TIENE UNA BUENA RAZÓN
Por qué Rhaenys es la única que no se arrodilla ante Rhaenyra cuando la declaran reina en 'La Casa del Dragón'
Si hay algo que nos ha demostrado 'La Casa del Dragón' es que el personaje de Rhaenys Targaryen siempre tiene razones para hacer lo que hace, y su reticencia a arrodillarse ante Rhaenyra también tiene una clara explicación.
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El1x10 de 'La Casa del Dragón' ha dejado claro dónde se colocan todas las piezas del ajedrez de cara a la guerra civil que se viene en la temporada 2, la Danza de Dragones.
La temporada del spin-off de 'Juego de Tronos' se ha despedido por todo lo alto consagrando el nuevo fenómeno y los fans aún tienen muchos detalles que repasar del aplaudido capítulo.
Más allá de la terrible muerte de Lucerys, o del desconcertante momento deDaemon agarrando del cuello a Rhaenyra, otra de las figuras protagonistas del episodio ha sido Rhaenys Targaryen.
La Reina que Nunca Fue es la encargada de avisar con premura a Rhaenyra de la muerte de su padre y la coronación de Aegon robando su trono. También deja claro queno quemó con su dragón a los usurpadorescuando tuvo la oportunidad porque no le correspondía a ella la decisión de desatar una guerra.
Esta sabiduría e inteligencia estratega es la misma que la señora de Marcaderiva ha demostrado toda la serie, pero en el último capítulo ha llamado aún más la atención al ser la única que no se arrodilla ante Rhaenyra cuando es coronada por Daemon con la corona de su padre y todos le rinden lealtad. Rhaenys no se arrodilla, pero durante todo el episodio somos testigos de las sonrisas que no puede evitar al ver a una mujer finalmente en el trono, aunque no pudiera ser ella.
Cuando por fin puede reunirse con su marido, Lord Corlys, entendemos que ella no estaba en la posición de jurar lealtad a ningún bando pues la Casa y la flota responden ante su esposo. Pero pronto queda claro que ella tiene intención de apoyar a Rhaenyra y que se ha ganado su respeto mostrando contención mientras "todos esos hombres la quieren empujar a la guerra".
Es entonces cuando los Velaryon reafirman su juramento a la reina Rhaenyra y ponen su poderosa flota a su servicio. Incluso Rhaenys se ofrece a patrullar con su propio dragón para asegurar el control del mar que han conquistado, con una sonrisa muy cómplice a Rhaenyra, que no puede esconder su alivio de tenerlos de su lado.
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