prepararle una comida en condiciones, para llamar ineptos a esos servicios sociales incapaces de darle solución a una criatura que vivía en el peor de los infiernos.

Por eso, porque hemos llorado mucho, nos alegrábamos tanto cada vez que Melek sonreía. Cada vez que se transformaba en Turna. Cada vez que preguntaba si aquella ropa tan bonita era para ella. Cada vez que pintaba con su lápiz azul. Cada vez que le pedía a la señora Torpe que le preparara sopa.

Ha habido muchos momentos en los que Melek se ha sentido sola, pero nunca ha estado sola. Ha tenido a miles de espectadores cruzando los dedos y rezando cada cual las oraciones de su particular religión para que finalmente la vida le devolviera toda la alegría que le había arrebatado, para que pudiera tener un hogar con habitaciones para su madre, su abuela, su bisabuela y sus tías, para que Melek fuese definitivamente Turna y tuviera una gran familia.

Zeynep, todo por mi hija

El personaje interpretado por Cansu Dere es complicado de analizar porque ha mostrado caras muy diversas. Por un lado, parece una persona distante, fría, poco dada a transmitir cariño. De hecho, son contados los gestos cariñosos que ha tenido con su marido. Por momentos parecían más unos compañeros de piso que un matrimonio.

Sin embargo, toda esa frialdad se transformaba en ternura cada vez que compartía plano con Melek porque esa ha sido la auténtica pareja de esta historia. Melek no se habría convertido en la feliz Turna sin Zeynep y, desde luego, Zeynep no hubiera encontrado su felicidad sin esa hija que se encontró en una bolsa de basura, que adoptó en una playa, que secuestró en un autobús, que lloró ante una tumba falsa y por la que peleó con todos los medios a su alcance, legales e ilegales.

Y si Melek nunca estuvo sola, Zeynep siempre tuvo junto a ella a muchísimos cómplices que cruzaban los dedos y rezaban porque consiguiese su objetivo, porque pudiese crear un hogar junto a esa niña. Y nos callamos cuando cometió un delito. Nos enfadamos cuando la encarcelaron porque, aun siendo legal, era absolutamente inmoral. Nos desgañitamos gritándole que se girara a la derecha en aquella esquina en la que estuvo a escasos metros de la hija que creía muerta. Nos preparamos para lo peor cuando Cengiz la secuestró. Y nos armamos de paciencia cada vez que cedía a los chantajes de los "padres legales" de Melek.

Tal vez Zeynep haya cometido errores. En ocasiones ha pecado de impulsiva o de ingenua y nunca entenderemos como podía confiar en que Cengiz y Sule mantuviesen sus promesas. Pero lo que está claro es que a pesar de todas las barreras que tuvo que saltar, Zeynep cumplió su promesa. Es la madre de Melek.

Cengiz y Sule, la más tóxica de las relaciones

De Cengiz y Sule se pueden decir muchas cosas y casi ninguna buena. Eso sí, justo es reconocer el increíble trabajo que han hecho Gonca Vuslateri y Berkay Ateş. Podemos aborrecerlos hasta el infinito y más allá, pero, sin duda, su presencia ha sido imprescindible en esta historia. Es cierto que nos han hecho enfadar, sufrir, llorar y hasta desesperar, pero sin ellos 'Madre' no hubiera tenido sentido.

Si Zeynep es difícil de analizar, Sule es un todo un misterio. ¿Cuál es la verdadera Sule? ¿La que mete a su hija en una bolsa de basura? ¿La que llora desesperada al verla desmayada? ¿La que le hace tostadas francesas porque cree que son su plato favorito? ¿La que delega el cuidado de un bebé a una niña que aún debe ser cuidada?

Probablemente las dos Sules sean reales. La diferencia entre ambas tiene nombre propio: Cengiz. Porque Sule con Cengiz es una persona y lejos de él es otra.

Cuando Cengiz está cerca, Sule literalmente desaparece. Es tal la dependencia emocional que tiene de su marido que es incapaz de ver aquello que tiene delante de los ojos. Es tal el grado de maltrato psicológico que Sule es incapaz de plantearse una vida sin él. Es más, cuando tiene la puerta abierta para enderezar su camino con un trabajo digno y un buen sueldo, lo echa todo a perder porque elige tener a ese hombre a su lado antes de elegirse a sí misma. Ese quizá haya sido el gran problema de Sule. Que eligió ser la mujer de Cengiz en vez de ser simplemente Sule.

Y lo peor es que eligió ser la mujer de Cengiz antes que la madre de Melek porque entre su marido y su hija siempre ganó el amor marital al maternal. Porque Sule aceptó, toleró y consintió que su hija viviese con un monstruo que fue capaz hasta de meterla en un congelador hasta casi matarla.

Es más, su recuperado instinto maternal siempre ha estado bajo sospecha. ¿Sule verdaderamente quería recuperar a Melek por amor o lo que quería en realidad era arrebatársela a Zeynep? ¿Era cariño o eran celos?

De Cengiz no hace falta decir mucho porque sus actos son elocuentes y es absolutamente imposible recordar todos y cada uno de ellos. Pero siempre quedará el recuerdo del más cruel, perverso e indigno de los hombres porque hay que ser muy cobarde, sinvergüenza y desalmado para tratar a una niña como él trató a Melek.

Las abuelas de Turna

Melek no sólo ganó una madre al convertirse en Turna, sino que también conoció el cariño y la ternura que solo saben dar las abuelas.

Gönül ha sido toda una heroína en esta historia. No solo fue a la cárcel media vida por proteger a su hija sino que, años después, no dudó en bordear nuevamente la línea de la ilegalidad utilizando sus contactos (Belkis) y sus trucos ("té especial") para ayudar a su hija y su nieta. Turna la apodó "señora Torpe" y probablemente sea así como recordemos al menos torpe de los personajes de esta historia porque cada uno de los pasos que daba Gonul tenían una planificación, un objetivo y un resultado, casi siempre positivo. Por cierto, nos queda pendiente descubrir la receta de su famosa sopa.

En cuanto a Cahide, nuestra relación con ella ha sido como una montaña rusa. Ha habido momentos en que la hemos apreciado por sus intentos de ayudar, pero en muchas otras ocasiones casi la metemos en el mismo saco que a Cengiz y Sule. De hecho, si no acabó allí es porque, aunque sus acciones no nos gustasen, sus razones tenían su parte de lógica y, además, no actuaba por maldad, sino que ella sinceramente creía que hacía lo mejor para su hija.

Quizá esa sea la razón por la que Cahide nunca terminó de empatizar con el público. Porque ella veía a Zeynep y Turna como dos partes independientes y no como lo que eran: un todo indivisible.

Los galanes secundarios

Y como las grandes protagonistas de esta historia de amor han sido Zeynep y Melek, los galanes han tenido que conformarse con un papel muy secundario.

Ali empezó con mucha fuerza, pero pronto perdió energía. Intentó ser el mejor apoyo de Zeynep, y, de hecho, siempre estuvo a su lado, siempre la apoyó, siempre intentó ayudarla aunque, la mayor parte de las veces, fueron más las palabras que los hechos. Eso sí, voluntad siempre puso.

Pudo llegar a ser algo más, pero fue lento de movimientos y el comisario Sinan se le adelantó. Sinan, Zeynep y Turna pudieron haber formado la más feliz de las familias, pero el ex comisario tomó una mala decisión en el momento equivocado y después ya no hubo tiempo de enmendar los errores.

En definitiva, cuando dentro de algún tiempo recordemos 'Madre' se nos vendrán a la memoria unos pájaros que desde las alturas contemplaron una playa donde una mujer y una niña se hicieron una promesa inquebrantable. Zeynep es la madre de Melek y Melek es la hija de Zeynep. Es Turna Gunes.

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