NÚMERO DE SERIE
'Matadero': Claves del adictivo (y divertido) thriller con Pepe Viyuela
Cerdos que transportan droga, infidelidades, sicarios y chantajes varios ponen patas arriba un tranquilo pueblo castellano.'Matadero' mezcla el suspense, la acción y el humor negro, muy negro.
Publicidad
Una apuesta diferente
El año seriéfilo de Atresmedia comienza con la mejor de las apuestas posible. 'Matadero', un "thriller ibérico" –no sólo por los cerdos que participan de la trama si no por los personajes tan "nuestros" que lo habitan– consigue enredar al espectador en una desventura tras otra, las protagonizadas por los habitantes de Torrecillas, un tranquilo pueblo de Castilla (hasta es momento). Dirigida por Jordi Frades, y con un reparto coral encabezado por Pepe Viyuela (en un papel muy diferente al que nos tiene acostumbrados), la serie va desarrollando el efecto dominó que provocan una serie de asesinatos con el narcotráfico de fondo. Lo que más destaca de Matadero son las secuencias rodadas en exteriores y sin platós, y la promesa de que sus 10 episodios acabarán con un final cerrado.
Humor negro, muy negro
El punto macabro nace del matadero de cerdos donde se origina parte del suspense de la historia, con alguna que otra escena sanguinolenta (al menos en el primer episodio) que hará a más de uno apartar la mirada del televisor. Lo compensa con creces el cachondeo fino (producido por la temeridad y el miedo incontrolable) que se traen los propios habitantes del pueblo ante los brutales sucesos, inmersos en una inesperada relación con narcotraficantes de la peor calaña, que relacionan la parte más castellana de nuestro país con el contrabando gallego y la mafia portuguesa. En efecto, llegados a un punto –entre cerdos que transportan la droga, infidelidades, sicarios y chantajes varios– puede pasar cualquier cosa, y es esa espontaneidad lo que mantendrá al espectador enganchado a la trama para ver en qué acaba toda esta entretenida gincana de sucesos tragicómicos.
Personajes rocambolescos
Junto a la adictiva trama, un grupo de personas sobre las que la serie ofrece un efecto lupa, mujeres y hombres normales, a los que, de improviso, las circunstancias les van un pelín grandes y que reaccionan de manera impredecible. En este aspecto, 'Matadero' le da la vuelta a algunos referentes que rápidamente hace suyos. Bebe del cine torrentiano en el que abundan estereotipos como el facha, los rateros sin luces, el putero infiel, los machistas recalcitrantes… mezclándolo con una policía espabilada (muy al estilo 'Fargo', de los Coen) que se desenvuelve mejor que sus compañeros guardias civiles, esos mismos que desconfían de ella por ser mujer.
Lo mejor y lo peor
Visto el primer episodio, lo primero que una piensa es que Matadero es una serie muy masculina, en la que los personajes femeninos son "la mujer de" o "la amante de", excepto la joven policía. Ellos son los que mandan en el pueblo, así que 'Matadero', de primeras, huele a macho por los cuatro costados, a cadena de oro bajo una camisa sudada, a olor a mierda de cerdo, a bar de carretera (esa música machacona latina a todo volumen…). Pero quiero pensar que la dirección de la historia tomará otro cariz, cuando estos hombres con el agua al cuello contagien a sus señoras, que acabarán por cruzar la raya roja y ser igualmente partícipes del culebrón. Lo mejor es la broma continua con los fardos de la droga, que recuerda al cine más gamberro de los años 90, muy al estilo 'Airbag'. También cuenta con un par de matones inspirados en 'Pulp Fiction', pero vestidos de forma cutre como en 'Fargo', que interpretan de forma soberbia Ginés García Millán y Miguel de Lira. Cada vez que salen en escena sólo pienso en el potente spin-off que tendrían: la escena de la gasolinera es intensa y divertidísima.
Publicidad