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Silvia Navarro, Gabriel Soto y otras razones para 'Caer en tentación'
Era una de las telenovelas más esperadas en Nova y su estreno no ha defraudado. 'Caer en tentación' cuenta con todos los elementos para captar la atención y el interés de la audiencia: un elenco de lujo, una historia apasionante y una trama donde nada es lo que parece.
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Silvia Navarro, la apabullante Raquel
A estas alturas decir que Silvia Navarro es una de las grandes estrellas del género es una obviedad. Su brillante carrera habla de su buen hacer y de la especial relación que ha establecido con el público. Y su interpretación de Raquel parece que no va a romper esa conexión.
Raquel tiene el don de no pasar desapercibida. Tiene una personalidad tan intensa, tan arrolladora, tan abrumadora, que, justo es decirlo, por momentos resulta algo apabullante. Raquel es todo energía. Parece incansable, inagotable.
De hecho, no ceja en su empeño de conseguir pagar de algún modo el destrozo en la camioneta de Santiago y tampoco acepta un no a su invitación para cenar a los Alvarado Rivas.
Raquel tiene su percepción de la vida y no duda en transmitirla a todos cuantos la rodean. Esto tiene el lado positivo de que puede ser un apoyo incondicional, pero tiene la contrapartida de que, tal vez, le cueste escuchar a los demás. Por ahora Raquel solo se ha escuchado a sí misma y no ha prestado demasiada atención a las opiniones o intereses de los demás. Eso sí, todo parece indicar que esa actitud es más propia de un terco y obcecado buenismo que de una intencionalidad perversa. Raquel quiere ayudar sinceramente y, desde luego, su intención no es ni humillar ni menospreciar.
Es más, Raquel está tan absorta en su burbuja que no ve lo que sucede a su alrededor. Tuvo un ligero momento de lucidez cuando vio la mirada entre su marido y Carolina, pero pronto volvió a su mundo ideal. Tal vez porque no era capaz de imaginar que aquella breve percepción tenía más peso del que creía. Y, para rematar, Raquel parece empeñada en actuar de inconsciente “celestina” entre Damián y Carolina. Provoca su segundo encuentro, su primera cena, su primer baile…
Ahora la burbuja le ha estallado en la cara. No solo tiene a su marido en la cama de un hospital sin saber si se recuperará o no, sino que, además, debe lidiar con la verdad de saberse una mujer engañada.
Pero si recuperamos sus primeros pasos en esta historia, vemos que está llorando ¿es porque ha descubierto la traición de su marido? y que agarra el teléfono con fuerza, ¿qué llamada esperaba? ¿Es Raquel la víctima de esta historia o nos está ocultando algo?
Gabriel Soto, el seductor Damián
Si nos quedamos con la primera impresión que nos causa Damián, tendríamos que decir que es el galán por antonomasia que aprovecha la primera oportunidad que se le presenta para seducir a la chica. Ahora bien, hay que reconocerle la originalidad de sustituir los tradicionales bombones o convencionales flores por un surtido de pastas como regalo de conquista.
El problema de esa icónica situación surge cuando conocemos a Raquel y comprobamos que tiene lo que podría calificarse como una mujer ideal. Y, aunque Damián no da un paso frontal, claro y evidente, no cabe ninguna duda de que Carolina le gusta, le atrae.
Tal vez lo que suceda es que Carolina es la antítesis de Raquel. No es tan extrovertida, ni tan enérgica, ni tan apabullante… O simplemente haya sucedido algo tan simple como que se haya enamorado de otra mujer.
De lo que no hay duda es de que hay una química muy especial entre ellos. Es más, en las escenas que han compartido Gabriel Soto y Adriana Louvier no podemos evitar retrotraernos unos años atrás para recordar a Max y María Dolores (‘Yo no creo en los hombres’).
Entonces, ¿es Damián el malo de esta historia? Es demasiado pronto para algo así. Poco antes de tener el accidente, lo vemos enamorado de Carolina, ¿es un mal marido que engaña a su mujer sin miramientos o será simplemente la víctima de un matrimonio que ya no funciona?
Sea como fuere, lo que queda demostrado es la enorme evolución que ha sufrido Gabriel Soto en todos estos años. Se confirma como uno de los galanes más destacados de su generación, muy lejos ya de aquel modelo que hacía sus pinitos en el mundo del espectáculo en el grupo Kairo.
Carolina y Santiago, un matrimonio en apuros
En casa de los Becker, a priori, todo parece ir bien, salvo por las dudas que nos genera Damián ¿su coqueteo es un modus operandi habitual o es la primera vez que actúa de esa manera?
Sin embargo, en el caso de los Alvarado Rivas, su casa parece una olla a presión a punto de explotar. A sus evidentes problemas financieros, se une su absoluta falta de comunicación y conexión. Carolina quiere trabajar, pero Santiago se niega en rotundo. Carolina no es feliz, pero Santiago no lo ve.
Y en medio de esa situación donde la sintonía ya se ha perdido, la irrupción de Damián solo es gasolina. Carolina vuelve a sentirse halagada. Aunque aún no conocemos el desarrollo, el desenlace ya lo conocemos.
Además, esta pareja cuenta con el aliciente de confirmar el buen hacer de Adriana Louvier y de descubrir a Carlos Ferro en un papel con mucho mayor protagonismo del que había tenido en sus anteriores trabajos.
La historia de una infidelidad
Pero si los sentimientos parecemos tenerlos claros, aun sin saber cómo se han gestado, hay demasiadas cosas que aún no sabemos.
Hemos visto los primeros cruces de miradas entre Damián y Carolina y sabemos que han llegado a establecer una relación, pero ¿qué ha pasado entre uno y otro punto? ¿Ha sido una pasión incontrolable que se ha desarrollado a velocidad de vértigo? O, por el contrario, ¿han intentado respetar sus respectivos matrimonios y han luchado contra sus sentimientos? ¿Qué papel han jugado sus respectivas parejas? ¿Han tenido alguna sospecha o han vivido en la completa inopia?
Por otro lado, en el caso de Raquel y Santiago su relación no ha empezado precisamente con buen pie, pero en el universo telenovelero su primer encuentro encaja perfectamente en uno de los tópicos más arraigados: el accidente de coche. Por ahora, sin embargo, su relación es bastante distante. Raquel es todo voluntad y Santiago es todo orgullo.
Pero, ¿qué sucederá ahora que han descubierto la verdad? ¿Se culparán el uno al otro por no haberse dado cuenta de lo que sucedía con sus respectivas parejas? ¿Estrecharán su relación buscando una explicación a lo sucedido?
Precisamente el cruce de relaciones entre estos cuatro personajes es una de las claves del interés que despierta esta historia. Es casi imposible establecer los tradicionales arquetipos. ¿Quién es la heroína protagonista? ¿La Raquel engañada o la Carolina enamorada? ¿Quién ostenta el rol de galán? ¿El Damián infiel o el Santiago desesperado? ¿Es Carolina la villana que le quita el marido a Raquel o es Raquel el obstáculo que impide la felicidad de Carolina? ¿Quién es el malo oficial? ¿El Damián que le quita la mujer a Carolina o el Santiago que no escucha a su esposa?
Apenas acabamos de empezar esta historia, pero el hecho de que no podamos prever ya desde el principio qué lugar ocupa cada personaje en la trama es un aliciente incuestionable para seguir cada uno de los pasos de este cuarteto donde los sentimientos bailan sin saber muy bien a qué ritmo.
Y, además, no podemos perder de vista la gran duda que nos ha dejado este arranque.
Ya hemos tenido el spoiler de que Damián y Carolina tienen una relación. Ya sabemos que Damián está grave en el hospital. Pero ¿dónde está Carolina? ¿Salió por su propio pie del coche o alguien la ayudó?
Pero, sobre todo, ¿fue un accidente? ¿Tendrá razón la madre de Damián y ha sido provocado? Si es así, ¿quién ha sido? ¿El socio primo de Damián que hacía ingeniería contable con los números? ¿La Raquel que llegó bañada en lágrimas a su casa la noche del accidente? ¿El Santiago nervioso e inquieto que pagó a no sabemos quién por hacer no sabemos qué?
En definitiva, aunque hemos empezado por el presunto final, aún nos queda mucho por saber del camino recorrido hasta llegar a este punto y, sobre todo, tenemos que dar respuesta a numerosas preguntas y comprobar qué va a suceder ahora que el gran secreto ha salido a la luz.
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