BETTY VE TELENOVELAS
¿Por qué vamos a echar de menos a Ender y Yildiz, las grandes divas de Pecado original?
Ha llegado el momento más triste para todos los fieles espectadores de Pecado original. Ha llegado el momento de decir adiós a los personajes que nos han acompañado cada tarde. Ha llegado el momento de decir adiós a Ender y Yildiz, las grandes divas de esta serie.
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Las tardes del último año y medio han estado marcadas por nuestro viaje diario a Estambul para ser testigos privilegiados de lo que sucedía en el interior (y en las impresionantes terrazas) de las lujosas mansiones que están en la ribera del Bósforo. Hemos asistido a innumerables bodas y a sus consiguientes divorcios, a incontables discusiones y a sus respectivas reconciliaciones, a surrealistas aventuras, a victorias y derrotas. En definitiva, hemos sido los fieles compañeros de las vicisitudes vitales de un grupo de personajes tan variopinto como interesante, donde Ender y Yildiz han ejercido como maestras de ceremonias.
Yildiz, una cenicienta del siglo XXI
A Yildiz (Eda Ece) la conocimos como la humilde recepcionista de un restaurante que soñaba con ser una de esas damas elegantes a las que les colgaba los abrigos. Y precisamente una de esas ilustres señoras fue quien, cual hada madrina, la introdujo en el estatus social de sus sueños.
Yildiz creyó todos sus problemas quedaban solucionados con su boda con Halit. Creyó que el apellido Argun era un seguro para la felicidad y la despreocupación. Creyó que su vida sería como la de una princesa, con corona y todo.
Pero pronto comprendió que, aunque ayuda mucho, el dinero no da la felicidad. O al menos, no con un hombre egoísta y misógino que primero pensaba en él, después pensaba en él y a continuación seguía pensando en él.
Así, poco a poco, fuimos conociendo a una nueva Yildiz. Pasamos de la Yildiz sumisa que intentaba adaptarse a lo que se suponía que tenía que ser la señora Argun y que soportaba la presencia de su antecesora en su casa a una Yildiz fuerte y decidida que llegaba en el momento justo para dinamitar la fiesta de compromiso de su todavía marido con otro o a una Yildiz estratega y vengativa que pone en ridículo a su siguiente marido y su amante en público.
La vida de Yildiz ha sido una auténtica montaña rusa emocional. La hemos visto encantada de la vida y la hemos visto triste y deprimida. La hemos visto disfrutar de grandes mansiones y vivir en minúsculas casas de barrio. La hemos visto enamorada y la hemos visto desilusionada. La hemos visto planeando incontables jugarretas y siendo víctima de otras tantas.
A estas alturas, solo cabe preguntarnos si era más feliz aquella muchacha que compartía piso con su hermana o esta mujer que toma café frente al Bósforo. Ha habido momentos muy duros como la desaparición de Halitcan o la traición de Çagatay, pero, en conjunto, Yildiz siempre ha sabido encarar los problemas con la mayor de las sonrisas y la mejor de las actitudes. Por eso siempre se ha levantado y ha salido indemne de todos los problemas que ha afrontado. Porque, aparte de su incuestionable agilidad mental para inventar excusas en las situaciones más incómodas, Yildiz ha contado con la suerte de no estar nunca sola. Siempre ha tenido una red de apoyo que la ha acompañado en los buenos y en los malos momentos como Zeynep, Asuman, Emir y Ender.
Ender, la víbora más querida
En cuanto a Ender (Sevval Sam), ha sido un personaje tan rico en aristas que ha conseguido ser la más odiada y, también, la más querida.
A Ender la hemos admirado por su inabarcable armario. La hemos odiado por su capacidad para hacer el mal a todos cuantos se interpusiesen en su camino. La hemos adorado cuando la hemos visto en momentos de gran vulnerabilidad.
Pero, sin duda, el gran encanto de Ender es que era impredecible. Cuando era la mayor víbora de la serie, era capaz de sorprendernos con una buena obra que nos descolocaba por completo. ¿Recordamos cómo se esforzó por localizar a Halitcan cuando el bebé había desaparecido?
Eso sí, donde Ender era verdaderamente brillante era desarrollando estrategias para obtener el mayor beneficio posible. De hecho, a estas alturas aún nos estamos recuperando de la impresión de verla casada con Alihan.
Ender es, sin duda, una gran superviviente. Al margen de haber logrado recuperarse del ictus que sufrió tras ser agredida por su propio hijo, Ender ha conseguido sobrevivir en el mundo de los ricos y famosos. Fueron varias las veces que se vio en la ruina, pero siempre encontró la manera de regresar más fuerte, más rica y más poderosa. Porque Ender no es de las que se queda llorando en el sofá comiendo chocolate. No. Ender se pinta los labios, se hace la raya del ojo, se calza sus tacones más altos, se pone el vestido más vistoso y el abrigo más estiloso y sale a la calle con la cabeza bien alta y el cerebro bien cargado de ideas para demostrarles a todos quién es la reina.
El gran hándicap de Ender es que la suerte que ha tenido en los negocios no le ha acompañado en el amor. Su matrimonio con Halit terminó en desastre. Sus bodas con Alihan y Dogan fueron un mero trámite para sus planes. Solo con Kaya fue feliz porque, probablemente, en toda su vida solo estuvo enamorada de Kaya.
Precisamente fue durante ese matrimonio cuando vimos a la Ender más dulce, cariñosa y tierna. De hecho, hasta creímos que había cambiado y que la ambición no era la emoción más importante de su vida. Nos equivocamos, pero tuvo la suerte de que Kaya era un gran hombre capaz de perdonarlo casi todo. Por eso nos enfadó que rompieran por una maniobra de Sahika y, por eso, nunca entenderemos que no funcionara la segunda oportunidad que se dieron.
Una ami-enemistad inolvidable
En cuanto a la relación de Ender y Yildiz, podría decirse que ha sido la relación amor-odio por excelencia. Se han odiado y se han querido alternativa y simultáneamente. Han sido tanto las peores enemigas como las mejores amigas así como inseparables compañeras.
Yildiz y Ender, Ender y Yildiz, han sido dos elementos indisolubles de esta historia. Sus luchas de poder nos mantenían pegados a la pantalla porque queríamos saber quién ganaba cada duelo, quién era capaz de desarrollar el plan más insospechado, quién ideaba la mayor fechoría, quién causaba mayor daño. En este punto, casi podríamos hablar de un empate.
Pero, al mismo tiempo, siempre han estado la una para la otra cuando era necesario. Cuando los problemas eran verdaderamente graves, su amistad prevalecía. Es más, los planes más ingeniosos han sido los que han puesto en marcha como equipo.
Además, ambas han compartido el objetivo de mantener su estatus económico y social a toda costa. Y, para ello, no han dudado, incluso, en intercambiarse maridos. Halit se casó con una, después con la otra y a continuación con la primera otra vez. Justo lo mismo que hizo Dogan tiempo después.
Los maridos han ido pasando, pero lo que siempre ha quedado, al margen de sus inevitables discusiones, es la amistad de dos mujeres valientes, decididas, independientes y empoderadas.
Los colaboradores necesarios
Pero en esta serie ha habido otros muchos personajes que han sido también claves para que no nos perdiéramos ni media secuencia. Es prácticamente imposible recordarlos a todos, pero vamos a intentarlo con los más representativos.
Ya hemos comentado que Halit fue un marido bastante lamentable y, además, tampoco brilló en su faceta como padre. Nunca le oímos decir nada bueno de Zhera, con Lila fue más atento (hasta que se ennovió con Yigit y cayó en desgracia) y a Erim lo malcrió en exceso. Nuestra pequeña gran victoria fue ver al gran hombre convertido en un juguete a manos de Sahika y los días en los que no tenía ni una lira en el bolsillo llegando a vivir de la caridad de la mujer a la que tanto daño había hecho.
También hay que hablar de la pareja más romántica de la serie, aquella que nos hizo creer que era posible enamorarse de verdad y ser felices hasta que la burbuja explotó. Siempre recordaremos los buenos momentos que vivimos con Alihan y Zeynep y nunca entenderemos qué les pasó. De hecho, el regreso de Zeynep nos deja un sabor agridulce porque, además de la ruptura de #ZeyAl, nos queda la sensación de que era totalmente innecesaria para el desarrollo de la trama.
Hemos definido a Ender como una víbora y lo cierto es que ha tenido pocas rivales a su altura, salvo una: Sahika, quien no dudaba en hacer todo lo que hiciera falta, fuese lo que fuese, con tal de salirse con la suya desde envenenar a un adolescente a matar a alguien para convertirse en su viuda post-mortem. Siempre nos preguntaremos cómo era posible que la mayor villana de la serie fuese hermana del gran caballero de la misma serie (Kaya).
En cuanto a Çagatay, fue durante mucho tiempo el mejor de los maridos de Yildiz, pero su infidelidad con Kumru borró por completo esa imagen, aunque siempre lo recordaremos como un buen padre para Halitcan.
Su sucesor, Dogan, es una extraña combinación de luces y sombras. Se esforzó por recuperar el amor de Yildiz, pero siempre nos creará cierto resquemor su actitud un tanto intransigente con Kumru y su extraña relación con Julia, sin olvidar su implicación en la muerte de Çagatay.
Y, por supuesto, hay que hablar de los siempre leales escuderos de las protagonistas. De Asuman y su afán por consolidar un buen futuro para sus hijas. De Emir y su amistad incondicional hacia las Yilmaz. De Caner y su gran habilidad para ser un gran amigo de Yildiz y el mejor servidor de Ender. De Aysel y su eterna disponibilidad.
Sin duda, habría mucho más que comentar sobre esta gran serie. Sobre la capacidad de los guionistas para sorprendernos con giros de guion totalmente inesperados. Sobre su habilidad para combinar los momentos más dramáticos con las situaciones más surrealistas. Sobre un elenco que ha conseguido hacer creíbles unos personajes con innumerables matices. La sonrisa de Eda Ece era capaz de mostrar seducción, nerviosismo, felicidad o angustia y los ojos y las manos de Sevval Sam eran la pista inequívoca de que algo iba a pasar (y no precisamente bueno).
En definitiva, con Pecado original nos hemos enfadado, hemos llorado, hemos reído, nos hemos emocionado… Con el paso del tiempo quizá haya detalles que vayamos olvidando o quizá recuperemos otros que nos habían pasado desapercibidos, pero lo que es seguro es que siempre recordaremos que Yildiz, Ender, Caner, Emir y todos y cada uno de los personajes que han pasado por esta serie han sido grandes compañeros para nuestras tardes. Ahora solo queda darles las gracias por los buenos momentos compartidos y, como diría Ender Çelebi, bye bye, pecadores.
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