NÚMERO DE SERIE
¿Por qué el impactante final de 'Heridas abiertas' es aún más terrorífico que el de la novela?
¿Cómo acabar la traumática historia de Camille, su madre Adora y su hermana Amma? 'Heridas abiertas'cierra el suspense en su octavo episodio sorprendiendo también a los aventajados lectores de la novela en la que se inspira. Aquí comento con spoilers por qué la ficción creada por Marti Noxon es aún más terrorífica que la novela de Gillian Flynn. Especialmente por la escena post-créditos. Y si necesitas saber más tras su final, estas son las 10 diferencias más sorprendentes entre 'Heridas abiertas' y la novela original que te aclararán mucho el final.
Publicidad
DESCUBRIENDO AL CULPABLE
Si algo ha sido la serie dirigida por Jean-Marc Vallée es un tour de forcé entre tres grandes actrices. Amy Adams, Patricia Clarkson y Eliza Scanlen han llegado juntas al episodio final para rematar con sus excelsas interpretaciones este desasosegante y sudoroso thriller, trufado de flashbacks luminosos, secuencias oníricas y relaciones enfermizas. Descartado el hermano de Natalie, un falso culpable para el espectador desde el mismo momento en el que lo conocemos (no puede ser tan "fácil") las miradas se centran en Adora, siempre de punta en blanco en su mansión, siempre tan perfecta, tratando a sus hijas como muñecas. Se le resistió Camille, de ahí que cuando la atiborra de veneno confiese la alegría que le produce que su rebelde Camille la necesitase por fin. Y reproche a su hija fallecida, Marian, despreciándola porque necesitaba "atención constante".
Si Adora siempre ha parecido un tanto creepy, lo es aún más cuando baña a Camille desnuda en la bañera; cuando recuerda cómo su madre la castigaba sin motivo, abandonándola en el bosque de noche. "Todos tenemos una mala infancia, hay que pasar página". El que fue abusado tiene más papeletas para ser abusador. Adora siempre fue la bruja del cuento. Para cuando la detienen por el asesinato de Marian dice que Camille, que ya sospechaba de ella y se deja hacer para conseguir la prueba definitiva, sufre un trastorno mental. Hasta en el juicio se declara inocente, pero qué va a decir esta mujer que sufre el síndrome de Munchausen. Todo parece cuadrar. Su marido Alan (Henry Czerny), siempre con la chaquetita sobre los hombros y esa música ensordecedora que parece aislarle de la cruda realidad, miente por su mujer al detective Willis (Chris Messina), que pilla la mentira al vuelo. ¿Qué Camille se ha ido con sus amigas, qué amigas? No sabemos el destino de Alan, pero bastante tiene con aguantarse a sí mismo. El detective Willis pide perdón a Camille. Es recíproco, aunque jamás se volverán a ver, por si quedaba alguna duda.
Camille decide acoger bajo su techo a Amma, víctima de su propia madre, superviviente gracias a la tolerancia que desarrolló durante años al veneno. Cuando una serie tan oscura y macabra no acaba de cuajar y muestra la felicidad aparente entre estas dos hermanas suenan las alarmas. La cámara se fija en la casita de muñecas de Amma antes de que la madre de la nueva amiga de Amma, Mae, exprese su preocupación a Camille porque su hija no aparece. Camille abre la casa y encuentra los dientes de las víctimas formando el suelo de la habitación de Adora. "No se lo digas a mamá", es lo que atina a murmurar Amma cuando es descubierta.
LA ESCENA TRAS LOS CRÉDITOS
¿Era Amma la asesina, por qué ocultaba los dientes, a quién mató y por qué? La anunciada escena post créditos (los críticos en EE UU adelantaron el final sorpresa) auguraba la respuesta a todas estas incógnitas. Sin embargo, esta inquietante secuencia, montada a ráfagas, muestra a Amma matando a tres chicas, dos de ellas junto a sus amigas. Ann, en el bosque, con el grupo vestido de blanco, como en un extraño ritual. Natalie, en su habitación, de ahí que encontrasen la sangre que incriminaba al hermano. La tercera víctima es su nueva amiga Mae, con Emma ya sola, tras el arresto de su madre, asfixiándola por la espalda mientras Mae se agarra desesperada a una valla. Esta secuencia también recuerda una escena anterior en la que la propia Amma bromeaba haciendo que se ahorcaba con una cuerda mientras patinaban juntas.
Esta escalofriante última imagen de'Heridas abiertas', la de Amma con la cara desencajada, llena de ira y satisfacción, da miedo. La joven es una asesina en serie, una psicópata con piel de cordero. Parece disfrutar matando con sus propias manos, quitándole la vida a aquellas chicas que le provocaban celos. Algunas pistas apuntaban a un desequilibrio mental, ése del que Adora culpaba a Camille, cuando lo que había criado bajo su techo era a una caprichosa criminal sin escrúpulos. Como ella.
El episodio había regalado algunas pistas sutiles. Ver a Amma medio drogada con el tocado de flores en la cabeza mientras se alegraba de que le pudiera caer la pena de muerte al supuesto asesino. Exclamando ante su vaso de leche de la cena, en un estado febril: "Soy Perséfone, la reina del inframundo. Cuando vuelve con los vivos ellos le tienen miedo”. Negándose a pedir la ayuda que le reclama exhausta Camille. “Tengo que seguir siendo su niñita". Y ya en el hospital cuando llama "capullo" al detective. Y tanto. Y Camille sin sospechar.
La secuencia post-créditos no responde a las preguntas que sí cierra la novela, pero es mucho más desconcertante e impactante a nivel visual y deja entrever sin necesidad de mayores explicaciones las motivaciones de una niña que sólo empatizaba con aquellas personas que la adoraban, como su madre, y que reconstruyó el suelo de aquella habitación prohibida con los dientes de aquellas sonrisas que le provocaban la nausea.
DIFERENCIAS CON LA NOVELA
La adaptación de Marti Noxon, artífice también de la notable 'Dietland', no cuenta más allá de ese momento en el que Amma es descubierta y sólo le importa que su madre Adora no se entere. Amma se declara así culpable, sin necesidad de que Camille confirme nada más. Sin embargo, la novela de Gillian Flynn desarrolla este momento, además del incierto futuro de esta chica.
En el libro, Camille descubre los dientes en la casita de muñecas cuando encuentran a Mae muerta, no antes como en la serie. Camille se mosquea con Amma, forcejean, lo que hace derribar la casita y que los dientes salgan volando. Camille se había asegurado de que su madre estuviese encarcelada para descartarla. Amma es arrestada, junto con las amigas (en la novela son tres en vez de dos) tras confirmar éstas su participación en los hechos. Camille visita a Amma en el centro juvenil, aunque a ella parece no importarle. Al igual que Amma visitaba a su madre en la cárcel entre lágrimas –algo que demuestra la delirante "mamitis" de esta niña–, Camille lo hace con su hermana en la novela. A pesar de todo, Camille siente pena por ella, algo que la lleva a autolesionarse de nuevo, aunque es ayudada por su jefe, Frank Curry (Miguel Sandoval).
En la novela, Curry se mantiene al margen de los hechos, ni acompaña al detective ni comparte ese momentazo final. "La echa de menos aunque gane las olimpiadas de la familia más jodida", le dice respecto a Amma. Es gratificante que en la serie el periodista lea en voz alta el artículo de Camille sobre los hechos y le dé la enhorabuena, ejerciendo el papel de ese padre que nunca tuvo. En la novela tampoco se descubre quién fue el padre de Camille, y de la agresión sexual que tantos flashbacks inquietantes (y engañosos) se muestran en la serie, la novela pasa muy por encima (de hecho, no hay flashbacks de aquello). El único pero que le pongo a la adaptación son estas pistas falsas. En resumen, la serie ‘Heridas abiertas’ ha sabido plasmar una historia bastante siniestra, dándole una pequeña vuelta para que los lectores de la novela se sintieran también satisfechos. A Camille le seguirá palpitando la piel, pero sus heridas abiertas por fin están cerradas.
Publicidad