CON PEDRO PASCAL Y BELLA RAMSEY
'The Last of Us', un amargo final feliz para una formidable temporada
La serie de HBO se ha despedido con su noveno episodio, cargado de emociones, intensidad y acción. Afortunadamente, está renovada para otra temporada, aunque este podría ser un final perfecto para la historia. ¡Cuidado hay spoilers!
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'The Last of Us' ha llegado a su fin proclamando que, en efecto, era algo más que otra serie de zombis pero más cara que otras. El sello de HBO y de su creador, Craig Mazin ('Chernobyl'), no eran baladí. Si bien su arranque no nos pareció excesivamente novedoso cuando lo comentamos, el devenir de esta primera temporada ha mostrado que la virtud de esta propuesta estaba en el desarrollo de sus personajes más que la originalidad de la premisa o en los giros de trama y el último episodio ha sido capaz de cerrar por todo lo alto. Incluso, ofreciendo un equilibrio bastante difícil para contentar tanto a los espectadores que seguían la serie por el drama humano de los dos protagonistas como para esos otros que reclamaban más acción, tiros y bichos. Bueno, bichos ha habido pocos en toda la temporada, pero no se han echado mucho de menos.
Después del traumático episodio anterior en el que Ellie tuvo que matar a David para defenderse, vemos a la joven muy afectada por la situación. Quizás sea esa la única razón por la que se encuentra cabizbaja o haya más penas rondando su mente, no lo sabemos, pero la actuación de Bella Ramsey nos deja claro que bien no está. Por el contrario, Joel está sorprendentemente optimista, como si la dinámica entre ambos se hubiese girado. Como veremos en el episodio, la coraza que tenía ha caído finalmente y ya no existe la distancia que imponía entre su compañera y él. Al personaje de Pedro Pascal le toca ahora tirar del carro emocionalmente y tratar de sembrar lo que ahora necesitan, y que se convierte en el tema central del episodio, la esperanza.
Esto está bellamente construido con la escena de la jirafa, en la que Ellie vuelve momentáneamente a ser una niña y Joel la mira con ojos tiernos mientras le dan de comer. Es un pequeño oasisentre la situación dramática de la que vienen y la que se cierne sobre ellos. También está la esperanza en mirar hacia el futuro, que para Joel reside en Ellie, en volver a hablar de Sarah desde el cariño del recuerdo y no solo desde el dolor (de hecho, hasta ahora era tema tabú) e, incluso, en abrirse revelando su intento de suicidio. La enseñanza, aunque no se verbalice, le llega a Ellie tanto como a nosotros: incluso cuando crees que no hay nada más, puede haber un rayo de luz, se puede salir adelante y, eventualmente, volver a encontrar una razón para continuar.
Pero mientras que para Joel el motor ahora es Ellie, para la joven hay un fuerte sentido de propósito en la vida: podría aceptar la propuesta de su compañero de abandonar la misión y retirarse a vivir en paz, pero antes debe cumplir el que cree que es su cometido. Dicho por ella, después de todo lo que ha pasado, tiene que valer para algo. Ahí se incluye lo de Silver Lake, la muerte de Tess, lo de Sam y Henry y, por supuesto, lo de Riley. No sabemos si también le pesa la muerte de su madre, porque desconocemos si Ellie sabe tanto como nosotros hemos descubierto en este episodio. Lo importante es que, de algún modo, la protagonista siente el peso de su destino. Y Joel lo sabe, lo que será determinante para el acto final.
Esa conversación antes de que sean atacados por los Luciérnagas, aunque no se funda en un abrazo que como espectadores nos gusta ver, sería un final feliz si el episodio cerrase ahí. No obstante, faltaba una traca final que nos deja con un sabor de boca muy amargo. Y no porque no sobrevivan los dos protagonistas, que lo hacen, sino por lo que supondrá emocionalmente para ellos. Ante el plan de los Luciérnagas de matar a Ellie para intentar crear una cura, Joel no puede hacer otra cosa que ponerse en modo sangre fría y matar a todos los que se pongan en medio entre la niña él. Incluso si se han rendido con las manos en alto. Vuelve la oscuridad del hombre al que veíamos sonreír al principio del episodio; esa de la que quería separarse su hermano Tommy. Está condenado a volver a cometer atrocidades para sobrevivir en este mundo. El mundo que, de algún modo, se ha negado a salvar.
Porque la decisión de Joel de este cierre de 'The Last of Us' va más allá de lo instintivo y primario, que es salvar a Ellie. No solo deja un reguero de muerte tras de sí, sino que debe matar a Marlene, amiga de la madre de Ellie y quien la protegió durante mucho tiempo, y también la esperanza de salvar a la humanidad intentando encontrar la cura del cordyceps en las células de su cerebro. Y, un paso más allá, debe de tomar su determinación sin permitir a Ellie elegir por sí misma. Como Marlene le dice, si Ellie no estuviese dormida y tuviese que escoger, muy probablemente se sacrificaría. Es algo que no sabemos, pero por lo que la conocemos sospechamos que es cierto. Marlene representa una dolorosa racionalidad y Joel una dolorosa visceralidad; cada espectador elegirá quién tiene más razón, si uno, los dos o ninguno.
Pero lo que parece claro es que Joel es consciente de que su decisión ni es fácil ni es, a muchos niveles, defendible. Por eso no puede justificarla ante Ellie y debe optar por el camino de la mentira. Y eso hace tan amargo este final: si por fin habíamos llegado a un punto donde Joel y Ellie podían ser verdaderos el uno con el otro, hablando incluso de Sarah y Riley, surge una nueva distancia entre ellos. Aunque sea una bastada en una farsa que Joel crea para proteger a Ellie de otros y, quizás de sí misma (por ese miedo a que si supiese la verdad, decidiese inmolarse). Sospechamos que Ellie no cree del todo, pero no alcanzamos a ver las consecuencias de esta herida entre ambos, que podría infectarse o sanar con el tiempo.
Nos corresponde a nosotros llenar ese hueco, al menos de momento, hasta que llegue la temporada 2 de la serie. Mientras, nos queda el eco de eso que dijo Marlene poco antes de morir y que sonaba casi como una profecía: que este mundo es como es y que Joel no puede proteger a Ellie para siempre. Y aunque queremos pensar que se equivoca, probablemente no sea así.
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