BETTY VE TELENOVELAS
María en Sueños de libertad: cómo pasar de víctima a villana
María Duque se ha convertido en uno de los personajes más intensos e interesantes de Sueños de libertad con su evolución de víctima de un matrimonio fallido a villana que pone contra las cuerdas a toda la familia De la Reina.

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El personaje que interpreta Roser Tapias llegó a la casa de los De la Reina con una maleta cargada de sueños, ilusiones y esperanzas. María Duque llegaba a Toledo en busca del hombre que amaba y del futuro que toda señorita bien deseaba en la época: un buen matrimonio.
Sin embargo, ese sueño empezó a ser una pesadilla el primer día. Cuando cruzó el umbral de la puerta, ese sexto sentido que todos tenemos, aunque a veces esté en silencio, se activó en María, que vio "algo" en el comportamiento de Andrés (Dani Tatay), que entonces era su supuesto enamorado novio, y Begoña (Natalia Sánchez), que entonces era su posible futura cuñada.
María vio las mismas señales que nosotros cuando Begoña y Andrés se cruzaron. Sin embargo, no sabemos si consciente o inconscientemente, decidió mirar hacia otro lado. A pesar de las sospechas, se casó con el hombre del que, en el fondo, dudaba.

Cuando asumió la realidad, luchó con todos los recursos que se le ocurrían para retener a Andrés a su lado, pero él ya se había ido. Y la actitud suplicante de María nos provocaba tanta pena como rabia.
Pena porque entendíamos su dolor y su desesperación por verse traicionada. Rabia porque, en vez de salir de esa casa y de ese matrimonio fracasado con su dignidad por delante, prefería recurrir a las tretas más sucias y rastreras para retener a su marido. María tenía razón en sentirse humillada, pero su actitud la arrastró a una espiral de errores con consecuencias dramáticas.
La dulce María que llegó de Jaca con una sonrisa se convirtió en una mujer triste y amargada que vagaba por los salones de la mansión esquivando las miradas de su familia política, que esperaba con ansia el día en que saliera por la puerta.
Sin embargo, la caída a los infiernos de María en los últimos tiempos ha sido su salida de emergencia. ¿Por qué? Porque encontró al mejor aliado.

María quiso jugar sucio, pero para mancharse las manos hay que saber hacerlo y ella solo era una aficionada. El auténtico maestro del mal era Jesús de la Reina, y lo demostró hasta el final. Solo un gran villano es capaz de dejar como herencia un testamento tan envenenado.
Jesús sólo ha necesitado un papel para vengarse desde la tumba de Begoña, Andrés y Damián. Situar a María como eje de la familia y de la empresa ha sido el golpe perfecto.
Y, además, le da a María las mejores cartas para empezar una nueva partida.

María odia a Begoña con todas sus fuerzas así que ser la tutora legal de Julia es la mejor arma para destrozar a la amante de su marido. Eso sí, también debería reflexionar sobre su actitud. Es lógica su animadversión hacia Begoña, pero debería recordar que la verdadera traición fue de quien le juró amor eterno ante el altar mientras pensaba en otra.
María no quiere dejarles el camino libre a los amantes y ser accionista de la empresa le permite tejer una nueva alianza. Pedro Carpena es un perro de presa que sabe identificar un buen hueso y María le ha venido caída del cielo. Su apoyo lo consolida como director de Perfumerías De la Reina y, además, sigue vengándose de Andrés por la muerte de Mateo.

Y María también gana porque consigue su gran objetivo: impedir la nulidad matrimonial y seguir siendo la señora De la Reina.
Roser Tapias nos ha convencido en todos los estados de ánimo que ha vivido María. Dulce y enamorada. Decepcionada y angustiada. Derrotada y desolada. Fuerte y valiente. Decidida y empoderada.
¿Será María una digna heredera de Jesús? Sus primeros pasos muestran que ha sido una buena alumna en el arte de causar dolores de cabeza a los De la Reina, pero ¿llegará a superar al maestro?
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